La Soberana Orden Hospitalaria y Militar de Malta
Gerardo de Tenque (+1120), fue el primero de 16 santos y beatos de la Orden elevados a los altares. Sus seguidores fueron conocidos como los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 4 de noviembre de 2011 a las 05:00 hrs.
Por Isidoro Vázquez de Acuña*
La próxima visita de estado de Su Alteza Eminentísima Frey Matthew Festing, 79° Gran Maestre, quien arriba este domingo a Santiago, provocará sin duda una serie de preguntas debido a la condición dentro del derecho internacional de la más antigua institución hospitalaria del mundo. En efecto, su historia pluricentenaria se remonta a 1048, cuando unos ricos comerciantes y navieros de la república italiana de Amalfi y del Principado de Salerno, movidos por la gracia de Dios, obtuvieron del califa de Egipto Mustafer Billac autorización para instalar en Jerusalén una hospedería que asistiese a los peregrinos cristianos que acudían a visitar el Santo Sepulcro. Aquel parador, con iglesia y convento, fue instalado en un solar que la tradición señalaba como el sitio donde había vivido San Juan Bautista y su familia. Se encargó de la dirección de esta cofradía Gerardo de Tenque (+ 1120), más tarde primero de 16 santos y beatos de la Orden elevados a los altares. Pronto sus seguidores fueron conocidos como los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, cuyo número aumentó por reclutamiento practicado en toda la cristiandad. Como una concomitancia entre los fundadores amalfitanos y los súbditos de Salerno en lo hospitalario conviene no olvidar que en aquel puerto existió la Schola Medica Salernitana que fue la universidad de medicina más célebre y antigua de Europa. Después de la conquista de la ciudad santa por Godofredo de Bouillon, Duque de Baja Lorena en 1099, durante la primera cruzada, los hospitalarios se militarizaron para la protección de los peregrinos, actuando junto a otras órdenes religioso-militares que allí nacieron como las del Temple y del Santo Sepulcro. Tan extraordinarios fueron sus servicios asistenciales y militares en Siria y Palestina, que el papa Pascual II fijó su regla mediante la bula Piae Postulatio Voluntatis de 15 de febrero de 1113, espaldarazo que consagró a la Orden Hospitalaria de San Juan poniéndola bajo la protección de la Santa Sede, junto a la confirmación otorgada siete años después por Calixto II el 13 de julio de 1120 que amplió aquel privilegio, como lo hicieron muchos de sus sucesores. El Beato Gerardo, fue sucedido por Frey Raymond du Puy, primero en denominarse Maestre, quien introdujo la primera regla, basada en la de los benedictinos, y adoptó la cruz blanca octogonal, símbolo de las bienaventuranzas, como insignia de la Orden, tomándola, sin duda, de la misma cruz que usaba como uno de los elementos de su blasón la República de Amalfi. La Orden se expandió por Europa adquiriendo una condición supranacional.
Perdida Jerusalén en 1187 los caballeros se instalaron en San Juan de Acre y cuando esa ciudad sucumbió a los embates islámicos en 1291, los supervivientes se mudaron provisoriamente a la isla de Chipre y luego en 1310 conquistaron la de Rodas, que era del Imperio de Bizancio, convirtiéndose pronto en una de las potencias navales del Mediterráneo. Los caballeros, provenientes de toda la cristiandad, se agruparon a principios del siglo XIV en siete “Lenguas”: Provenza, Auvernia, Francia, Italia, Aragón (y Navarra), Inglaterra (con Escocia e Irlanda) y Alemania. Allí se fijaron con mayor rigor las exigencias de castidad, pobreza y obediencia. Sus componentes estaban divididos en caballeros de justicia, sirvientes de armas o escuderos y capellanes. Los primeros constituían el cuerpo combatiente, reclutado entre las más nobles familias europeas, exigiéndose desde entonces pruebas de nobleza suplementarias, pues antes bastaba con la notoriedad del postulante. Por cierto, de extrema importancia fue la capacidad militar y condición moral de los donados, llamados así porque gracias al alto prestigio de la Orden las familias solicitaban plaza para sus hijos desde el nacimiento. A los caballeros de justicia se agregaron poco a poco los caballeros de gracia, cuyas calidades principalmente militares honraba el Gran Maestre ennobleciéndolos con la acolada. En las postrimerías del siglo XVIII se instituyeron los caballeros de honor y devoción, dispensados de la mayor parte de los votos y en el siglo XX los de gracia y devoción, que por carencia de algunos de los requisitos no podían incluirse entre aquellos. El elemento femenino no fue desdeñado y existieron monjas comendadoras desde el siglo XII, contemplativas y de clausura, para sumarse en el futuro a las actividades caritativas y hospitalarias las Damas de Honor y Devoción, de Gracia y Devoción y de Gracia Magistral. En 1462 Castilla y Portugal se separaron de la Lengua de Aragón y formaron la octava Lengua. Cada una se componía de grandes prioratos, prioratos, bailías y encomiendas.
Asediada cinco veces la isla de Rodas por los turcos, fue finalmente expulsada de ella la Orden en 1523 por el sultán Solimán el Magnífico, con todos los honores, después de un sitio que duró seis meses. Los llamados caballeros de Rodas con su gran maestre y príncipe de Rodas quedaron durante siete años sin territorio, aunque conservando la soberanía en el exilio, hasta que el emperador Carlos V, en su condición de rey de Sicilia les otorgó a los Hospitalarios de San Juan como feudo soberano las islas de Malta, Gozo y Comino, así como Trípoli en el norte de Africa. El 26 de octubre de 1530 el gran maestre Frey Philippe Villiers de l´Isle-Adam con la aprobación del papa Clemente VII tomó posesión. Los caballeros debían enviar anualmente como tributo un halcón al Emperador, como Rey de Sicilia, y después a sus sucesores. Desde entonces empezó a conocerse como Orden de Malta.
El poder naval de la Orden sirvió de permanente contención a las ambiciones de penetración del Imperio Otomano. En 1565 resistiendo un fuerte asedio de los turcos a Malta, con grandes pérdidas y no menor heroísmo, marcaron los caballeros el comienzo de la declinación naval otomana en el Mediterráneo. Un año después se puso la primera piedra de la ciudad de La Valletta, que es famosa por su trazado urbano y sus fortificaciones que la hacían inexpugnable. Ello se unió a la participación de los sanjuanistas en la batalla naval de Lepanto en 1571, en que el poder turco quedó definitivamente aplastado.
Pero no solamente se dedicó la Orden a lo naval militar sino paralelamente a la labor hospitalaria, que es la que prima en la actualidad. Tuvo además de su hospital en Jerusalén, otros en Acre, Chipre, Rodas y Malta, donde fue famosa su Enfermería y Escuela de Medicina fundada en 1664, la que en 1769 fue parte de la Universidad de La Valletta, donde además se estudiaba navegación y matemáticas.
Las riquezas y poder de la Orden de Malta aumentó en toda Europa, aunque sufrió la merma durante la Reforma de algunos prioratos que se independizaron tomando la obediencia protestante. La Revolución Francesa tuvo graves consecuencias porque un buen número de sus caballeros era de tal nacionalidad, incautándose el gobierno republicano de bienes de la Orden y de sus caballeros. También roces de tipo nacionalista entre sanjuanistas debilitó la cohesión. La protección ofrecida por el Zar de Rusia Pablo I no alcanzó a firmarse, llegando los documentos al conocimiento de Bonaparte por una coincidencia infortunada. En 1798 cuando este general navegaba hacia Egipto, se apoderó de Malta, sin respetar la neutralidad, y rapiñando lo que pudo expulsó al Príncipe Gran Maestre y a los caballeros que opusieron escasa resistencia, debido a la obligación de no atacar a otros cristianos. Los franceses, que llegaron como libertadores concitaron rápidamente el odio de toda la población, que los expulsó con la colaboración del reino de Nápoles y Sicilia y la armada de Lord Nelson. En el Tratado de Amiens firmado en 1802, se acordó la devolución del archipiélago maltés a la Soberana Orden, el cual no se cumplió. En el Tratado de París de 1814 quedó el archipiélago definitivamente para Gran Bretaña, logrando su independencia en un proceso que duró entre 1964 y 1979. En 1834 la Orden, después de una peregrinación de su Convento, instaló su capitalidad en Roma en el Palacio de Malta, antigua residencia de su representación diplomática ante la Santa Sede, situada en la Vía dei Condotti 68, y en una villa del monte Aventino, espacios que gozan de extraterritorialidad. Después de la prolongada crisis vivida por los sanjuanistas, la última mitad del siglo XX significó una recuperación substancial de su importancia: Aumentó el número de sus caballeros, damas, donados y colaboradores en su servicio hospitalario. A comienzos del siglo XXI el número de sus miembros sobrepasa los 13.000; sus colaboradores estables alcanzan los 100 mil; médicos y paramédicos rebasan los 11.000; en 120 países los malteses ejecutan labores hospitalarias; 104 estados tienen con la Orden relaciones diplomáticas; con seis mantiene relaciones oficiales; posee 18 observadores permanentes en organismos internacionales y tiene un embajador ante la Organización de las Naciones Unidas donde posee misiones permanentes de observación ante sus agencias especializadas, así como respecto a organismos internacionales de primera magnitud. La Orden es un ente independiente y soberano, tiene su propio ordenamiento jurídico, expide pasaportes, emite sellos, acuña moneda y da vida a los organismos públicos melitenses dotados de personalidad jurídica autónoma. La Orden de Malta es neutral, imparcial y apolítica. Estas características la hacen particularmente apta para intervenir como mediadora entre los Estados. (Sitio web oficial: www.orderofmalta.int).
Gracias a la simpatía que gozaba la Soberana y Militar Orden de Malta entre varios importantes personajes chilenos, así Don Tobías Barros Ortiz, Embajador que había sido de Chile en Italia, luego ministro de Relaciones Exteriores del gobierno del general Don Carlos Ibáñez del Campo, le propuso a este presidente establecer relaciones diplomáticas con esta noble, católica y antigua institución caballeresca, lo que fue aceptado por el mandatario. En efecto, después de establecerse el reconocimiento en 1955, presentó sus cartas credenciales el 27 de febrero del año siguiente en calidad de ministro plenipotenciario el Conde Johannes Bernard von Welczec, ascendiéndose la misión a Embajada poco después. La actual embajadora es Alexandra de Habsburgo, a la vez presidente de la Fundación Auxilio Maltés, fundada en 1996, sobre la base de una obra creada por la Dama de la Orden Dna. Marie Teherese de Grenade y otras señoras, para la ayuda de personas oxígeno dependientes, labor que sin dejar ese servicio se ha ampliado a otros rubros, también a raíz del terremoto de 2010, en el auxilio de los damnificados, siempre atendiendo al lema de la Orden: “Tuitio Fideli et Obsequium Pauperum”. Paralelamente, la Asociación Chilena de la Orden, establecida en 1973, presidida por el arquitecto don Raúl Irarrázabal Covarrubias con cerca de medio centenar de Caballeros, Damas y Donados, apoya dichas actividades y se preocupa de la vida espiritual de sus miembros. Son continuadores de unos pocos caballeros malteses chilenos que existieron en el transcurso de nuestra historia.