Mercados

Los claroscuros del Mila a tres meses de su inicio

Un repunte importante registraron en agosto las transacciones del MILA con fuerte protagonismo de los accionistas colombianos, mientras que Chile sigue siendo la plaza favorita. El gran ausente todavía es Perú.

Por: Por Paula Gallardo
 | Publicado: Viernes 26 de agosto de 2011 a las 05:00 hrs.
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Que es una gran idea nadie lo discute. Que ha partido más lento de lo esperado, tampoco. Ese es el actual escenario para el Mercado Latinoamericano Integrado, MILA, acuerdo bursátil entre las bolsas de comercio de Chile, Perú y Colombia, lanzado en forma simultánea el 30 de mayo recién pasado en Santiago, Lima y Bogotá.

El análisis de los expertos recomienda darle tiempo, porque a diferencia de los pactos multinacionales empujados y patrocinados por la voluntad de los gobiernos, éste tiene la particularidad de haberse gestado desde el mundo privado, salvando una serie de obstáculos legales, tributarios y regulatorios.

Las cifras avalan esta lenta partida porque si en el primer mes logró transar US$ 1,2 millones, el segundo mes ese número fue de US$ 274 mil, equivalente a una caída de 78%. En agosto, en tanto, el panorama cambia en forma importante gracias a la recuperación de los montos involucrados en los negocios de colombianos en Chile.

Así, con la última información disponible, las transacciones consolidadas alcanzaron los US$ 846.886, equivalente a un alza de 208%.

Y es que pese a todo lo que se pueda cuestionar al pacto, el saldo para Chile es indiscutiblemente positivo: de las tres plazas bursátiles, Santiago se ha consolidado como la favorita. En agosto, del total de transacciones, más de US$ 834 mil fueron en la rueda capitalina.

Más lejos se ubican las inversiones de chilenos que apostaron por Perú por US$ 6.748 y los chilenos que fueron al mercado colombiano, con operaciones por US$ 5.225.

Esto, mientras que entre Lima y Bogotá no se registraron operaciones, corroborando que los peruanos se han convertido en los grandes ausentes del acuerdo.

Con todo, el gerente general de la Bolsa, José Antonio Martínez es optimista. “MILA es mucho más que los montos que operan los inversionistas locales en los otros dos países, MILA es también crecimiento para cada uno de los mercados por la mayor visibilidad que éstos presentan”, sostiene.

Una senda pedregosa

Varios factores explican que el ritmo del pacto bursátil sea menos dinámico de lo esperado. Mucho tiene que ver con la incertidumbre por la deuda de Estados Unidos y los problemas en Europa por la crisis griega, que lleva a los inversionistas a refugiarse en renta fija, a lo que se sumó el ruido que generó en Perú la llegada al poder de Ollanta Humala y sus declaraciones de revisar y eventualmente reformular el acuerdo.

Sin embargo, los ripios que se deben remover para que el pacto se despliegue, tienen que ver con el ADN político-económico de los países integrantes.

Cuando se inició el MILA, la inscripción de los valores colombianos y peruanos en Chile tropezó con la burocracia. Cada incorporación tenía un costo de UF 20 (aproximadamente $ 439 mil), que corrió por cuenta de la Bolsa de Comercio que fungió como patrocinador...con una cuenta muy abultada si se piensa en la potencial inscripción de 300 valores.

De hecho, en esa misma instancia el presidente de la rueda, Pablo Yrarrázaval pidió reformar el mecanismo y desde hace dos meses la Superintendencia de Valores envió su propuesta a Hacienda y está en la lista de espera de las iniciativas planteadas por el Ejecutivo.

Según fuentes cercanas al tema, la duda está en si esto se aborda con un reglamento o bien se reforma vía legal bajo la fórmula de una indicación a algún proyecto de la Agenda MKB. Sin embargo, la modificación apuntaría a rebajar costos, no a eliminarlos.

Otro punto tiene que ver con la asimetría tributaria entre los países.Para Chile, el gran cuestionamiento tiene que ver con el impuesto a las ganancias de capital, que no se aplica a acciones con dividendos en nuestro país, pero sí sobre las operaciones hechas en Perú y Colombia, lo que desincentiva a invertir en dichos mercados, y tal como se ha visto, fortalece la posición doméstica frente a los socios del pacto. 
Pero existe una dificultad más que hasta ahora no ha generado mayor ruido y que tiene que ver con el derecho a voto de los nuevos inversionistas peruanos y colombianos en las juntas de directorio de las empresas chilenas.

Esto, porque los intermediarios sólo tienen derecho a un voto en los directorios y no pueden dividirlo. Esto complica el escenario, por ejemplo, frente a los aumentos de capital, ya que un mismo intermediario puede representar a varios inversionistas y éstos tener opiniones diferentes respecto de un mismo punto. Resolverlo también es tema pendiente.

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