Testimonio: Juaco, el empresario de las sonrisas
Joaquín Arnolds fue una de las 21 víctimas del accidente aéreo de Juan Fernández. Su recuerdo sigue vivo entre quienes lo conocieron. Éste es el testimonio de su amigo Rafael Rodríguez.
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 23 de septiembre de 2011 a las 05:00 hrs.
En el avión que se estrelló en Juan Fernández iban muchas personas de gran valor. Uno de ellos era Joaquín Arnolds, un empresario de 40 años, casado y padre de cuatro hijos de entre 3 y 9 años; ingeniero comercial de profesión, empresario por vocación, apasionado por el deporte y que vino a este mundo con una misión muy clara; a regalar sonrisas y cariño.
Desde chico Juaco se distinguió como un niño especial; inquieto, le interesaba inventar juegos, no tenía temores y le encantaban los riesgos como pueden dar testimonio las urgencias de diferentes clínicas.
De adolescente, junto con sus íntimos amigos Nicolás Boetsch, Carlos Alessandri y Jorge Palma se aventuraron en deportes practicados en condiciones extremas como el kayak, buceo, windsurf y fun board, wave board, surf, esquí acrobático, bicicleta de montaña, cursos de marino, de buzo táctico y realizó numerosos paseos por todo Chile.
Estudió Ingeniería Comercial en la Universidad Católica y, a punto de egresar, formó un negocio de arriendo de caldera. Partió con mucho entusiasmo y poco capital, pero la idea era buena y la empresa, Arrical, empezó a crecer. Posteriormente se fusionó con Energías Industriales y pasó a ocupar la gerencia general.
Pero dentro de este deportista y entusiasta de la vida había un ser humano sensible, sencillo y noble. No toleraba el ver a alguien triste, lo conmovía la pobreza y el sufrimiento. Juaco siempre ponía las sonrisas, tenía una colección de chistes, de salidas irreverentes, de tallas, de bromas sanas; nunca dejaba a nadie herido.
Adicionalmente Juaco llamaba la atención por su sencillez, nunca se preocupaba por la ropa, por el protocolo, por las convenciones, saludaba a todo el mundo con cariño y sus profundos abrazos son legendarios.
Tenía además una profunda vida espiritual que lo llevó a vivir las prematuras e inexplicables muertes de sus íntimos amigos Nico Boetsch y Carlos Alessandri como una motivación a dar un giro a su vida. Dijo a sus cercanos que había entendido que esta vida era muy corta y que había, por tanto, que vivirla haciendo que valiera la pena y decidió dedicar su vida y su trabajo a servir a los demás. Renunció a su cargo de gerente general de Energías Industriales y formó con unos amigos la empresa TriCiclos, donde desarrolló proyectos de reciclaje de basura para ayudar a los cartoneros, a hacer un proyecto de zapatos artesanales entre varios otros, hasta que conoció a Felipe Cubillos y se involucró en el maravilloso desafío de levantar a Chile, en forma creciente, para finalmente dejar TriCiclos en manos de sus socios y asumir la gerencia general de Desafío.
Quienes lo conocemos íntimamente sabemos que Juaco murió en la plenitud de su felicidad y de su vida; con una familia maravillosa a la que se dedicaba con la misma energía que a sus proyectos.El gran consuelo que tenemos quienes lo queríamos en forma tan entrañable es que Juaco murió en plenitud, murió sirviendo al prójimo y que estará con sus amigos repartiendo sonrisas, ahora en el cielo.
pOR RAFAEL RODRÍGuEZ
Presidente Seminarium Penrhyn International
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