Por Patricia Arancibia Clavel
Lautaro Carmona Soto (59) es uno de los tres representantes que tiene el Partido Comunista en el Congreso. Hijo de padres normalistas, fue presidente de las JJCC en el período del gobierno militar y está consciente que sus responsabilidades en democracia son distintas a las que tuvo antaño. Sobrio y pragmático, no rehúye preguntas y explicita la posición de su partido frente a los últimos acontecimientos.
-¿Cuál es la causa de fondo de las movilizaciones y en especial lo que sucede en Aysén?
-Creo que en el origen de todo lo que está sucediendo en el país está la aplicación de una política neoliberal que no tiene consideraciones de excepción. En este país, los grandes grupos económicos tienen licencia para llevarse todo, no hay Dios ni ley. La calidad y el costo de la vida en las regiones más apartadas es muy dura. El contraste entre una política de Estado que subsidia a las regiones -como Argentina- respecto a otra que todo lo tiene el mercado es muy grande y genera mucho malestar. El sueldo regional, por ejemplo, es necesario y esto no hubiera despertado como un reguero, si no fuera un dato duro de la realidad.
-¿Es este un problema creado por el actual gobierno?
-En tiempos de Allende existía el sueldo regional. Existían sobre sueldos para las zonas apartadas, era política de Estado para poblarlas y mantenerlas con cierta vitalidad y entusiasmo. La dictadura de Pinochet establece mecanismos diferentes, desmonta todo el aparataje productivo que tenía el Estado, que lo venía acumulando desde la creación de la Corfo. Esta política cruzó los 20 años de la Concertación y para ser muy claro, no es un problema que parte hace dos años.
-Y, ¿por qué entonces revientan ahora?
-Porque el actual gobierno no tiene raigambre en el mundo popular y tiene una cierta arrogancia de relación con ese mundo. Su cultura de vida, su red social, hace que no advierta que vienen problemas, más aún, que se sorprenda. Lo de Aysén no es efecto de que los dirigentes durmieron mal y decidieron al día siguiente parar. Venía de antes y si el gobierno hubiera tenido vinculación, atiende, toma oído, se da cuenta que para dirigir el país no sólo debe preguntarle al sector que lo dirige, sino que saber qué piensa la contraparte, que es la que puede echarle a perder el día.
-¿Hasta qué punto el PC está utilizando situaciones como éstas para generar un movimiento social mayor y desestabilizar al gobierno?
-Podría tomar la pregunta como un reconocimiento a una inmensa capacidad del PC… Si tuviéramos posibilidades de incidir para que la gente tuviera mejores días, porque la mayoría lo está pasando mal, no tendría ninguna inhibición en formularlo. Pero el dato de realidad es que este movimiento tiene una autenticidad que se demuestra en los liderazgos que tiene: dirigentes preñados por sus propias comunidades. Los comunistas no crean problemas para poder existir.
-¿Crees en la democracia?
-Absolutamente.
-¿Y vivimos en Chile bajo un sistema democrático?
-Vivimos bajo una situación de limitación democrática, superior a una dictadura sin lugar a dudas, pero tiene limitaciones en su recuperación. No vivimos en una democratización plena, ni del punto de vista político, económico, ni de las instituciones, ni de representación y participación, que es clave para una democracia.
-¿Le das legitimidad al presidente de la República?
-Evidente, si lo eligió la mayoría de los chilenos.
-Si es así, ¿porqué no respetar su programa hasta que termine su período e insistir, a través de paros y movilizaciones, en imponer otro proyecto?
-Creo que debiera existir la revocabilidad porque los electos por votación popular son mandatarios y son los mandantes los que tienen la soberanía ciudadana. Y cuando los mandantes se sienten estafados políticamente hablando, cuando se les promete algo y se hace algo distinto, debiera existir el recurso democrático de revocar. El que es elegido no tiene un cheque en blanco que pueda hacer lo que quiera en cuatro años. No, señor. El país debe seguir funcionando, por eso también creo en los plebiscitos, un recurso democrático que debiera usarse.
-Pero las reglas del juego están dadas y tú al formar parte del Parlamento, de alguna manera las estás avalando…
-Las reglas del juego incluyen mi derecho a reclamar, mi derecho a hacer preguntas distintas dentro de esas reglas. De hecho, como parlamentario pedimos una sesión especial para que vaya Hinzpeter a explicar la represión. Mis críticas al gobierno son asumiendo las reglas del juego.
-Carabineros es una institución del Estado que cumple la función de resguardo del orden público. ¿No debiera actuar frente a desmanes y manifestaciones que impiden la libre circulación de las personas?
-Estoy claro que Carabineros es una institución del Estado, pero es el gobierno el que le facilita la licencia para realizar una represión desmedida. A ellos les dan tareas y quienes dan las tareas son los que tienen que responder.
-En general, la izquierda cuando quiere cumplir sus objetivos sale a la calle. Es una de sus formas de lucha. ¿El PC está incentivando más movilizaciones para este año?
-La calle es un espacio legítimo, democrático, que tiene el movimiento popular de manifestar su opinión. El PC también da a conocer su mensaje a través del arte, la canción, el teatro, la plástica etc. Nuestra misión como partido es contribuir a formar conciencia de la realidad en que vivimos y eso incluye formar sindicatos, participación en movilizaciones y marchas.
-¿Todas las formas de lucha son válidas para alcanzar el objetivo?
-A ese propósito, el PC participa en las elecciones, las pierde, pero no importa, participa porque tenemos una confianza inaudita en la inteligencia de la gente y alguna vez, esa inteligencia junto a la sabiduría, va a señalar que lo que plantea el PC es lo que quiere la ciudadanía.
-Y ¿qué pasa con la violencia? ¿Es también una forma de lucha válida como lo planteó Camila Vallejo?
-Esa es una afirmación que si no tiene contexto histórico no se entiende y está desdibujando o desnaturalizando la posición del PC. En sus 100 años, la única vez que participó en una convocatoria de forma de lucha que el pueblo era capaz de sostener, fue bajo la dictadura más cruel de nuestra historia. En esa condición y en ese contexto, fue un derecho a rebelión que incluso es aceptado por encíclicas papales. Después de las monstruosidades que vivimos, no teníamos otra posibilidad.
-¿Eso quiere decir, que bajo un sistema democrático esa posición no es aceptable?
-Las formas de lucha que se planearon durante la dictadura no son exactamente las validadas y promovidas por nosotros en este tiempo histórico. Yo fui secretario de las JJCC, viví clandestino y me duele una a una todas las bajas que tuvimos. Yo la reivindico con mucho orgullo y honra en ese tiempo, pero este es otro tiempo.
-¿Cuál es la estrategia del PC en torno a las movilizaciones sociales para este año?
-En lo inmediato, nuestra estrategia se define en una sola palabra: la democratización plena de la sociedad chilena. Esto no sólo en el plano de representación institucional, sino económico ya que tenemos indicadores macros de comparación mundial, pero con una de las brechas de desigualdad más brutales. La democratización plena implica que el Estado garantice el acceso real en condiciones de igualdad y calidad a la salud, educación, vivienda digna, etc., y en el plano político una participación ciudadana con efecto incidente en las políticas del Estado.
-¿Qué porcentaje de apoyo electoral tiene el PC y cuánto espera para las municipales?
-El promedio en el período post-´89 debe ser del 5% al 6%...
¿Y eso no te dice algo?
Sí, me dice algo y lo escucho y lo veo. Por lo mismo digo que tenemos que tener una representación proporcional a lo que somos. Si tenemos 6%, 6 representantes y no 0 ó 3… Muchos nos caricaturizaron y dijeron que los parlamentarios PC que llegaron a la Cámara lo harían casi con pasamontañas y que el Parlamento se iba a derrumbar. Somos 3 de 120 y hemos sido una contribución, actuando con seriedad. Te aseguro además que cuando se levante el binominal nuestra influencia subirá, como en los tiempos de la UP, que teníamos 16% ó 17% con 9 senadores y veintitantos diputados. En condiciones de igualdad, sin el efecto del dinero, con más espacio comunicacional, el PC va a ser mucho más de lo que es hoy.
-¿No será que la falta de apoyo tiene que ver con el fracaso del proyecto de sociedad en el mundo?
-Efectivamente hay una carga de desacreditación intencionada a partir de la caída del Muro, pero no olvidemos también la caricatura de que los comunistas se comían a las guaguas, etc. Eso fue parte de una campaña real. En todo caso, no reivindicaré nada de lo que por lo demás critico como parte del fracaso de la construcción del socialismo.
Si algo pudo inducirnos a error fue no distinguir la diversidad y el reconocimiento de cada realidad de nuestros pueblos. Podemos tener una filosofía común, pero no nos podemos obligar a que cualquier cosa que otro haga, debamos justificarla.
Pacto con la Concertación
-¿Se producirá al final el pacto electoral con la Concertación?
-Tengo optimismo. Va a haber alguna expectativa no cumplida de éste o del otro, pero lo fundamental es que habrá acuerdo y un sector amplio de la oposición llevará un solo candidato a alcalde. El PRO va a insistir en sus propios candidatos y su disposición no es concurrir a esto, pero yo haría esfuerzos para que sí lo hicieran. El acuerdo no es sólo un hecho de elemental inteligencia, sino de básica sabiduría: entregarle a la población la oportunidad por esta vía electoral de devolverle el alma, de decir, sí, se puede, vale la pena movilizarse.
-¿Habrá candidatura presidencial del PC?
-No lo hemos discutido, pero personalmente no desalojo que incluyamos -si así lo aconseja la política- una candidatura que no necesariamente sea de nuestras filas.
-¿Y por qué no Bachelet?
-No está cerrado el camino. Pero unir todas las fuerzas para que no haya un nuevo gobierno de derecha pasa también por un tema programático. Más de lo mismo no es avanzar. No me cierro a ninguna figura de la Concertación, en la medida que su programa dé cuenta del déficit que está reclamando el mundo social, la síntesis de lo que el mundo popular está diciendo hoy en las calles.