El Padre Hurtado, el sindicato único y el control comunista
Por: Equipo DF
Publicado: Viernes 31 de mayo de 2013 a las 05:00 hrs.
Por William Thayer Arteaga*
Las presentes reflexiones sobre su trabajo con los sindicatos en nuestra patria desarrollados por San Alberto Hurtado, han sido escritas por su principal colaborador en este campo.
1El sindicato único obrero, llamado sindicato industrial desde la ley 4057 de 1924, entregó al marxismo leninista el control total del sindicalismo obrero chileno.
2La razón era muy simple para quienes siguiendo al Padre Hurtado, examinamos el asunto y queríamos llevar la orientación cristiana al quehacer sindical: la alianza comunista-socialista controlaba aproximadamente los votos suficientes para elegir tres de los cinco miembros que componían el directorio sindical. Con ello, ganaban presidente y el directorio en prácticamente todos los sindicatos industriales.
3El Padre Hurtado, con su prestigio, dinamismo y la sacrificada acción de la ASICH , (Acción Sindical y Económica Chilena) , los falangistas y simpatizantes, manejaban una fuerza que el propio Padre Hurtado estimó en un 25 por ciento del sindicalismo chileno. Con ello podían elegir uno de los cinco dirigentes. El otro lo disputaban entre anarquistas, radicales, nacionalistas y anticomunistas independientes o de derecha.
4El sindicato único - unicidad; no unidad, sindical – impedía otro sindicato en la empresa.
5El marxismo leninista (alianza socialista-comunista) era clara minoría política , pues a la suma de las preferencias ideológicas conservadoras, liberales y radicales, se agregaban la eficacia de antiguas máquinas electorales, el cohecho y el apoyo del mundo libre , pluralista y empresarial.
6Obviamente, en el sistema de los sindicatos de empresa, la permanencia en el empleo, los mejoramientos de remuneraciones y los ascensos y promociones dependían de la voluntad patronal, salvo cuando los trabajadores unidos sindicalmente o en un paro colectivo, ordinariamente de conducción marxista, se atrevían a desafiar el poder patronal.
7Ahora bien, el escenario de las relaciones laborales era bastante más complejo que lo dicho, como paso a precisarlo.
8La primera complejidad adicional radicaba en que el sindicato único industrial fue creación de los conservadores, través de siete senadores, inspirados por el prócer Juan Enrique Concha. Por lo mismo, el referido sindicato fue de origen y respaldo conservador –igual que la FOCH (Federación Obrera de Chile) -, noble prosapia que aprovechó el comunismo.
9La segunda complejidad nació en la misma ASICH, donde varios de sus máximos dirigentes pugnaron por constituir sindicatos cristianos dentro de las empresas. Esta errada inteligencia de la libertad sindical, debimos combatirla conjuntamente con las presiones de comunistas y conservadores que, por motivos muy diferentes, defendían el sindicato único.
10La tercera complejidad residió en que los empresarios católicos sociales que aceptaban la creación de sindicatos industriales eran acusados de colaborar con los comunistas, pues todo trabajador que entraba a trabajar en su empresa, debía ser miembro de una organización controlada por los comunistas.
11Una cuarta complejidad, resumen y extensión de las anteriores, se le presentó al Padre Hurtado: qué opción preferir en su apostolado: a) defender al libre derecho de asociación sindical, aunque ello repercutiera en establecer o fortalecer la influencia comunista en la vida sindical; b) defender la paz y la libertad políticas, asediadas en Chile y el mundo por el flagelo comunista; c) escoger una u otra opción según el conjunto y caracteres de las circunstancias de tiempo, lugar y de responsabilidad del cargo ejercido por cada autoridad; d) en suma, la necesidad era encontrar la única solución correcta , o evaluar la mejor o mejores entre varias aceptables.
12Una quinta complejidad radicaba en que, en tiempos del apostolado sindical del Padre Hurtado (1947-1952) -y aún después- los documentos del magisterio pontificio no se habían hecho cargo de la diferencia necesaria entre sindicatos de empresa y sindicatos profesionales e independientes. Estos últimos dos tipos de sindicatos podían ser cristianos o ideológicos. En cambio, el principio que determinaba la organización dentro de la empresa no admitía una agrupación ideológica, porque la participación en los resultados de la empresa no puede fundarse en ideas o ideales personales o grupales, pues el producto o servicio generado por la empresa no puede distribuirse en función de las ideas o ideales de los que lo generaron.
13En todo caso el asunto que debía enfrentar el Padre Hurtado no era teórico, hipotético o condicional, sino una encrucijada histórica, política, moral, religiosa, nacional y mundial y la respuesta que se requería del santo jesuita era urgente, precisa y orientadora respecto de un quehacer vigente y palpitante en Chile. Del acierto o error dependían el destino del sindicalismo chileno y, más allá de lo sindical, en variable medida, la felicidad o la desgracia de millones de personas en sus empleos, sus empresas, su libertad y sus familias. Por lo mismo, los líderes o conductores de multitudes no podían errar y después pedir excusas, sino, sencillamente, debían atinar con la más adecuada respuesta. Por lo mismo, se acudía el Padre Hurtado por su preparación, prudencia, inteligencia, rectitud, objetividad y luces como el más adecuado y confiable para responder.
14¿Qué hizo el Padre Hurtado? Oró, reflexionó, consultó, solicitó el respectivo permiso a sus superiores; elaboró un acucioso memorando, preparó sus valijas y partió a Roma a entrevistarse con el Papa. Su clara convicción era que sin el respaldo directo del Santo Padre el apostolado en el campo sindical obrero chileno no tendría destino. La trascendental entrevista se efectuó el 18 de octubre de 1947 Sobre ella, la creación de la ASICH, de la USEC (Unión Social de Empresarios Cristianos) y de la libertad sindical he publicado con la ayuda de muchos amigos, varios ensayos, de los que aquí quiero recordar dos: El Padre Hurtado y su lucha por la libertad sindical (Andrés Bello 2000; 505 págs.); y Ni político, ni comunista. Sacerdote, sabio y santo (Olmué Ediciones; 2004; 212 págs.)
15En la primera de esas dos obras se contiene un examen pormenorizado – como lo indica su título- de la lucha del Padre Hurtado por introducir la libertad sindical en Chile, y en la segunda, se examina el trascendental “ Memorándum” entregado a S.S. Pío XII, incluyendo el texto del mismo en las páginas 167-174 . En ellas se analiza esa comunicación -ultra secreta entonces y mucho más tarde hecha pública - del hoy San Alberto Hurtado al Sumo Pontífice reinante .Ese modesto Memo contiene la más auténtica y penetrante síntesis del pensamiento de Alberto Hurtado sobre Chile, como escenario de su apostolado a mediados del siglo XX .
16La respuesta favorable de S.S Pío XII habilitó al entones Padre Hurtado y hoy San Alberto Hurtado para: impulsar la ASICH y la USEC, dos centros de formación, asesoría y servicios para dirigentes, militantes y organizaciones de trabajadores y empresarios, respectivamente, inspirados en la doctrina social de la Iglesia y sujetos a sus exigencias morales, que tutelaba un capellán. No tenían carácter de federaciones representativas de los intereses económicos y sociales, sino de organismos de educación, formación y servicios, como partes de apostolado de la Iglesia en los medios sindicales y empresariales. La USEC se desarrolló hasta hoy, conservando su carácter de organismo especializado de la Iglesia hacia el mundo empresarial cristiano. La ASICH, en cambio, se afilió a ls CISC y, después de fallecido el Padre Hurtado, se incorporó a ella como organismo sindical.
17De esta manera, la ASICH, presionada por la CISC (hoy CMT; Confederación Mundial del Trabajo) se transformó en una de sus bases regionales de carácter sindical: Confederación Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), fundada en Santiago en 1954, como filial de la entonces CISC. Ésta, transformada su Confederación Mundial del Trabajo (CMT), en 1969, es una de las tres grandes centrales de trabajadores: la CIOSL (Confederación de Organizaciones Sindicales Libres); la FSM (Federación Sindical Mundial), y la CMT (Confederación Mundial del Trabajo). Ninguna está rotulada ideológicamente, pero responden, respectivamente, a una inspiración socialdemócrata, comunista y cristiana.
18La ASISCH, aunque se extinguió como tal al transformarse en órgano regional de la CMT, fue decisiva en la lucha que continuó en Chile hasta establecerse la libertad sindical y terminar con el mito del sindicato único obrero. Eliminada esta institución anacrónica, exclusiva para “obreros”, el sindicalismo libre se consagró en Chile cuando entraron a regir aquí los dos grandes convenios de libertad sindical y negociación colectiva, nºs 87 y 98, el 1º de febrero de 2000.