El Senado de
EE.UU. comenzó hoy a
debatir la mayor reforma financiera del país desde la Gran Depresión
de la década de 1930, para conjurar futuras crisis, en medio de
agrias disputas sobre asuntos como la supervisión del millonario
mercado de derivados.
El debate comienza después de que los
republicanos bloquearan
durante tres días consecutivos una moción para proceder al estudio
de la iniciativa, aprobada por el Comité de la Banca del Senado en
marzo.
"Espero que podamos conseguir un buen proyecto de ley, y
que
podamos reducir las tensiones y el estrés que existen en este cuerpo
legislativo", dijo el senador demócrata Christopher Dodd, presidente
del Comité y autor de la legislación.
"No podemos dejar que el
pueblo estadounidense permanezca
vulnerable a la situación actual de nuestro sistema regulador
financiero", enfatizó.
Los republicanos accedieron al debate tras
lograr garantías de
que podrán presentar enmiendas para modificar el texto de la
legislación, contenida en unas 1.600 páginas y que será debatida
durante al menos dos semanas.
La medida, apoyada por la Casa
Blanca, tiene ganadores y
perdedores, pero ha profundizado el debate nacional sobre el papel
del Gobierno en la regulación de Wall Street y el resto de la
economía.
Entre otros elementos, la iniciativa busca conjurar más
crisis
financieras como la de 2008; evitar más rescates bancarios, y
regular el mercado de derivados, cuyo valor asciende a unos US$ 450
billones.
También amplía las protecciones para los
consumidores de bienes y
servicios financieros, mediante una oficina que operaría dentro de
la Reserva Federal.
Además, establece un consejo de nueve
miembros, encabezado por el
secretario del Tesoro, para detectar y frenar futuras crisis;
aumenta la supervisión del sector bancario y amplía la autoridad de
los accionistas en asuntos como el salario o la elección de
ejecutivos de alto rango.