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China lidera la carrera contra EEUU por la supremacía en la inteligencia artificial

Lo que cuenta es la implementación, no la innovación, y aquí los chinos cuentan con grandes ventajas.

Por: Martin Wolf | Publicado: Miércoles 17 de abril de 2019 a las 04:00 hrs.
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A fines de marzo, asistó al Foro de Desarrollo de China, por novena vez. La visita estimuló mis recientes observaciones sobre la política y la economía de China. Pero lo que lo hizo más valioso es la “serendipia”. Esta vez surgió en la forma de una reunión con Kai-Fu Lee, expresidente de Google China, ahora un capitalista de riesgo líder en tecnología china.

Me dio una copia de su nuevo libro Superpoderes de la IA: China, Silicon Valley y el Nuevo Orden Mundial. Tiene una historia sorprendente que contar. Argumenta que, por primera vez desde la revolución industrial, China estará a la vanguardia de una enorme transformación económica: la revolución de la inteligencia artificial (IA).

Inicia hablando del “momento Sputnik” de China, cuando AlphaGo de Google DeepMind, derrotó a Ke Jie, el jugador más experimentado del mundo en el antiguo juego chino de Go. Esto demostró la capacidad de la IA moderna. Pero, de manera implícita, el libro prevé otro momento similar, cuando EEUU se dé cuenta de que ya no es líder en la aplicación global de la inteligencia artificial. El momento Sputnik original ocurrió cuando la Unión Soviética puso el primer satélite en órbita en 1957. Esto condujo a la carrera espacial de la década de 1960, que EEUU ganó debidamente. ¿A qué conducirá la presente “carrera”?

Lee no afirma que China liderará la innovación fundamental en esta área. Pero eso puede no importar, ya que los grandes avances intelectuales ya han ocurrido. Lo que más importa es la implementación, no la innovación. En este campo China tiene, según escribe, muchas ventajas.

Ventajas chinas

Primero, el trabajo de los principales investigadores de la IA está disponible en línea. Internet es, después de todo, un motor superlativo para difundir avances intelectuales, entre los que se incluyen los de inteligencia artificial.

En segundo lugar, la economía hipercompetitiva y empresarial de China vive del famoso lema del fundador de Facebook, Mark Zuckerberg: “muévete rápido y rompe cosas”.

Lee ha descrito un mundo de actividad comercial despiadada e incensante imitación, que ha permitido a las empresas chinas derrotar a los principales rivales occidentales en su mercado local. El incesante “ensayo y error” del modelo de negocios chino es, según él, muy adecuado para desplegar los frutos de la inteligencia artificial en toda la economía. Podría, por ejemplo, funcionar mucho mejor en la introducción de autos autónomos que el enfoque en la seguridad de Occidente. Los ensayos masivos de China pueden ser ineficiente, pero son efectivos. Eso es lo que importa.

Tercero, los densos asentamientos urbanos de China han creado una gran demanda de delivery y otros servicios. “A las start-ups estadounidenses les gusta quedarse con lo que conocen: crear plataformas digitales limpias que faciliten el intercambio de información”, dice Lee. Pero las chinas se ensucian las manos en el mundo real. Integran los mundos online y offline.

Cuarto, el atraso chino permitió a las firmas superar los servicios existentes. Así que China ha podido pasar a los sistemas de pago digitales universales, mientras que las empresas occidentales siguen usando tecnología obsoleta.

En quinto lugar, China tiene escala. Tiene más usuarios de Internet que EEUU y Europa juntos. Si los datos son realmente el combustible de la revolución de la IA, China simplemente tiene más que todos.

Sexto, China tiene un gobierno solidario. Lee cita un discurso del primer ministro Li Keqiang en 2014, en el Foro Económico Mundial de Davos, reclamando “espíritu empresarial masivo e innovación masiva”. En su informe “Descifrando el sueño chino de IA”, Jeffrey Ding, de la Universidad de Oxford, señala la estrategia nacional del Consejo de Estado para el desarrollo de la IA. El gobierno de China tiene objetivos ambiciosos y está dispuesto a asumir riesgos para lograrlos. Una de las cosas que China puede hacer más fácilmente es construir infraestructura complementaria.

Finalmente, escribe Lee, el público chino está mucho más relajado sobre privacidad que los occidentales. Se puede argumentar que los líderes chinos no ven justificación para la privacidad individual (excepto la propia).

China vs. EEUU

Entonces, ¿dónde está ésta supuesta “carrera” entre EEUU y China? Lee distingue cuatro facetas de la inteligencia artificial: “la IA del Internet”, que rastrea todo lo que se hace en Internet; “IA empresarial”, que permite a las empresas explotar mejor sus datos; “IA de la percepción”, que ve el mundo a su alrededor; y la “IA autónoma”, que interactúa con nosotros en el mundo real. En la actualidad, él piensa que China está a la par de EEUU en el primer aspecto, muy atrás en el segundo, un poco más adelante en el tercero y muy atrás en el cuarto. Pero dentro de cinco años, piensa, China podría estar por delante en el primero, menos atrás en el segundo, muy por delante en el tercero e igual en el último. No hay, en su opinión, otros competidores.

Ding analiza los factores de forma diferente. Distingue hardware, datos, investigación y ecosistema comercial. China está muy por detrás de EEUU en cuanto a la producción de semiconductores, a la vanguardia en el número de usuarios potenciales, y tiene aproximadamente la mitad del número de expertos en IA y aproximadamente la mitad de empresas de IA. En total, el potencial de China es aproximadamente la mitad del de EEUU. Sin embargo, Ding está analizando la IA en general, mientras que Lee se enfoca en aplicaciones comerciales.

La experiencia histórica sugiere que las rentas creadas por una ventaja en una tecnología importante son valiosas, aunque a menudo no son permanentes. Por lo tanto, qué país estará por delante en la aplicación de la IA es realmente importante. Pero el impacto económico y social de la IA es un problema mayor y es relevante para cada país.

Un monstruo

Como subraya Lee, los avances en la IA ofrecen ganancias. Esto no sólo aplica para la conveniencia personal, sino al mejoramiento de los diagnósticos médicos, la adaptación de la educación a estudiantes individuales, al manejo de los sistemas de energía y transporte, a hacer que los tribunales sean más justos, y mucho más. Sin embargo, la IA también amenaza con enormes trastornos, especialmente en los mercados laborales. Muchos de los trabajos (o tareas) que la IA podría realizar en la actualidad son realizados por personas relativamente educadas. Parece razonable temer que la IA acelere el vacío de la distribución de ganancias, posiblemente incluso la media superior, mientras aumenta las concentraciones de riqueza y poder privado en la parte superior.

Pero, quizás, la consecuencia más importante sea la intensidad de la influencia y de la vigilancia que posibilitan los dispositivos y sensores móviles monitoreados por la IA. El Gran Hermano de George Orwell (o muchos de los grandes hermanos comerciales) pudiera observarnos todo el tiempo. Tal monitoreo perfecto podría ser atractivo para el Estado chino. Es horrible para mí y, espero, para miles de millones de personas.

La IA, insiste Lee, no es lo mismo que la inteligencia general artificial: el verdadero súper cerebro está muy lejos. Aun así, los desafíos que crea esta IA son enormes. No la detendremos. Pero al final podemos concluir que hemos creado un monstruo.

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