Los bancos chinos toman medidas para evitar una crisis financiera como la de Estados Unidos
Mientras las cuatro mayores entidades han aumentado las provisiones frente a los créditos incobrables, las firmas medianas han decidido abrirse a bolsa.
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En 2008, después de que estalló la crisis en Estados Unidos y como una forma de evitar los efectos del colapso, China se embarcó en una explosión del crédito. De hecho, hasta septiembre de 2013, los préstamos sumaban una cifra histórica de US$ 6,6 billones (millones de millones). Si bien esto le permitió a la segunda economía del mundo navegar casi sin problemas en los años posteriores al estallido, desde hace algunos meses se han hecho evidentes las consecuencias de tal incremento en el crédito.
Expertos citados por el periódico South China Morning Post han advertido sobre los riesgos de default que enfrentan los bancos comerciales pequeños y urbanos debido a los altos niveles de deuda.
Datos de la Comisión Regulatoria de la Banca de China revelaron que el ratio de préstamos inobrables subió ligeramente a 0,97% en el tercer trimestre desde 0,96% registrado en los tres meses previos. Esto se traduce en 563.600 millones de yuanes (US$ 92.500 millones) a septiembre. De esta forma, la cartera vencida acumula ocho trimestres consecutivos de alzas.
Estrategia anti-crisis
Para prevenir un colapso financiero similar al ocurrido en Estados Unidos, el país está aplicando diversas medidas. Entre julio y septiembre, los cuatro bancos más grandes –Industrial & Commercial Bank of China, China Construction Bank, Agricultural Bank of China y Bank of China– apartaron un promedio de 279% del valor de sus préstamos malos como provisiones, un alza desde la tasa de 272% a fines de junio y por encima del requisito regulatorio de 150%.
Por su parte, las firmas medianas comenzaron recientemente un proceso de salida a bolsa para ampliar su colchón financiero por sobre los requisitos de capital exigidos por las normas internacionales, informó el diario Expansión.
El 6 de noviembre, Bank of Chongqing rompió con tres años de sequía de estrenos bursátiles entre los bancos chinos y recaudó
US$ 546 millones. Una semana después le siguió Huishang Bank, que en su oferta pública inicial recolectó
US$ 1.200 millones.
La última firma en hacerse pública fue China Everbright Bank, que la semana pasada levantó US$ 3.000 millones.
Para el próximo año se esperan las aperturas de Bank of Shanghai y Harbin Bank. Entre ambos recaudarían US$ 3.500 millones.
En caso de que estas acciones no sean suficientes, algunas entidades han reconocido que podrían optar por empaquetar y vender parte de sus activos tóxicos. Agricultural Bank of China anunció que desea deshacerse de US$ 1.600 millones en viviendas y préstamos basura.
Por su parte, los reguladores están exigiendo a las compañías que reconozcan que en sus balances poseen muchos más créditos incobrables que los que dicen tener. Las estimaciones más conservadoras sugieren que los préstamos malos varían entre 10% y 15% del PIB. “Si eso es verdad, el sistema bancario chino es técnicamente insolvente”, escribió en una columna para CNN Minxin Pei, profesor de gobierno de Claremont McKenna College y un socio senior no residente de German Marshall Fund.
Efectos de un colapso
Si la situación de la banca se vuelve insostenible y explota, las consecuencias serían severas para el sistema global. El economista Zachary Karabell explicó en Reuters que se contraería la economía china, lo que provocaría también una caída en el PIB de EEUU. Esto significaría bruscos recortes en las compras de bonos del Tesoro por parte de China, un descenso en los ingresos de las firmas que tienen un negocio robusto en el país asiático y muchas menores importaciones chinas de bienes manufacturados y materias primas.
Los altos niveles de requerimiento de ratio de reserva, los masivos ahorros nacionales en moneda extranjera y la propiedad estatal de los bancos podrían evitar que China enfrente una crisis financiera inminente (el gobierno podría inyectar liquidez a su antojo). Sin embargo, usar las reservas foráneas para recapitalizar a los bancos podría tener efectos no intencionados, como una mayor inflación.
Según Fitch, el contar con estos salvavidas “permite que una situación no saludable se prolongue por más tiempo del que debería, posiblemente resultando en un problema incluso mayor en el futuro”.