por sebastián valdenegro
Varios hitos han marcado el 2013 para el mercado de renta fija chileno. Por el lado positivo, fue el año de mayores montos colocados por chilenos en el exterior, con casi US$ 11.000 millones; y a noviembre ya se superan los montos colocados en el mercado doméstico en comparación a 2012, alcanzando US$ 4.100 millones.
Sin embargo, en el año también se vivieron situaciones complejas que generaron ruido en el ambiente y, en consecuencia, desembocaron en importantes cambios culturales a nivel del mercado.
Por un lado, los Global Depositary Notes (GDN), un tipo de ADR a través de los cuales los extranjeros pueden adquirir bonos de la Tesorería, impactaron a la baja en alrededor de 40 puntos básicos las tasas de los bonos del Banco Central en UF y en pesos durante abril.
“Los GDN son una muy buena oportunidad de financiamiento barato para las empresas. Eso hará que permanentemente las tasas sean bajas y los retornos esperados en renta fija serán más bajos de ahora en adelante. Eso sin lugar a dudas”, señala el jefe de la mesa de dinero de Econsult, Rodolfo Friz.
Asimismo, los masivos traspasos desde los fondos más conservadores a los más riesgosos de las AFP en abril, recomendados por un asesor financiero, llevaron al rendimiento de los benchmarks a mostrar caídas generalizadas, lo que motivó la intervención de la Superintendencia de Pensiones para reducir el impacto sobre el rendimiento de los instrumentos.
Para el subgerente de Economía y Renta Fija de BCI Estudios, Luis Felipe Alarcón, si bien los primeros movimientos generaron “mucha volatilidad y ruido en el mercado”, las AFP se han adecuado al nuevo contexto. “Las AFP, para evitar fluctuaciones importantes en los precios de algunos activos, están sobreponderando depósitos, que son aptos para todos los tipos de fondos. Lo malo de eso es que a futuro la rentabilidad esperada de los depósitos caerá en promedio, y eso no es bueno para el sistema”.
Por último, los problemas de liquidez de emisores como SMU (lo que impactó en la deuda de CorpBanca y CG Vida), GEO y FASA, generaron cierto temor en el mercado de papeles corporativos que aún no se diluyen del todo.
“Si esos ruidos no se disipan, podemos seguir viendo un importante nivel de suspicacia respecto a algunos bonos”, dice el subgerente de Renta Fija de Tanner Corredores de Bolsa, Jorge Oliva.
“Esos hechos tienen aún un poco dañado al mercado local. En este minuto, hay gente con temor a ingresar a algunos bonos con alto spread porque temen que si se retiran los estímulos en EEUU, se contagien y se amplíen los spreads como pasó en mayo”, dice Alarcón.
La selectividad, el principal cambio
Y desde las mesas de renta fija comentan que una señal importante de ese cambio es el spread por categoría de clasificación.
“Antes, en el mercado se elegía en qué parte de la curva se quería comprar y daba lo mismo qué bono se compraba. Todos los bonos se transaban al mismo spread, pero tras La Polar los inversionistas han sido más selectivos respecto del riesgo a la hora de comprar y este año las diferencias entre spread se ampliaron: antes, entre un AAA y un BBB habían apenas 80 puntos, y ahora hay un diferencial de 200 puntos. Este año se sinceró el mercado”, explica Friz.
Similar opinión tiene Alarcón, para quien “eso es señal de que los inversionistas están escogiendo con pinzas, marcando bien las diferencias entre los más riesgosos. Detrás de eso está el hecho de que las clasificaciones de riesgo están sumamente cuestionadas”.
