Panorama

‘El legislador católico debe iluminarse desde su fe’

Por: | Publicado: Viernes 31 de enero de 2014 a las 05:00 hrs.
  • T+
  • T-

Compartir

Entrevista realizada por Portaluz 



El Obispo Bernardo Bastres, analiza las implicancias de una posible ley que regularía las uniones de hecho entre personas del mismo sexo y de distinto sexo. Con la autoridad del Pastor envía una fraterna advertencia a los legisladores que en conciencia se saben cristianos...


El Senado en Chile aprobó el 6 de enero pasado, la idea de legislar respecto de una ley (Acuerdo de Vida en Pareja – AVP) que regularía las uniones de hecho entre parejas del mismo sexo y de distinto sexo.

Por más de 12 meses representantes de las Iglesias cristianas, expertos en derecho civil, políticos y legisladores, como líderes de opinión cristianos, fe que es mayoritaria en el país sudamericano, expusieron ante el Parlamento o hicieron público sus reparos al texto del proyecto de ley y algunos incluso su rechazo a una ley como la que se pretende.

Sin embargo los legisladores chilenos optaron por acoger la idea de legislar, dando con ello un implícito guiño a las minorías lideradas por organizaciones de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales; y así a la “Ideología de Género”.

Bernardo Bastres, “Padre Obispo de Magallanes” y Presidente de la Comisión Nacional de la Familia de la Conferencia Episcopal de Chile, emitió el 6 de enero una carta pastoral donde establece argumentos respecto de la familia, el referido proyecto de ley AVP y el matrimonio.

Luego de la decisión del Senado chileno el Padre Obispo Bastres, entrevistado por Portaluz, profundiza sus reflexiones sobre este delicado asunto y -con la autoridad del Pastor- envía una fraterna advertencia a los legisladores que en conciencia se saben cristianos...

-Usted ha declarado que una ley como la del “proyecto AVP” debilitará a la familia. ¿Concretamente cómo y en qué?

 -Para nosotros la familia nace de un matrimonio. Es el matrimonio lo que ha dado origen a cada una de nuestras familias. Este Proyecto de AVP, al legitimar la relación afectiva entre dos personas (que pueden ser incluso del mismo sexo), sin un compromiso más que el deseo de vivir juntos, no tiene la firmeza del compromiso y responsabilidad que da el matrimonio. El matrimonio, aunque sea solamente civil, es un compromiso delante de una comunidad… de vivir en comunidad; de aceptar dentro de esta ayuda mutua de los contrayentes, a los hijos como regalo del Señor; para los cristianos, de realizar un proyecto que implica la totalidad de la vida y no solo “hasta que dure el amor”, sino que el amor se hace una opción, como el amor de Cristo en la Cruz.

Este proyecto de ley de AVP, no lleva el compromiso estable y duradero. De hecho, si lo deciden, bastará una carta certificada para decir que ya no son más “convivientes” y la comunidad no ha entrado ni al inicio ni al término de tal relación. Por tanto es una relación subjetiva de dos que desean “experimentar” este afecto que sienten, con toda la debilidad que lleva el que no entre un tercero como testigo del querer hacer un esfuerzo por “jugarse” totalmente por la persona amada.

Está además el asunto de los hijos, pues este AVP no supone la paternidad, como en el caso del matrimonio, pues si nacen los hijos de esta relación, cada vez debe haber un acto de reconocimiento por parte del otro sobre su paternidad.

-¿Piensa que debería realizarse una consulta nacional – como un Plebiscito- donde los chilenos decidan si desean una ley de AVP?

-Más que hablar de plebiscito, que no es común en nuestra tradición patria, se debería tener mucho más presente lo que sostenemos las Iglesias cristianas, los legisladores, los entendidos en el tema familiar; para que a la hora de legislar no sean solamente algunos sectores de “minorías”, que presionen a los legisladores para que la ley los favorezca. Por otro lado necesitamos que nuestros legisladores, más que preocuparse de los resultados electorales, sean, como dijo Felipe Cubillos, líderes y responsables del bien de nuestro país.

-¿Teme que como en una cadena inevitable luego de una Ley AVP, se apruebe una ley de matrimonio igualitario y luego una que asegure derechos de adopción a esos matrimonios entre personas del mismo sexo?

-Escuchando a los senadores, en los argumentos de su aprobación o rechazo a este AVP, muchos de los que estaban a favor, sostuvieron claramente que deseaban el matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo. Por tanto también la adopción de hijos.

-Por sus declaraciones se concluye que la Iglesia considera que este es un momento crucial para la familia. Además de las declaraciones públicas que usted y los obispos han realizado, además de las exposiciones ante la Cámara del Senado… ¿Qué más debe hacer la Iglesia para enfrentar este desafío?

-Lo que más llama la atención, es que todos hablan del valor que tiene la familia. Más aún no hay encuesta de carácter público, en que los encuestados no respondan situando en primer lugar el valor que dan a la familia. Sin embargo, a la hora de legislar, se busca este tipo de leyes que se sabe que no va a favorecer a la familia.

Sería interesante como proyecto de ley, venir al encuentro de la formación de nuestros niños y jóvenes, para ayudarles a reflexionar y a prepararse para formar familia. Por otro lado, dotar de fuerza real, a los mediadores familiares, profesionales que tengan una clara convicción de la familia, que ayuden y sostengan a los que más necesitan ayuda; y que no sean como sucede hoy, que son un trámite para obtener el divorcio.

La tarea que tenemos como Iglesia es la educación, la formación de nuestros fieles en el tema de la familia, ayudarles a descubrir que la revelación de Dios con respecto a la familia, para nosotros, personas de fe, es el único camino que nos llevará a la felicidad.

En la tarea educativa, nos es menor el transmitir que la verdadera felicidad y la realización de la vocación a la que nos invita nuestro Dios, tiene una cuota de sacrificio, de dolor, de incomprensión, en una breve pero profunda realidad: la cruz. Sin cruz no hay camino cristiano posible de seguimiento del Señor y en la Cruz debemos descubrir la fuerza de la Resurrección para vivir nuestra opción de fe en alegría y optimismo.

-Si el Censo señala que la mayoría del país es cristiano… ¿Qué sucede que esto no se expresa en la vida política?

-Algunos senadores al intervenir sobre este proyecto de ley, hacían ver que la realidad religiosa no debía intervenir en la decisión.

Reconociendo la separación de Iglesia y estado, en orden a lo político y al gobierno del país… Sin embargo, cada uno de nosotros es cristiano y católico las 24 horas del día y los 365 días del año. Esto quiere decir, que cuando uno debe tomar alguna decisión, en todo orden de cosa: familiar, político, profesional, personal, etcétera, debe realizar un discernimiento, el cuál es iluminado desde la opción de fe, teniendo presente la Palabra de Dios y la enseñanza de la Iglesia. Solo allí, después de este ejercicio, que alguna vez requiere ir a consultar con otro de mayor experiencia, puedo actuar con la conciencia iluminada.

He colocado varias veces el ejemplo del fallecido Rey de Bélgica, Balduino, quien por coherencia cristiana y católico, abdicó al trono para no firmar la ley del aborto. Este ejemplo, grafica lo que nuestra fe pide en nuestro actuar.

El legislador católico, a la hora de tener que votar este tipo de leyes debe iluminarse desde su fe y luego votar en conciencia y no por lo que le pide el partido político, pues creemos cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de su actos.

ACERCA DE LA DISCUSIÓN DEL PROYECTO DE ACUERDO DE VIDA EN PAREJA

Imagen foto_00000002El Ejecutivo ha puesto una vez más, urgencia a la discusión y aprobación del "proyecto de acuerdo de Vida en Pareja", y nos sorprende, que una ley que implica el futuro de la familia de nuestra nación, sea tratada con una liviandad y rapidez que no deje tiempo a reflexionar y profundizar los problemas que actualmente aquejan a las familias chilenas.
El Papa Francisco en su reciente Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium nos dice que "el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares", y nos preguntamos si esto no es lo mismo que está ocurriendo con la tramitación apurada y descuidada de este proyecto de ley.
Se trata de un proyecto inconsulto a la mayoría de los chilenos y que, sin embargo, afectará la vida de una proporción importante de familias y lo que es más grave aún, será un hito indiscutible de debilitamiento de la misma.
Se ha impulsado su aprobación, como si de ello, dependiera la felicidad de los chilenos y lamentablemente su discusión ha estado exenta del espacio necesario para la reflexión honesta y sensata respecto de su sentido y alcance.
Que se discuta esto, "con máxima urgencia", nos revela lo poco que pareciese interesar la familia con sus reales necesidades y los deseos verdaderos de los chilenos en esta materia. El creer que legislar esta materia de convivencia en pareja, significa la solución a la causa
de la infelicidad, es un error, pues, la estabilidad de la familia se construye con el compromiso y responsabilidad con el ser amado.
Es lamentable que en Chile se esté más preocupado de dar salidas alternativas a quien no desea comprometerse "para siempre" en vez de fortalecer el único vínculo que es adecuado a la exclusividad y totalidad del amor humano: el matrimonio.
El Papa Francisco en Evangelii Gaudium  nos interpela sosteniendo que "la familia atraviesa una crisis cultural profunda, como todas las comunidades y vínculos sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de los vínculos se vuelve especialmente grave porque se trata de la célula básica de la sociedad, el lugar donde se aprende a convivir en la diferencia y a pertenecer a otros, y donde los padres transmiten la de a sus hijos. El matrimonio tiende a ser visto como una mera forma de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier manera y modificarse de acuerdo con la sensibilidad de cada uno. Pero el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad supera el nivel de la emotividad y el de las necesidades circunstanciales de la pareja. Como enseñan los Obispos franceses, no procede "del sentimiento amoroso, efímero por definición, sino de la profundidad del compromiso asumido por los esposos que aceptan entrar en una unión de vida total".
En estas materias, todos los cristianos esperamos una conducta madura y prudente de nuestras autoridades, los ciudadanos católicos como dice el Papa "debemos mostrar que, cuando planteamos otras cuestiones que despiertan menor aceptación pública, lo hacemos por fidelidad a las mismas convicciones sobre la dignidad humana y el bien común" y no podemos, no debemos observar impávidos cómo las cosas suceden sin tener nada que decir al respecto.

Bernardo Bastres Florence
Padre Obispo de Magallanes y Presidente de la Comisión Nacional de la Familia de la CECh
Punta Arenas, 6 de Enero de 2014.

Lo más leído