El Informe del Política Monetaria (IPoM) de marzo confirmó que las presiones inflacionarias están presentes en la economía local. En línea con el mercado, el Banco Central elevó de 3,3% a 4,3% su proyección de IPC para este año y enumeró cada uno de los riesgos que justifican esta importante alza.
Lo más relevante, detalló ayer el presidente del instituto, José de Gregorio, es que del punto de incremento estimado, 0,7% corresponde sólo a combustibles, siendo el precio del petróleo y su impacto a nivel local el elemento de análisis que más llamó la atención.
Y es que en su informe el Central hizo una clara mención a los alcances del Sipco. “El sistema de estabilización vigente ayudaría a moderar las fluctuaciones de corto plazo de los precios de los combustibles. Sin embargo, no es su objetivo, en un horizonte de mediano plazo, aislar las fluctuaciones de los precios locales de las de los precios externos”, detalló.
Gasto fiscal
Otro de los focos que abordó tiene que ver con el rol de la política fiscal y los niveles de gasto. Al reiterar que el Banco Central utilizará sus herramientas para evitar alzas inflacionarias, también tuvo palabras para el rol de Hacienda. Si bien destacó el efecto de la reducción anunciada por Teatinos 120 en las “expectativas”, agregó que “el signo de la política fiscal es retirar el estímulo”.
Ambos elementos fueron comentados unos minutos después por el jefe de las finanzas públicas, Felipe Larraín, quien no dudó en defender el Sipco y destacar la relevancia del recorte del gasto fiscal que llega hasta
US$ 800 millones. (Ver nota pág. 25)
Los riesgos
A pesar de esto, el temor del ente rector por la evolución del precio del petróleo queda en evidencia con la fuerte alza en la estimación del valor del barril. Al comparar las proyecciones de diciembre para el WTI con las presentadas ayer, tanto para este año como para el próximo se esperan precios sobre US$ 100 el barril.
Esto provocará que, tal como señaló De Gregorio, “la inflación anual de IPC se ubicará durante todo el segundo semestre de este año y hasta comienzos de 2012 por sobre 4%”.
Pero los efectos de este incremento de los combustibles también se complica frente a la estrechez energética del país. “Los efectos podrían amplificarse en la medida que se dé un escenario de baja disponibilidad de energía hidroeléctrica y mayor dependencia de energía térmica, generada con derivados del petróleo”, afirmó.
En este aspecto, al igual que en la mayor parte de su análisis de la inflación, el Banco Central utilizó el fuerte incremento de los precios ocurrido en 2007-2008. Recordó que en esa oportunidad, la energía subió de modo “considerable” y advirtió que hoy “el costo marginal de generación eléctrica está 25% por debajo del máximo alcanzado en 2008”.
Crecimiento en alza
Aunque el instituto emisor mantuvo su rango de proyección de crecimiento para este año entre 5,5% y 6,5%, esta vez remarcó un claro sesgo al alza. No obstante, estas buenas perspectivas, el dinamismo de la economía interna también podría afectar la inflación a través de efectos de segunda vuelta.
“Es posible que, en la medida que la economía sostenga un dinamismo más allá de su capacidad instalada, se facilite una propagación mayor de estos shocks hacia precios de otros productos y a los costos laborales, acentuando sus efectos inflacionarios”, sostuvo De Gregorio.
Este escenario “no puede descartarse”, dijo la autoridad, aunque agregó que las citadas alzas -más las de otros productos- podrían tener un efecto moderador sobre el ingreso disponible y la confianza de los consumidores.
Otro elemento que analizó el Central fue el precio de los alimentos. En este sentido, indica que el comportamiento del tipo de cambio ha permitido no amplificar el alza de precios internacionales.
“Se adoptarán las
medidas necesarias”
Con todo, el titular del instituto emisor envió un claro mensaje sobre las acciones que podría emprender la entidad ante un posible empeoramiento de inflación. “El Consejo adoptará las medidas necesarias para enfrentar eventos que modifiquen el escenario macroeconómico y las perspectivas inflacionarias. Como la historia económica de nuestro país lo demuestra y nos lo recordó con fuerza hace sólo unos años, la inflación es un mal que afecta con especial ímpetu a aquellos que poseen menos recursos”, destacó De Gregorio.
Por ello, no dejó espacio a dudas y recalcó que la principal colaboración del Central es “mantener una inflación baja y estable” y que “realizar hoy los ajustes necesarios en la política monetaria evitará que en el futuro se deban llevar a a cabo ajustes más severos que, sin duda, incrementarían sus costos sociales”. De paso, insistió en que el Consejo trabajará para que, en un horizonte de dos años, la inflación proyectada se ubique en 3%.