Con expectación se espera el regreso al país de Michelle Bachelet, quien después de unos días de descanso llega a enfrentar la segunda etapa de su campaña en un escenario presidencial que cambió drásticamente tras la fuerte irrupción de la candidatura de Evelyn Matthei.
En su comando han reiterado que esta nueva realidad -monitoreada permanentemente por la propia candidata desde Nueva York- no modificará en nada el diseño estratégico que tenían para enfrentar a quien fuera el contendor del oficialismo, lo que no significa que internamente desconozcan que la arremetida de Matthei introdujo factores que les plantean desafíos que no tenían contemplados.
Por de pronto es el tema que ha rondado en estos días tanto en el entorno de Bachelet como entre los dirigentes de los partidos opositores, donde aun cuando apuestan a que ella se mantendrá encabezando a gran distancia la carrera, admiten que su principal retadora tiene atributos que -como declaró el presidente de PS, Osvaldo Andrade- la hacen una candidata de la cual deben preocuparse.
Con su abanderada fuera de las pistas, en el bacheletismo no están tomadas todas las decisiones acerca de cómo encararán la campaña en esta fase, aunque sí el comando optó por dar algunos pasos, mientras en paralelo se han trazado ciertas líneas tendientes a impedir que Matthei
-quién se ha encargado de reiterar que Bachelet es ganable- logre instalarse como una candidata que le puede hacer pelea de igual a igual.
No homologar
En este nuevo escenario, la primera inquietud que surgió en el comando fue que se afianzara la idea de que la competencia presidencial se daría entre dos mujeres potentes, con carácter definido, ambas con una trayectoria política destacada, pero además con una historia común como hijas de ex generales de la Fuerza Aérea. El temor inmediato fue que si se les homologaba, la pérdida sería para Bachelet, si se asume que entre sus grandes fortalezas es que se trata de una candidata completamente distinta al resto.
Fue por eso que, después de analizar la situación, se acordó que los voceros salieran a retrucar que se tratara de dos candidatas comparables. En términos similares ,coincidiendo con que incluso la prensa internacional destacaba cómo las similitudes entre ambas harían de ésta una campaña atípica e interesante, tanto Álvaro Elizalde como Javiera Blanco, inciaron una arremetida comunicacional enfatizando que, contrariamente a lo que se afirmaba, las dos candidatas no tienen biografías comunes, para lo que realzaron que mientras Bachelet se jugó por la democracia o votó que NO, la historia de Matthei está ligada a oscuros episodios políticos en las últimas décadas.
La necesidad de marcar las diferencias, de acuerdo a lo que indican algunos personeros ligados al bacheletismo, fue la primera idea-fuerza que se acordó, como una manera no sólo neutralizar el efecto de que se está frente a una competencia entre dos candidatas con similar potencia, sino porque les da la oportunidad de sacar a relucir algunos episodios que podrían afectar la imagen de la abanderada aliancista.
Mujer vs. mujer
En este contragolpe -al que se sumaron desde el presidente del Senado, Jorge Pizarro, después de presidir la reunión de coordinación opositora, hasta la bancada de dipuatdos del PS- lo que no pueden sino asumir es que se está frente a una competencia entre dos mujeres, realidad que les preocupa porque ignoran cuál puede ser su real impacto, considerando entre otras cosas, que la candidata aliancista tiene llegada a los sectores populares femeninos, que es el principal nicho de Bachelet.
En la dirigencia de la Nueva Mayoría miran con inquietud este fenómeno, sobre todo teniendo en cuenta que la propia Evelyn Matthei está apostando a esa condición para tratar de instalarse como una candidata competitiva.
En la mirada de algunos personeros es una situación que podría beneficiarla, no sólo porque la pone en igualdad de condiciones, sino porque le permite confrontar a Bachelet sin que ello aparezca como un “femicidio”, tesis que se considera que la ha protegido de los embates de sus contrincantes masculinos.
Conscientes de que la candidata UDI al tener menos que arriesgar criticando a su oponente no dudará en hacerlo - como lo ha confirmado estos días- la idea que prima en el entorno de la ex mandataria es que ella mantenga su estilo de aparecer por sobre las peleas para evitar ponerse a la misma altura, no respondiendo como lo hizo precisamente con Matthei, cuando ésta la responsabilizó de la caída del ministro de Educación, Harald Beyer.
En este contexto, los distintos análisis apuntan a que la presidenciable de la Nueva Mayoría debe enfrentar la campaña con la misma estrategia de las primarias, donde no entró en ninguna disputa con los demás candidatos protegiendo su sitial de ganadora, aunque se admite que como la situación en esta etapa es distinta, puede no resultarle tan fácil.
Enfrentar fortalezas
La apuesta tanto del comando como de los líderes de la oposición, es que Bachelet debe continuar proyectando su imagen de cercanía con la gente donde es imbatible, pero no por eso desestiman no desestiman ni que Matthei tiene empatía, ni menos que cuenta con atributos en que la candidata opositora parece más débil.
Por lo que se ha analizado en estos días, no pocos apuntan a que, tanto su capacidad, como el conocimiento técnico que tiene frente a los distintos temas, puede representar un riesgo en la medida en que conmine a la candidata opositora a precisar cómo aterrizará las principales propuestas de su programa.
En esa línea, uno de los temas que genera cierta inquietud es que con sus conocimientos, Matthei pueda consolidar la idea de que algunas de las principales propuestas de Bachelet, como la educación gratuita para todos u otras, están en el terreno de la ambigüedad.
Las precisiones en términos de programa no sólo preocupan por el impacto que pudiera tener que no aparezcan como recetas consistentes frente a las que podría hacer la abanderada oficialista, sino que además, porque si Bachelet entra en definiciones específicas, podría exponerse a que se genere un ruido interno por las discrepancias que existen al interior del pacto de la oposición.
Como no se ha desestimado que la preparación de Matthei podría ser un factor que complique a la ex mandataria, tanto desde los partidos como desde el comando, se ha concordado algunas ideas tendientes a resaltar sus puntos vulnerables a fin de debilitar lo que reconocen como una de sus genuinas fortalezas.
En esa estrategia se enmarca, por ejemplo, la decisión de los dirigentes partidistas de prepararse para confrontarla enrostrándole las carencias en su gestión como Ministra del Trabajo, para lo cual incluso se está elaborando un documento con aquellas tareas pendientes o promesas que no cumplió, especialmente en el ámbito legislativo.
Marcar contraste
Como la campaña con ambas candidatas en la pista aun no ha comenzado, en el entorno bacheletista indican que en lo inmediato buscarán apuntar a aquellos flancos que calculan que podrían perjudicar a la candidata oficialista.
Eso explica que, además de enfrentar lo que perciben como debilidades de la propia Matthei, en forma paralela pusieran en el tapete temas que en que el gobierno aparece en deuda, como ocurrió con la presentación esta semana del equipo encargado de la seguridad ciudadana encabezado por Javiera Blanco, quién no dudó en criticar la gestión en esta materia que fue uno de los principales compromisos de campaña.
Luego de la irrupción de Matthei, la línea que se ha impuesto antes del regreso de Bachelet es que, en términos de propuestas, se reitere la idea de que ella representa el continuismo de quienes no quieren modificar nada, frente a la promesa de cambios profundos que propone la candidata de la Nueva Mayoría, acorde con las demandas ciudadanas.
Como indican en los círculos cercanos a la candidata, por ahora la idea es no producir un giro en la campaña, porque confían en el diseño que ha sido exitoso, aunque admiten que ello podría cambiar si es que en septiembre, cuando se den a conocer los resultados de la encuesta CEP, ésta demuestre que la arremetida de Matthei logró un impacto que no esperaban.
Por eso reconocen que deberán estar en estado de alerta para lidiar con una candidatura que, por sus características podría anular el efecto ganador de las primarias e incluso cumplir su propósito de aparecer que le está dando a pelea a Bachelet.