Luis Óscar Herrera: “El impacto de la crisis europea podría ser menos abrupto, pero sus efectos más duraderos”
Pese a que afirma que es normal comparar la crisis subprime con la actual, recalca que en 2008 había más herramientas para responder a la contingencia.
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Un monitor doble que muestra online los movimientos de los mercados internacionales resalta en la en la clásica oficina que pertenece a Luis Óscar Herrera, gerente de la división de estudios del Banco Central. En días convulsionados para la economía mundial, el monitoreo de las principales plazas financieras del orbe es una obligación en el ente rector, sobre todo luego de que el instituto emisor profundizara hace exactamente una semana su mensaje de preocupación por el delicado escenario externo en su Informe de Política Monetaria (IPoM).
- El IPoM redujo la previsión de crecimiento de los socios comerciales y el precio del cobre, ¿por qué no bajó la proyección entre 4,0% y 5,0% de PIB 2012 para Chile?
- Esta proyección de crecimiento del PIB se hizo conociendo el crecimiento del primer cuatrimestre del año, que fue algo más dinámico de lo que esperábamos en el IPoM de marzo. El mayor dinamismo de los primeros meses se compensa con el menor dinamismo implícito en las proyecciones para la segunda mitad del año, menor al de las proyecciones de marzo pasado. No son efectos dramáticos, porque partimos con una economía interna fuerte, pero reflejan que estos eventos externos probablemente afectarán expectativas y decisiones en Chile.
- ¿Chile está más cerca del piso o del techo de esa proyección?
- Siempre entregamos proyecciones dentro de un rango de uno por ciento y no hacemos proyecciones dentro de ese rango precisamente para reflejar la volatilidad aún dentro del mismo escenario. En esa volatilidad inciden aspectos como la economía internacional, pero también otros hechos puntuales como los desarrollos en la minería, si tenemos más o menos lluvia en el año, entre otros.
- El presidente del Banco Central fue claro en que un evento extremo es más probable…
- En las últimas semanas hemos visto cómo han vuelto a aparecer y se han ido acentuando los riesgos. La posibilidad de que se den escenarios de mayor deterioro en la economía mundial tiene mayor probabilidad.
- ¿Cuán grave es esta situación para Chile?
- Hasta el momento hemos visto efectos limitados sobre los mercados financieros y la economía chilena. Los efectos financieros se han reflejado en un mayor costo de endeudamiento en el exterior para el gobierno, las empresas y los bancos, así como en la caída del precio del cobre, la caída de la bolsa y la depreciación del peso, pero los movimientos han sido acotados. Por otra parte, desde una perspectiva histórica seguimos con condiciones externas favorables.
- ¿Cuáles serían las principales señales de alerta?
- Si se produce un deterioro adicional de la situación externa, los efectos inmediatos se podrían observar en el empeoramiento de las condiciones de financiamiento externo, en las expectativas de consumidores y empresarios y el comportamiento de variables financieras como tasas de interés, premios de liquidez y de crédito. Los primeros efectos reales se observan en las existencias, compras de bienes durables y de capital, y las importaciones. Esas son las variables reales más sensibles a este tipo de episodios.
- ¿Qué escenario tendría que presentarse para que el ente rector aplique medidas?
- Tendríamos que ver quizás un deterioro mayor del escenario externo con impacto en Chile. Hemos tenido una desaceleración en EEUU, en las economías emergentes, pero son desaceleraciones, no recesiones como en la Eurozona. Si se observara un deterioro de las condiciones de financiamiento externo, sería posible realizar un manejo más activo de las condiciones de liquidez en el mercado. Una profundización de la desaceleración de la economía internacional, un deterioro de las condiciones de financiamiento externo y una caída mayor de nuestros términos de intercambio, son factores que podrían hacer más probable una pérdida de dinamismo de la economía chilena, un cambio en las proyecciones de inflación y una respuesta de política monetaria.
- ¿Y Chile está preparado?
- Chile tiene un régimen de política que a mi juicio es apropiado para enfrentar este tipo de volatilidades. Los ingredientes esenciales son bien conocidos: la regla fiscal, el régimen de flotación cambiaria, un régimen de política monetaria y una situación sólida en la banca y el sistema financiero.
- ¿El mensaje del BC se contradice con Hacienda respecto a que esta crisis no es similar a la de 2008?
- Es inevitable que se hagan comparaciones entre este episodio y 2008. Esa crisis tuvo un componente de sorpresa muy importante. En pocas semanas observamos un colapso de la confianza, el crédito y la demanda en distintas regiones del mundo. El episodio reciente ha sido mucho más anunciado, ha ocurrido en cámara lenta, en una constante tensión entre el deterioro de la confianza y medidas apenas suficientes para calmar la situación. Por lo tanto, la crisis de 2008 no es un referente adecuado. En ese momento, existía una mayor cantidad de herramientas fiscales y monetarias en las economías desarrolladas, que hoy parecen agotadas. Es posible entregar algún impulso adicional como anunció el Banco de Inglaterra o la Reserva Federal, pero los impactos son limitados, porque las tasas de corto y largo plazo están en pisos históricos. La política fiscal por razones obvias no es alternativa. China usó muy intensamente los instrumentos fiscales y crediticios en 2008, pero hoy muestra menos disposición a repetir estos programas, al menos con la misma intensidad. Otras economías emergentes tienen menos espacio que en 2009. Por lo tanto, si se produce un deterioro adicional, el impacto de la crisis europea podría ser menos abrupto, pero sus efectos más duraderos.
- ¿Siente que ha sido tardía la capacidad de respuesta en Europa?
- Sin duda. Pero no podemos analizar la respuesta de la Eurozona como si fuera la respuesta de un país individual. La solución ha requerido construir sobre la marcha una serie de acuerdos políticos que permitan hacer transferencias entre países y al mismo tiempo regular los problemas de riesgo moral que van asociados a estas transferencias. Comparado con la respuesta de EEUU en 2008 o la de Inglaterra, la respuesta de la Eurozona ha sido mucho más lenta, más pausada, más tardía, con la sensación de que siempre llegan muy justo, sin holguras. Pero hay que entender que esto se da en un contexto institucional muy distinto y más complejo.
- ¿En este panorama, la inflación dejó de ser una preocupación?
- En la medida que la economía chilena siga evolucionando con crecimiento a tasas de tendencia, también esperamos que la inflación subyacente y los costos laborales sigan moviéndose en coherencia con nuestra meta. Las expectativas inflacionarias están en torno al 3% anual, los salarios se han estabilizado entre el 6% y el 7 % nominal, las mediciones de inflación subyacente también están entre el 2 y el 3% anual, por lo tanto, esas señales nos dan más tranquilidad. Sin embargo, sigue siendo una preocupación una situación de brechas de capacidad ajustadas y un mercado laboral estrecho, lo que en un escenario de re-aceleración de la economía podría generar riesgos inflacionarios.
- ¿Salario mínimo y reforma tributaria impactarían en la inflación?
- Nuestra proyección no incluye efectos asociados a la reforma tributaria ni al salario mínimo. Son proyectos que están en discusión en el Congreso. El proyecto de reforma tributaria tiene algunas posibilidades de rebaja de impuestos específicos que podrían mover a la baja esa proyección, si es que efectivamente se dan. En el caso de los salarios examinamos la evolución del conjunto de los salarios en la economía y en esa perspectiva nuestros supuestos son que siguen creciendo a tasas compatibles con esa meta del 3%.
- Entonces la reforma impactaría a la baja en la inflación…
- Nuestra proyección no incluye el impacto de la reforma tributaria…