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Cierres de Maersk, Iansa y Suazo: ¿Qué hay detrás?

Parecen casos aislados, pero de la mano de economistas, fuimos a buscar cuál es el hilo conductor que explica la seguidilla de cierres de las últimas semanas.

Por: C. Rivas y M. Winter | Publicado: Lunes 6 de agosto de 2018 a las 04:00 hrs.
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En el mundo empresarial reconocen que hay preocupación. El compromiso del presidente Sebastián Piñera de aumentar el crecimiento y atraer la inversión no parece estar dando los frutos que se esperaban, al menos no lo rápido que se esperaba. Lejos de aquello, se han sucedido cierres de empresas emblemáticas, como la planta de Iansa en Linares, la fábrica de Maersk en San Antonio o Pastas Suazo, por mencionar algunas, a lo que se suma el aumento del desempleo a 7,2% y despidos como los de Canal 13 y Latam.

Las encuestas de expectativas revelan cómo ha caído la confianza empresarial (leer nota de la página 22). Asimismo, en el Informe de Percepciones de Negocios publicado la semana pasada por el Banco Central se leía: “La gran mayoría de los entrevistados señala que el desempeño de sus negocios ha sido más bajo de lo que ellos esperaban a comienzos de año”.

El economista y gerente general de Gemines, Tomás Izquierdo, explica que “después de un periodo relativamente largo de bajo crecimiento –tuvimos cuatro años con un crecimiento de 1,5%- la estructura empresarial en general, sobre todo en algunos rubros y algunas industrias, quedó debilitada, dañada”. Por lo que si hubo un punto de inflexión positivo en la economía, “llegó tarde para para salvar a muchas empresas que ya venían dañadas”, explica el consultor.

Para Izquierdo “sin duda” en algunos casos también puede haber influido la implementación de la reforma laboral. Advierte que “este gobierno está al debe en lo que son políticas de oferta y en las expectativas que había generado en el mundo empresarial”. Estima que el gobierno no ha avanzado en “temas críticos para destrabar la inversión” y que “en señales económicas se ha hecho poco y nada”.

Competitividad

Para el exsubsecretario de Economía, Tomás Flores, “la competitividad es probablemente el común denominador en todas las empresas que han quebrado, aunque son de diferentes áreas de la producción”. “Es una mezcla entre la competitividad y el efecto de la liquidez, o sea, cómo el que las ventas hayan crecido muy poco por varios años, finalmente termina liquidando la compañía”. En el caso del azúcar, explica, es una empresa que ha tenido tiempos buenos y malos en relación a la protección que el Estado le otorgó. “Durante la década de los ’80 fue una empresa que tuvo protección en relación a la competencia internacional, pero que a partir de los tratados de libre comercio, paulatinamente se vio obligada a competir con el resto del mundo”, agrega.

Otro caso muy distinto sería el de Pastas Suazo, en que habría un fenómeno “que también ocurre con empresas familiares”, en las cuales la generaciones posteriores a los fundadores no logran adecuar la eficiencia de la compañía a los nuevos tiempos. “Entonces, no es extraño que empresas que fueron muy exitosas por parte de sus fundadores, cuando llega la segunda o tercera generación no son capaces de sobrevivir”.

El director de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento, Hugo Sánchez, explica que hay distintas razones que derivan en la insolvencia de una empresa: “Hay industrias que, por su naturaleza, para financiar su operación tienen niveles de apalancamiento mayores a otras y están más expuestas a situaciones de insolvencia. Otras se ven afectadas por los vaivenes internacionales de la economía”. Pero por sobre todo, afirma que el ritmo de quiebras ha sido “esperable”.

Con él coincide Jorge Hermann, de Hermann Consultores. Asegura que “es sólo casualidad” que se junte el cierre de varias empresas importantes (Iansa, Maersk y Suazo), lo que se debe a que “las fuerzas del mercado han hecho que estas empresas pierdan competitividad frente a su competencia (Maersk y Suazo) o enfrentan cambios estructurales en la demanda de su producto (Iansa)”.

Lo propio plantea Patricio Rojas, de la Consultora Rojas y Asociados, quien tiene la convicción de que la mayoría de las empresas afectadas “se ha enfrentado a cambios en tecnología, un desafío de parte de empresas externas que es mucho más violento”, es decir, “el común denominador es la falta de competitividad”.

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14 de junio
Cierra Maersk

En 2011 la naviera danesa Maersk anunciaba la construcción en Chile de una fábrica para construir contenedores. Siete años después y tras una inversión de US$ 200 millones, se cerraba la planta en San Antonio y como consecuencia, se despedía a 1.200 trabajadores. Según afirmó la propia empresa, la decisión se tomó ante "la sobreproducción de contenedores en el mundo y la dificultad permanente para conseguir a nivel regional proveedores de insumos para la fabricación, lo que impidió a la empresa ser competitiva".

18 de julio
CIAL quiebra

A poco más de un mes de conocerse el cierre de la planta de Maersk, una de las constructoras más antiguas de Chile, CIAL, se declaró en quiebra después de 38 años de operación, dejando sin empleo a unas 800 personas en la región de La Araucanía.
Alejandro Becker, dueño de la firma, explicó entonces que no cuenta con los recursos para seguir pagando a sus trabajadores, contratistas y proveedores. Según él, sería el MOP quien no le habría cancelado los dineros, situación que afectaría a 16 obras.

26 de julio
Planta de Iansa

Tras una extensa sesión de directorio, empresas Iansa confirmó el cierre definitivo de su planta procesadora de remolacha en Linares. Unas cuatro mil personas podrían verse afectadas, considerando trabajadores y otros relacionados al proceso productivo. La empresa explicó que la decisión se tomó considerando factores como la baja sostenida en el precio internacional del azúcar, la caída de su consumo y la reducción de la superficie de remolacha sembrada en el país. En 2017 la firma tuvo pérdidas por US$ 12 millones, antes de impuestos.

30 julio
Central Frenos

Aunque la decisión ya había sido anunciada a sus trabajadores, el cierre de la serviteca Central Frenos fue hecho público los últimos días de julio. Su gerente general, Víctor Ide, informó del despido de 140 trabajadores tras la reestructuración, luego de cinco años que Emasa adquiriera la red de serviteca que llevaba más de 30 años en el mercado. Fundada por la familia Pérez Mardones, en 2003 se asociaron con AXA Capital y finalmente fue adquirida por Emasa en 2013. Tras la compra, la gestión del negocio de serviteca en retail no logró mantener el ritmo de crecimiento que venía trayendo la compañía.

1 de agosto
Suazo baja la cortina

Poco después del impacto que generó en la región del Maule el cierre de la planta Linares de Iansa se conoció también el cierre de Pastas Suazo.
Tras un proceso de quiebra que se arrastraba hace meses, el 1 de agosto la junta de acreedores de la empresa votó por poner término a la continuidad del giro de la emblemática compañía de Curicó, que llevaba 80 años produciendo harinas, aceites, pastas y sémolas. La empresa empleaba a cerca de 200 trabajadores. La firma llegó a acumular una deuda cercana a los $11 mil millones.

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