El banco brasileño Itaú está entrando con fuerza al negocio de las tarjetas de crédito para aprovechar las altas tasas de interés en el mercado y la fuerte caída en la morosidad. Una apuesta que en tan sólo nueve meses lo ha llevado a desembolsar US$ 8.000 millones.
El lunes, el banco de mayor capitalización bursátil de América Latina, anunció un acuerdo de US$ 1.600 millones para adquirir 51% de un joint venture con Cencosud para administrar el negocio crediticio del retailer chileno. Un mes antes, Itaú se había adjudicado la compra de Credicard, la unidad de tarjetas de créditos de Citigroup en Brasil, por US$ 1.220 millones.
En septiembre, en tanto, había adquirido 50% de la propiedad de la procesadora de tarjetas Redecard, por 11.800 millones de reales (US$ 5.266 millones).
Itaú se ha volcado al mercado de plásticos a medida que la morosidad en el sector cae desde niveles récord.
Según datos de Bloomberg, la morosidad mayor a 90 días en tarjetas de crédito retrocedió a 3,8% en abril, 2,5 puntos porcentuales por debajo del máximo histórico alcanzando en noviembre.
“Esta es una estrategia inteligente, ya que los spreads en los préstamos de tarjetas de crédito pueden fácilmente compensar la morosidad”, dijo a Bloomberg el analista de Empiricus Research, Rodolfo Amstalden.
Itaú registra además el menor incremento en el costo de fondo respecto de sus tres principales competidores locales.