Luego de Habitat y Provida, ahora es Cuprum la AFP que envió una carta a sus afiliados explicando los beneficios del sistema de pensiones que ha sido muy cuestionado en los últimos días y cuyo debate se intensificó tras el arribo de José Piñera, el padre de modelo.
En el documento, Cuprum explica en detalle el carácter mixto del sistema chileno (capitalización individual y aporte estatal) y lo diferencia de aquel de reparto que funcionó pero cuando fue creado "hace más de un siglo atrás" porque "había muchísima gente joven en edad de trabajar y con posibilidades de aportar al sistema".
Afirmó que eliminar definitivamente el sistema de reparto es muy difícil ("los grupos de poder que reciben suculentas pensiones obviamente se oponen a corregir el sistema de fondo"), y que en esas economías han seguido básicamente los siguientes caminos:
-32 países han debido reducir los beneficios entregados, esto es, reducir las pensiones respecto de lo prometido para las nuevas generaciones. Según Curpum, estudios muestran una baja en pensiones de más de un 40% en algunos países respecto de lo inicialmente prometido.
-62 países han debido aumentar la tasa de contribución de las generaciones jóvenes. El promedio de la OCDE es cerca del doble de aporte que en Chile, y en algunos casos lo supera 3 veces.
-30 países han debido aumentar la edad de jubilación. "Endeudar al sistema para obtener fondos que permitan financiar pensiones que no alcanzan a ser financiadas por los aportes de los cotizantes. Algunos países europeos tienen deudas por pensiones prometidas de varias veces su PIB, lo que hace que en la práctica sea imposible pagarlas".
-Transitar a un sistema mixto, en que se va reduciendo el financiamiento de la pensión proveniente de un sistema de reparto para ir incorporando el ahorro individual que hace cada persona en su cuenta de ahorro.
Con todo, Cuprum reconoció que las pensiones no alcanzan el monto que a todos les gustaría y que es válido que haya discusión de las mejoras al sistema "que son absolutamente necesarias por los cambios demográficos y económicos en el mundo incluyendo Chile".
Sin embargo, advirtió que la discusión debe darse "con la evidencia existente y con datos reales, no sesgados, tergiversados o incluso falseados".