El Banco Central Europeo (BCE) concretó la semana pasada la compra de bonos garantizados por 1.704 millones (US$ 2.200 millones) en su último esfuerzo por reactivar la economía de la zona euro. La institución con sede en Frankfurt comenzó las adquisiciones el 20 de octubre, volviendo al mercado por tercera vez en seis años como parte de un renovado intento por mantener a raya la deflación e insuflar vida en una recuperación moribunda.
El mercado ha vigilado con atención los movimientos del BCE en su primera semana de compras de activo para medir la rapidez con la que el presidente, Mario Draghi, tiene previsto cumplir con su promesa de expandir el balance de la institución en hasta un billón (millón de millones) de euros.
A pesar de que el BCE añadirá bonos de titulización (ABS, su sigla en inglés) al plan de compra de este año, el estímulo podría no ser suficiente para reactivar la economía de la región.
"Esta operación es más grande de lo que esperábamos. Estas cifras nos dicen que el BCE está siendo agresivo en cuanto a la expansión de su balance", dijo a Bloomberg Agustín Martín, de BBVA en Londres.
Con la economía tambaleando y la proyección de inflación bajo 1% por décimo tercer mes en octubre, Draghi está presionado para hacer más. Mientras que los bancos centrales desde EEUU a Japón utilizan las compras de activos a gran escala para reforzar sus balances y sus préstamos, el BCE hasta ahora se había abstenido de dar ese paso.
La pasada semana, los rumores sobre otro nuevo programa de adquisiciones de deuda corporativa por parte de la institución monetaria desataron las compras en las bolsas europeas, aunque, por el momento, el organismo presidido por Mario Draghi no lo ha confirmado.