Por Isabel Ramos Jeldres
Quince años después del estallido de la crisis asiática, los países del sudeste asiático ya se han sacudido totalmente el riesgo y hoy se asoman como un refugio para los inversionistas que buscan seguridad en tiempos de turbulencia, principalmente los que han salido de China e India escapando de la desaceleración.
La región está mostrando resiliencia, y los expertos esperan que se beneficie aún más del auge de los commodities, de una mayor inversión extranjera y del desembolso estatal en proyectos de infraestructura.
En el primer trimestre, Filipinas creció 6,4% respecto del año anterior, su ritmo más acelerado en un año y medio, ubicándose sólo por detrás de China entre las economías asiáticas. Y, como declaró el presidente Benigno Aquino a Reuters a principios de julio, se espera que el ritmo de expansión se acelere en el segundo trimestre, de la mano del consumo doméstico y del gasto estatal para modernizar la deteriorada infraestructura del país. Malasia, Indonesia y Vietnam también crecieron por encima de 4% en los primeros tres meses del año.
En contraste, la zona euro está sumida en la crisis de deuda soberana (con varios países en recesión), la economía estadounidense está estancada, y China se está desacelerando, como se dejó ver con el crecimiento de 7,6% del segundo trimestre, su expansión más baja desde 2009.
“Los grandes países de la región parecen estar en una fase de inversión, lo que pensamos que ocurre en un buen momento. En medio de la desaceleración global, la región Asean puede mantener el apoyo fiscal y monetario para sostener el crecimiento”, dijo a Reuters la administradora de inversiones de JPMorgan Asset Management en Singapur, Pauline Ng.
Las bajas tasas de interés deberían entregar un poder de gasto adicional a una región de 600 millones de habitantes, con una creciente clase media. Esta masa de compradores, que está llenando los centros comerciales de Manila a Phnom Penh, es la que está impulsando el crecimiento, y está reduciendo la dependencia de la demanda de exportaciones de Estados Unidos y Europa.
A esto se suman otros factores, como la mejora en la administración fiscal. Indonesia y Filipinas redujeron la deuda fiscal, y han mantenido sus presupuestos en regla en los últimos años. Indonesia recibió el estatus de grado de inversión de las agencias calificadoras el año pasado, y se especula que el próximo podría ser Filipinas, a medida que Aquino avanza en su lucha contra la corrupción y la evasión tributaria.
Además, se mejoró la competitividad frente a China. Como dijo el codirector de investigación económica asiática de HSBC, Frederic Neumann: “el sudeste asiático está ascendiendo, después de ser eclipsado por China por casi diez años”.
Imán de inversiones
Los mercados bursátiles de la región han tenido un desempeño notable. Vietnam, Filipinas y Tailandia están entre las bolsas con mejor desempeño del mundo en el primer semestre.
Pero el atractivo no sólo se concentra en los instrumentos de corto plazo; los inversionistas en acciones y bonos están siendo superados por quienes están apostando por el largo plazo, en parte, porque las valuaciones de las acciones se mantienen altas: la cifra de marzo triplica al mínimo después de la crisis en 2008.
Los activos administrados por fondos mutuos y transados en bolsa offshore dedicados al sudeste asiático subieron a más de US$ 26 mil millones en marzo. Un 80% de ellos están en fondos administrados activamente, y el resto en ETF de corto plazo. En contraste, los fondos enviados a China e India están un 30% por debajo de los niveles pre-crisis, y cayendo.
“Es un cambio estructural en términos de la forma en que los inversionistas perciben el mercado”, aseguró a Reuters el administrador de portafolio de Doric Capital Rajesh Ranganathan. “Hoy, India y China son los lugares donde las personas buscan el riesgo, e Indonesia y Tailandia son los lugares donde las personas se están escondiendo”, agregó.