Michael Boys trabaja como consultor deportivo y coordinador general en eventos FIFA. La cancha del marketing es conocida para él y con un mundial en el horizonte los ojos de la marcas están puestas ahí sobre todo una vez que las puertas de los estadios se volvieron abir.
-¿Tras la pandemia, surgieron nuevos espacios para el marketing y la publicidad?
Durante la pandemia vimos una explosión de branding orientado a la televisión que, poco a poco, ha ido volviendo a la normalidad, porque para las marcas tiene cada vez menos interés en él. Lo que sí llegó para quedarse son los espacios híbridos, el phy-gital, que combinan las experiencias físicas y digitales. Las propiedades deportivas (clubes, federaciones, eventos) deben adaptarse a que los puntos de contacto con los aficionados son cada vez más diversos y complejos.
-Respecto a los auspicios, qué fuerza toma la selección de fútbol nacional en plenas clasificatorias al mundial? ¿Han surgido nuevas marcas o propuestas interesantes para auspiciar a la selección?
Ha sido un período muy interesante para La Roja. Como ya tenía un ecosistema digital desarrollado y orgánico, con más de 5 millones de seguidores muy fanáticos (hoy ya son 7 millones), “digitalizar” a la selección y darle vida más allá de los partidos fue natural. Desde el inicio de la pandemia se han cerrado tres nuevos sponsors (Betsson, Rappi y Latam) y un cuarto, también del ecosistema digital, viene en camino.
-¿Qué deportes o propiedades deportivas se ven con más futuro?
Evidentemente, los e-sports y los deportes que se han adaptado mejor a las nuevas formas de consumo son los que van disparados para arriba. Hay un caso muy interesante con el triatlón, que en la mitad de las cuarentenas en Europa lanzó un formato híbrido en que los atletas trotan y pedalean en simuladores, trasladando la competencia de la calle a la pantalla. En contrapartida, deportes de difícil consumo audiovisual, como el tenis o el golf, lo están pasando mal.
-¿Qué podemos esperar de Qatar 2022 como hito en el marketing deportivo?
Qatar será el Mundial de la opulencia, con estadios y tecnología nunca vistos. Pero es el fin de un ciclo en que estos eventos, igual que los Juegos Olímpicos, crecieron hasta hacerse casi inmanejables para sus anfitriones. Lo que veremos hacia adelante es el foco en la sostenibilidad y en alinear los eventos deportivos con ideas como el bienestar de las comunidades, la alegría y el respeto por el medio ambiente.