El entorno asesor del presidente Sebastián Piñera, círculo que tiene
la tarea de enajenar Chilevisión, rápidamente dio vuelta la página.
Luego
del fracaso en las tratativas con el fondo Linzor Capital Partners, los
esfuerzos para vender la estación privada se han retomado de inmediato,
y ya habría al menos dos ofertas por los activos del canal privado, a
pesar de los fantasmas sobre la concesión que han enturbiado las
negociaciones de los últimos días, principalmente por las últimas
declaraciones de la Universidad de Chile.
La carta pública hecha
por el rector del plantel estudiantil, Víctor Pérez, en la cual se
asegura que la Casa de Bello tiene injerencia en un potencial negocio, y
que se revisará con detalle el contrato entre la universidad y
Chilevisión escriturado en 1993, puso en alerta tanto al entorno que
asesora la venta, como a quienes estarían interesados en comprar el
canal.
Por esto último, y por las acciones que podría tomar el
plantel educativo, de cara a revisar los contratos y revisar la
continuidad del usufructo sobre la frecuencia, los oferentes habrían
hecho una serie de exigencias para asegurar que lo que impidió que
Linzor se quedara con Chilevisión, no sea también un motivo de obstáculo
para sus casos particulares. Ni que el negocio se ponga en duda más
allá de 2018, como ha sido hasta ahora.
Más garantías,
mayor certeza
Según comentaron en el círculo de Piñera, los
contratos no son iguales al que diseñaron con Linzor Capital,
precisamente por las exigencias que piden los potenciales compradores.
Todas relacionadas con la concesión.
Y aunque no hay nada
cerrado, la mayor duda que se ha presentado, entre los oferentes y
quienes han consultado por Chilevisión, ha sido cuál es el usufructo en
discusión.
Es decir, si el negocio incluye que el dueño de
Chilevisión transmita televisión por la frecuencia de la Universidad de
Chile, o es sobre el uso de la totalidad del ancho de banda,
correspondiente a 6 MHz.
Según estas fuentes, el usufructo es
sobre la frecuencia vigente al día de hoy, la cual habrá que revisar una
vez que se conozcan los detalles y alcances de la nueva Ley de
Televisión Digital.
La amenaza azul
El rector de
la Universidad de Chile, quien no hará declaraciones hasta tener el
panorama legal más claro, encargó a la Facultad de Derecho del plantel
que revise el contrato suscrito entre la universidad y la familia
Cisneros en 1993, mismo documento que rige para Bancard (Piñera).
En
el entorno del vendedor se mostraron tranquilos ante estas
declaraciones, ya que confían en que el contrato es lo suficientemente
claro a favor del "arrendatario" de la señal, con una cláusula que
estipula que en 2018 se renovará, de manera automática, la concesión por
otros 25 años.
La única forma de que la casa de estudios rompa
con esto es mediante un Tribunal Arbitral, donde debe aducir que
Chilevisión rompió con el contrato, algo que hasta la fecha no ha
sucedido.
Por lo mismo, estas fuentes precisaron que el fin de
estas declaraciones tienen un tinte monetario de parte de la "U", más
que el deseo de terminar con el contrato en 2018.