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Disturbios dejan a Tailandia cerca del borde del abismo

El mundo se ha acostumbrado en los últimos años al estallido...

Por: | Publicado: Martes 14 de enero de 2014 a las 05:00 hrs.
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El mundo se ha acostumbrado en los últimos años al estallido de manifestaciones públicas masivas contra los autócratas y élites. El Medio Oriente ha tenido las revueltas árabes en Egipto, Siria y Túnez. Rusia ha sido testigo de repetidas manifestaciones callejeras contra el gobierno del presidente Vladimir Putin. Al fines del año pasado, miles de manifestantes en Kiev le pidieron la renuncia al autoritario presidente de Ucrania, Viktor Yanukovich.

Ahora somos testigos de grandes protestas contra el gobierno en la capital tailandesa, Bangkok. Pero en un aspecto estas protestas son diferentes a las demás. Esto se debe a que en Tailandia los manifestantes no están exigiendo más democracia, sino que menos. Desde 2001, el electorado tailandés ha elegido en repetidas ocasiones a Thaksin Shinawatra y sus representantes, entre ellos su hermana Yingluck, para el poder. Sin embargo, el lunes, el distrito comercial de Bangkok estaba lleno de manifestantes exigiendo el derrocamiento del gobierno democráticamente elegido de Yingluck y la sustitución del parlamento por un “consejo popular” no electo.

Tailandia no es ajena a trastornos de este tipo. Ha sufrido 18 golpes de Estado desde el fin de la monarquía absoluta en 1932. Pero el actual intento del opositor Partido Demócrata para cerrar Bangkok amenaza con una nueva escalada de graves disturbios. La oposición, liderada por Suthep Thaugsuban, se niega a dar marcha atrás en su campaña para derrocar a Yingluck del poder y boicotear las elecciones nacionales del próximo mes. Internacional Crisis Group, una organización no gubernamental, advirtió esta semana que “el riesgo de violencia en amplias franjas del país está creciendo y es significativo”.

Ese tipo de violencia, si es que ocurriera, tendría graves repercusiones en toda la región. Tailandia fue uno de los primeros países asiáticos a adoptar la democracia y es la segunda economía más grande de Asia Sur-Oriental.

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