La semana en el mercado local comenzará con el impacto de las primarias oficialistas. Hablamos de este tema en el podcast especial de esta semana, que les recomiendo no perderse.
En Wall Street, con la crisis en Irán y Medio Oriente “resuelta, terminada”, en palabras de la Casa Blanca; y con aparentemente inminentes acuerdos comerciales en camino, la atención se concentrará en los próximos días en la reforma tributaria y fiscal.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ha aumentado la presión sobre los legisladores republicanos en los últimos días, exigiendo que su “One Big Beautiful Bill” esté lista para firmar y convertirse en ley el próximo 4 de julio.
El plazo deja casi sin tiempo a los legisladores para conciliar las diferencias entre el proyecto aprobado por la Cámara de Representantes y los cambios introducidos y, al cierre de esta edición, todavía en debate en el Senado.

Para el mercado la reforma es clave. Se trata de un “megaproyecto” de ley, que en 1.100 páginas recoge cambios tributarios, de cobertura de subsidios, salud, defensa, etc.
Uno de los puntos más preocupantes era la Sección 899, que imponía un impuesto especial a las empresas e inversionistas de países que aplicaran el impuesto global a las multinacionales (15% mínimo) acordado por la OCDE y el G20. Pero este tributo ha sido eliminado del proyecto de ley, después de que el Tesoro tomara nota de cómo obstruía sus planes para atraer inversiones a EEUU.
Eliminado ese riesgo, el foco del mercado está en el impacto fiscal. La Oficina Presupuestaria del Congreso estima que los recortes tributarios del proyecto reducirán los ingresos fiscales en US$ 3,7 billones en la próxima década. Los bonos del Tesoro, y sobre todo el dólar, han acusado el golpe de las expectativas de un mayor déficit y deuda fiscal. Analistas esperan el texto final para conocer cuánto de ese menor ingreso será compensado por recortes de gastos. Pero hay un consenso: no serán suficientes.
¿Tendremos una cifra la próxima semana? Los jefes de las bancadas republicanas en el Senado y la Cámara de Representantes han prometido que sí.
Para lograrlo enfrentar un fin de semana de sesiones maratónicas. Especialmente, después de que Elizabeth MacDonough, la parlamentarista del Senado (una especie de fiscal de procedimientos legislativos), vetara una serie de cláusulas por no cumplir con las reglas del formato escogido para el trámite de la ley.
El que los republicanos demanden ahora que MacDonough, que cumple un rol bipartisano, sea despedida, revela el riesgo que suponen sus fallos para cumplir con los plazos exigidos por Trump.
Por ahora, John Thune, líder de los senadores republicanos está apurando la escritura de las cláusulas vetadas con miras a tener una primera votación hasta el domingo. Pero varios senadores republicanos amenazan con bloquear el avance del proyecto ante su rechazo a recortes a Medicaid y otros puntos.
Si Thune logra alinear sus filas y el proyecto supera el Senado, la Cámara comenzaría su votación al día siguiente. Sin embargo, varios legisladores están demandando al menos 48 horas para revisar los cambios que introduzca el Senado. Otros adelantan que no aceptarán otro texto que no sea el aprobado previamente por la Cámara. De no haber un acuerdo, el proyecto debería volver al Senado.
Fuera de la actividad en el Capitolio, inversionistas estarán pendientes de nuevos anuncios de parte del Departamento de Comercio. Según su secretario, Howard Lutnick, hay una decena de acuerdos comerciales casi listos. Lo que le interesa al mercado es saber si en esa lista se encuentra la Unión Europea. El bloque es uno de los principales socios comerciales de EEUU. De no haber un acuerdo, el arancel a los productos europeos pasaría del 10% general que rige desde el pasado 9 de abril (excepto autos y acero/aluminio, con tasas de 25% y 50%, respectivamente) a un 50%, según la amenaza de Trump.
La Fed en agenda
La Reserva Federal y el inicio de los dos esperados recortes de tasas para este año seguirán en la agenda del mercado. Más aún con una nueva conferencia de Jerome Powell en agenda (el martes 1, en el BCE).
Reportes de cifras de mayo revelan una desaceleración de la economía estadounidense que se atribuye a una reacción a la incertidumbre generada por las políticas de la administración de Trump. El gasto real de los consumidores sorprendió el viernes pasado con una caída de 0,3% en mayo versus el alza de 0,1% que preveía el mercado. Se trata de la mayor baja del índice en lo que va del año.
Es la menor demanda lo que estaría conteniendo la inflación, especialmente los menores gastos en servicios. El índice de precios vinculado al consumo (PCE) subió 0,2% en mayo para una tasa anual de 2,3%, ligeramente por encima del 2,2% de abril.
Tras el reporte de gasto e inflación, en el mercado ganó terreno la idea de una desaceleración e inflación acotada, por ahora, de la economía. Pero las tendencias son preocupantes, pues apuntan a una estanflación (menor crecimiento, mayor inflación), especialmente si se consideran las alzas arancelarias que llegarían a partir del 9 de julio.
El calendario traerá la próxima semana datos correspondientes a junio, incluyendo el índice PMI de manufacturas (martes 1) y servicios (jueves 3) elaborado por el Instituto de Gerentes de Compra (ISM).
La atención estará en las cifras del mercado laboral, comenzando el miércoles 2 con la encuesta ADP de creación de empleo privado. El jueves 3, antes de que Wall Street salga de feriado por el Día de la Independencia, se publicará la tasa de desempleo y las contrataciones no agrícolas. La cifra a mirar es 100.000. Una creación de empleo por debajo de ese nivel encendería las alarmas sobre una desaceleración algo más rápida de lo esperado.