Aunque es originario de esas latitudes, el salmón que se degusta en Estados Unidos proviene mayoritariamente de Chile y por ello este es uno de los sectores más expuestos en la guerra comercial: se estima que el anunciado -y pausado- arancel de 10% podría reducir las exportaciones de este alimento en US$ 571 millones y el menor crecimiento global añadiría una caída de US$ 53 millones, totalizando menores embarques por US$ 623 millones.
Pero eso no es todo. El impacto indirecto en la economía chilena sería de US$ 773 millones, sumando así un efecto total de US$ 1.400 millones, afectando especialmente las regiones de la zona sur.

“El arancel del 10% impuesto por EEUU al salmón chileno pone en una situación muy compleja a una industria clave para el país”, dijo el decano de la Facultad de Economía, Negocios y Gobierno de la Universidad San Sebastián (USS), Alejandro Weber, autor del análisis en conjunto con el gremio SalmonChile.
“Este diagnóstico exige acciones inmediatas del Ejecutivo”, aseveró. A nivel general, entregar garantías a EEUU sobre las materias que ellos han señalado son incumplimientos de Chile sobre el tratado de libre comercio, y en particular, sobre la industria, apuntó Weber.
El presidente de SalmonChile, Arturo Clément, agregó que a este factor externo se suman lo que denominó “aranceles invisibles”. “La salmonicultura enfrenta también trabas regulatorias internas y problemas de permisología que afectan nuestra competitividad, tanto como el arancel del 10%”, precisó. “Como país debemos hacernos cargo”, enfatizó.
“Hemos planteado a distintas autoridades la necesidad de optimizar tiempos de tramitación de permisos ambientales y sanitarios; modernizar procesos administrativos y generar mayor certeza jurídica para las inversiones”, añadió.
Detalle del impacto
El año 2024, Chile exportó más de US$ 6 mil millones de este pescado al mundo y US$ 2.519 millones corresponden a ventas a EEUU. Con ello, el rubro se posiciona como el segundo más expuesto después de la minería cuprífera, por sobre rubros como las frutas, los vinos y los productos forestales.
Además, el salmón chileno tiene el 55% del mercado estadounidense, muy por sobre Noruega, que tiene el 16%, y que su vecino Canadá, de donde viene el 14%. Cabe señalar que el salmón noruego fue cargado con un 15% de tarifas aduaneras y el canadiense quedó exento, por ahora. “En consecuencia, no es evidente que exista una ganancia en términos de precio relativo para Chile frente a sus principales competidores”, estimó la investigación.
De ahí que, al ser ya el principal actor, el espacio potencial del salmón chileno para ganar cuota de mercado sería acotado y, de hecho, considerando que la demanda es sensible al precio por ser un bien suntuario y tener otras proteínas más baratas como sustitutos directos, “el traspaso de mayores costos de importación se traduciría en caída del consumo”, detalló el análisis.
Si EEUU consume menos, ¿qué mercados podrían absorber ese exceso de oferta? El informe considera que podría ser Brasil, hacia donde ya va el 15% de los envíos, y Japón, que compra el 14%. Pero, advirtió la USS, hay que considerar que posiblemente el precio baje.
Arturo Clément planteó que “la redirección inmediata no es viable por varias razones”. Una de ella, dijo, es que “el 80% de nuestro producto va fresco por avión a EEUU, es un flujo diario que no se puede modificar fácilmente” y “el desarrollo de nuevos destinos requiere tiempo e inversión en infraestructura de distribución”.
Así las cosas, el alza de los aranceles de 10% a Chile se traduciría en una caída del valor exportado de salmón hacia EEUU de 22,7%, equivalente a US$ 571 millones, mientras que el menor crecimiento mundial por 1% implicaría una disminución del volumen importado (y exportado) de 0,87% en el corto plazo, equivalente a US$ 53 millones adicionales. Así, el efecto total llegaría a US$ 623 millones, es decir, del 10,3% del valor exportado de salmón en 2024.
A nivel país, un informe anterior de la USS reveló que el aporte de la salmonicultura se estima en 2,02% del PIB nacional y entre un 23,5% y 27,5% del PIB de las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes. En cifras, esto equivale hoy a un impacto indirecto de US$ 773 millones. Y si se suma tanto el impacto en los envíos como en la economía local, el efecto consolidado es de US$ 1.396 millones.