DOLAR
$930,21
UF
$39.280,15
S&P 500
6.279,35
FTSE 100
8.822,91
SP IPSA
8.285,29
Bovespa
141.264,00
Dólar US
$930,21
Euro
$1.096,28
Real Bras.
$171,68
Peso Arg.
$0,75
Yuan
$129,88
Petr. Brent
68,30 US$/b
Petr. WTI
66,49 US$/b
Cobre
5,06 US$/lb
Oro
3.346,50 US$/oz
UF Hoy
$39.280,15
UTM
$68.923,00
¿Eres cliente nuevo?
REGÍSTRATE AQUÍPor: Padre Raúl Hasbún
Publicado: Viernes 1 de agosto de 2014 a las 05:00 hrs.
Las normas de conducta moral que las religiones enseñan ¿son capricho de los dioses o invento clerical para mantener sumisamente alineados a sus feligreses?.
En el relato bíblico de la Creación no se mencionan los diez mandamientos, sólo una prohibición: intentar apoderarse de la ciencia del bien y del mal. No puede, el hombre, pretender alzarse por encima de la verdad objetiva y decidir autónomamente lo que su conciencia creativa considere lícito o conveniente.
La omisión de los diez mandamientos en esta fase primera de la historia no es casual: el hombre viene ya estructurado por su Creador, de quien es imagen y semejanza, para discernir entre lo que honra su dignidad racional o lo que le degrada a un nivel inferior a la bestia. La bestia se guía por su instinto y encuentra allí el criterio seguro para conservarse y perpetuar su especie.
El hombre se guía por su razón inteligente, que lo habilita para leer y comprender lo que es conforme a su naturaleza, y se mueve por su voluntad libre para adherir al bien que lo perfecciona. Sólo miles de años después la prudencia divina juzgó necesario, en vista de los desvaríos intelectuales y las transgresiones conductuales, reforzar la ley moral natural con un código preceptivo y prohibitivo que llamamos los Diez Mandamientos. Quien se adentra en su contenido no tarda en comprobar que las normas que mandan o prohiben hacer algo están íntegramente modeladas en el carácter racional de la persona humana.
Tanto es así, que los modernísimos códigos de derecho constitucional, penal, civil o laboral no hacen más que reproducir, en sustancia, y aplicar a las circunstancias lo mandado o prohibido en los Diez Mandamientos. El aporte plusvalórico de las religiones, en especial la cristiana, queda cifrado en la cuádruple “S”: Solemnidad, Sanción, Sanación, Superación. No hay capricho, no hay invento: sólo lectura respetuosa de la ley natural.
Ello vale de la moral sexual y de toda otra norma de comportamiento ético. Creyentes o no creyentes convendrán en que a nadie es lícito matar a un inocente indefenso, violentar su libertad e integridad sexual, forzarle a actuar contra su conciencia en materia religiosa, despojarle arbitrariamente de su patrimonio, su libertad, su honra, impedirle formar familia o que ésta ejerza sus irrenunciables derechos.
La frecuencia ética o la sanción jurídica de estos comportamientos pueden sufrir vaivenes pendulares, pero la sustancia permanece invariable. Aquí radica la contribución que las religiones prestan al sistema social: testimoniar valores absolutos, no condicionados a los cambios de opinión, de leyes o de resultados de encuestas. Una madre, un padre, un maestro no son meros espejos ni tibios termómetros de lo que sus hijos hacen. Prefieren la verdad crucificante a la mentira complaciente. En el momento arriesgan ser impopulares. Luego, siempre, cosecharán mayoritaria admiración y gratitud.
La Fundación Encuentros del Futuro anunció la integración de exautoridades de distintos colores políticos al directorio para “fortalecer la gobernanza” y puso a la cabeza al exministro y exparlamentario PPD quien reemplazará al Premio Nacional de Ciencias, Juan Asenjo, en este rol.
El gerente general de la farmacéutica en Chile argumenta que, ante el envejecimiento de la población, debe haber un cambio de paradigma hacia una lógica de prevenir las enfermedades, más que solo curarlas.