Día de contrastes fue el de ayer en el plano económico en el país. Mientras el ambiente sugería la salida de los responsables del área, Rodrigo Valdés y Luis Felipe Céspedes (lo que se concretó), el mercado laboral aportaba con cifras alentadoras.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas, la tasa de desocupación se ubicó en 6,9% en el trimestre mayo-julio, lo que representó una baja de 0,2 puntos porcentuales (pp.) en doce meses y 0,1 pp. frente al período móvil anterior.
Dado este resultado, el desempleo femenino y masculino exhibió descensos para ubicarse en 7,4% y 6,5%, respectivamente.
Lo anterior, en un contexto donde los expertos consultados por Reuters y Bloomberg esperaban una cifra de 7,1%.
Auspicioso, la disminución anual de la desocupación (situación que no se observaba desde diciembre-febrero 2016) respondió al mayor incremento de los ocupados (2,2%) que el observado por la fuerza de trabajo (1,9%).
En relación a la calidad del trabajo, las señales resultaron mixtas. Los puestos de trabajo de los asalariados mostraron un alza de 3,5%; mientras que los trabajadores por cuenta propia subieron 4,7%.
En doce meses, los ocupados a tiempo parcial voluntario crecieron 3,2% y aquellos a tiempo parcial cayeron 2,1%.
Salud y sector público
Por rubros, la generación de empleo fue motivada por actividades de salud (11%), administración pública (7,8%) y enseñanza (4,5%). En el ámbito de los descensos se ubicaron construcción (-3,4%), hogares como empleadores (-4,2%) y actividades financieras y de seguros (-4,4%).
En ocho de las quince regiones la tasa superó el promedio nacional, destacando Antofagasta con un 8,3%. En el extremo inferior se ubicó Magallanes, con un 1,3%.
En la Región Metropolitana la tasa se situó en 6,7%, con disminuciones de 0,8 puntos porcentuales en doce meses y de 0,3 pp. respecto del trimestre móvil anterior.
