El año 2024 estuvo marcado por el debut de diversos cambios laborales: la Ley de conciliación de la vida personal, familiar y laboral, la reducción de la jornada laboral y la Ley Karin. Normativas que significaron más de un ajuste al interior de empresas y organizaciones.
Y si bien 2025 se ve “más tranquilo” en términos de ajustes debido a nuevas leyes, sí será protagonista la implementación de una normativa que tiene preocupadas tanto a las gerencias de recursos humanos como a los sindicatos por su posible impacto: la reforma previsional.
Así quedó de manifiesto en la cuarta edición de la encuesta laboral de la Fundación Carlos Vial Espantoso (FCVE), en la cual participaron vía online 90 gerencias o áreas de personas, representando a casi 200 mil trabajadores propios de estas empresas; y 123 dirigentes sindicales, representando a más de 75 mil socios.
“Esta divergencia también subraya la necesidad de una comunicación clara y acuerdos transparentes y colaborativos entre empresas y sindicatos, para mitigar posibles fricciones”, opina directora ejecutiva de la fundación, Sofía Rivas.
El sondeo, que se realizó en colaboración con Diario Financiero, abordó la mirada que existe en ambos actores respecto al impacto, evidenciando las variadas miradas de cada uno.
Los temores
La reforma de pensiones, promulgada oficialmente el 19 de marzo pasado y publicada en el Diario Oficial el 26 del mismo mes, trae consigo varias modificaciones.
Como primer y principal punto, la normativa establece una cotización adicional del 7% con cargo al empleador, que se implementará de forma progresiva en un plazo de nueve años, elevando el aporte total del empleador al sistema previsional a 8,5% (ya que se considera el aporte de 1,5% ya existente para el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia).
La Ley, además, incluye cambios a la Pensión Garantizada Universal (PGU), entre otras varias modificaciones al sistema.
Pero ¿qué es lo que inquieta de la normativa a las áreas de recursos humanos y sindicatos? En términos generales su costo económico, aunque por diversas implicancias.
De acuerdo con el sondeo, el impacto esperado de la reforma de pensiones para las gerencias de personas de grandes empresas, se enfoca en el incremento en los costos operacionales, con un 72% de respuestas, seguido de la reducción del margen para negociar incrementos salariales y beneficios, con un 41% de las preferencias.
En tercer lugar, se mencionan los ajustes que se tendrán que realizar en la estructura de compensaciones, con un 37%.
“Esto refleja una mayor preocupación por el impacto financiero directo que podría generar la nueva cotización adicional del 7%, así como los cambios necesarios para adaptarse a los nuevos requisitos previsionales”, advierte el sondeo.
Inquietud sindical
En la otra vereda, los sindicatos destacan como principal preocupación la reducción del margen para negociar incrementos salariales y beneficios con un 41%, seguido del efecto que tenga en las relaciones laborales debido a la percepción sobre quién asume los costos de las mayores cotizaciones, con un 33% de respuestas.
En tercer lugar, aparece una cierta aprensión sobre el eco que tenga la nueva legislación en las negociaciones con la administración de la empresa sobre la estructura de compensaciones y beneficios (22%). Para el estudio, esto último sugiere que, desde la perspectiva sindical, los efectos de la reforma se perciben más en términos de negociación y distribución de los costos asociados, en lugar de un impacto directo en la estructura de costos operacionales.
“Esta divergencia de enfoques resalta las distintas prioridades y roles que ambos actores desempeñan en la implementación de la reforma previsional, pero también subraya la necesidad de una comunicación clara y acuerdos transparentes y colaborativos entre empresas y sindicatos, para mitigar posibles fricciones durante la implementación progresiva de la reforma”, dice la directora ejecutiva de la Fundación Carlos Vial Espantoso, Sofía Rivas.
En una línea similar, el coordinador de la Mesa Técnica de la Reforma Previsional -que además participó en el seminario en el que se presentaron los resultados de la encuesta-, Cristóbal Huneeus, agrega que ambas percepciones son legítimas y cada uno lo hace desde su lugar.
En su opinión, la preocupación de las organizaciones sindicales estuvo “muy presente en la discusión del Congreso, es por ello que el aumento es gradual, para dejar espacios de aumento de salarios cuando fuera posible. El desafío de los sindicatos es mostrar cómo están contribuyendo a los aumentos de productividad de la empresa para poder conversar sobre los aumentos salariales en este contexto”.