Factor económico

Rosanna Costa y proyecciones de PIB 2023-2026: “Lo que estamos mirando es un crecimiento en torno al 2% promedio, que es la tendencia”

El Informe de Política Monetaria marcó la primera semana de abril. Aquí la máxima autoridad detrás del reporte profundiza en los alcances de las proyecciones de corto y mediano plazo y se hace cargo de los cambios que anunciaron.

Por: S. Valdenegro y R. Lucero | Publicado: Sábado 6 de abril de 2024 a las 04:00 hrs.
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Foto: Julio Castro
Foto: Julio Castro

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Un típico sábado de Rosanna Costa, como el de hoy u otro, tranquilamente puede pasarlo trabajando en un Informe de Política Monetaria o en compañía de su nieto. La presidenta del Banco Central se sabe “trabajólica”, pero al mismo tiempo admite que busca espacios para estar con la familia. Una dimensión que protege y que ha compartido con roles públicos desde los inicios de su carrera profesional, en cuyo transcurso ha cultivado un perfil eminentemente técnico. Ligada a la derecha, llegó al consejo del ente emisor nominada en 2017 por la exPresidenta Michelle Bachelet.

Quizás, por ello, no duda en afirmar tajante que su cargo es 24/7. “Sí, lo es, y eso significa estar siempre disponible y yo lo estoy”, dice.

Tras liderar el martes la Reunión de Política Monetaria, en que la entidad bajó la tasa de interés 75 puntos base hasta 6,5%, la economista se movió al día siguiente -junto al resto del consejo del ente emisor- a Valparaíso para presentar el primer IPoM del año ante la comisión de Hacienda del Senado. Lo propio hizo ante la prensa en su vuelta a Santiago y la mañana del jueves ante el mundo empresarial convocado por Icare.

En lo esencial, el reporte reveló una mejoría en las proyecciones de crecimiento para 2024 a un rango de 2%-3% -desde el 1,25% a 2,25% previo-; y una inflación a diciembre de 3,8%, casi un punto más alto que en el IPoM anterior.

Como lo resume Costa: el IPoM constata una economía que ha ido resolviendo “desbalances significativos” a la par de una inflación que ya está en torno a la meta de 3%, incluidas expectativas ancladas a ese número a dos años.  “Eso nos da un marco para la política monetaria más flexible y distinto al que teníamos meses atrás”, destaca, junto con clarificar que la consecuencia de este cuadro es uno: “La tasa de interés tiene que seguir bajando, pero con dosis de prudencia”.

"Más allá de lo que pase en el corto plazo, nosotros consideramos que el tipo de cambio real debiera tender a apreciarse hacia la segunda parte del año".

"Nosotros somos siempre bien autocríticos en el buen sentido, evaluamos todo lo que hacemos. No hay que olvidarse que desde fines de enero tuvimos varias noticias. Por ejemplo, los mayores registros de inflación y actividad".

- El mercado asumió que la tasa cerrará el año cerca de 5%. ¿Eso dan los cálculos?

- Más que una trayectoria, presentamos un corredor de tasas. En este IPoM señalamos que la tasa de interés tiene que seguir bajando. No corresponde anticipar decisiones, pues se toman en cada reunión de acuerdo con los antecedentes. Tenemos un corredor de tasas que se hace cargo, primero, de que las proyecciones tienen ciertos niveles de incertidumbre en torno a los valores; y, segundo, que hay cierta sensibilidad que se puede ir dando o no. Yo entiendo que el mercado observa más la parte media del corredor, pero para nosotros el espacio de movimiento está dentro del corredor

- ¿Incluidas pausas?

- Es que el corredor permite varias cosas, pero tiene una tendencia a la baja bien clara.

- Tras la reunión monetaria de enero quedó la sensación que las bajas de tasas serían fuertes y que íbamos rápidamente hacia el nivel neutral. Incluso, un consejero puso sobre la mesa 150 puntos de baja. Ahora, no es así. ¿Hay alguna autocrítica desde la perspectiva comunicacional?

- Nosotros somos siempre bien autocríticos en el buen sentido, evaluamos todo lo que hacemos. No hay que olvidarse que desde fines de enero tuvimos varias noticias. Por ejemplo, los mayores registros de inflación y actividad. De hecho, las perspectivas del mercado también se modificaron.

- ¿Pero no se precipitaron en el cambio de tono del comunicado de enero? Se habló de tasa neutral y meta de inflación este año.

- Dos cosas. El Banco tiene que ir ajustando las proyecciones, haciéndonos cargo de las diferencias que observa, y debe comunicarlo. Dicho eso, lo que predomina en el actual escenario es una economía que se está ajustando rápidamente, una inflación que ha bajado rápidamente y la tasa debe recoger estos cambios y, por lo tanto, encaminarse a niveles que sean más cercanos a los neutrales.

En este último comunicado hay una nota de cautela. Lo que estamos diciendo es que se tiene que consolidar este escenario, que vemos más abierto y que vamos a ir ajustando en cada reunión cual es la dosis de los recortes

- El dólar reaccionó con fuertes bajas al comunicado del martes y del IPoM. ¿Era la reacción esperada?

- Desde hace un tiempo, estamos viendo reacciones en los mercados financieros y en el mercado cambiario frente a cualquier noticia económica, en particular cuando pueden afectar el diferencial de tasas de interés con el exterior. Hemos tenido cambios importantes por noticias de EEUU, por el IPoM y por el precio del cobre, que ha tenido un salto significativo en pocos días. Y hemos tenido una depreciación en el dólar a nivel global.

- ¿Esto tendrá alguna implicancia en la trayectoria de inflación hacia adelante?

- Más allá de lo que pase en el corto plazo, nosotros consideramos que el tipo de cambio real debiera tender a apreciarse hacia la segunda parte del año en la medida que los ciclos de política monetaria vayan sincronizándose entre los países, y este es un factor que contribuirá a llevar la inflación al 3% dentro del horizonte de política.

- Una diferencia notoria del IPoM de marzo con el de diciembre es la revisión al alza de casi un punto en la inflación hacia diciembre. ¿No se calculó bien el efecto del alza del dólar?

- Hemos ido recogiendo información adicional. En el IPoM de diciembre todavía no conocíamos la revisión de las Cuentas Nacionales, que nos da una mirada no tan distinta para la actividad, pero sí nos muestra mayor debilidad en la demanda y un ajuste del consumo algo más prolongado. También se observa una inversión que fue mejor en términos de niveles en 2022 y a principios de 2023, pero que en la segunda parte de 2023 se resiente. También vemos un alza en la trayectoria de los costos del transporte internacional, y efectos de los eventos en el Mar Rojo y en los combustibles.

A esto hay que sumar la postergación de los recortes de tasas en Estados Unidos y la lentitud que han mostrado otros bancos centrales, todo lo que ha presionado el peso más allá de lo que esperábamos.

O sea, tenemos el efecto de una depreciación importante, pero también hay que considerar estos otros factores que nos llevan a una inflación más alta hacia fines de año, que el mercado también había internalizado. Pero, en general, estos factores los vemos como de poca persistencia y, por lo tanto, por sí solos debieran tender a diluirse en un horizonte de 24 meses.

- ¿Pero un dólar sobre $ 900 está acorde con nuestros fundamentales?

- Está acorde con los fundamentales que tenemos para el corto plazo. El diferencial de tasas es parte de los factores que tenemos en el corto plazo y nosotros estamos viendo que los mercados están funcionando adecuadamente.

Ahora, si miramos los promedios históricos de largo plazo, el tipo de cambio real está algo por arriba. Y, en la medida que esta desincronización de ciclos monetarios empiece a disminuir y a quitarle presión al mercado cambiario, vemos una mayor probabilidad de apreciación como tendencia. No digo mañana ni pasado, pero sí en el horizonte de proyección que estamos observando.

¿Repuntará la inversión?

- ¿El mayor rango de crecimiento asume que el mejor desempeño de la economía ya se registró este primer trimestre?

- Lo pondría de la siguiente manera: esta es una economía que hizo la parte más significativa del ajuste y que está recuperando su crecimiento de tendencia –en torno a 2%-, que vamos a ver en estos tres años. Tuvimos una buena cifra en un par de meses, febrero fue bueno más allá de la estacionalidad, y veremos estacionalidades distintas en marzo y abril.

- Si marzo tiene tres días hábiles menos, ¿podemos ver una caída del Imacec?

- Lo que decimos es que cuando evaluemos los números efectivos de crecimiento, tengamos en cuenta que, si queremos recoger tendencias, tener meses con tres días más o tres días menos significa un efecto en 12 meses, pero esto se debe estrictamente a ese factor estacional y no a una debilidad o fortaleza propia de la economía. Por eso, hay que mirar las cifras desestacionalizadas.

- ¿Hay elementos para ser más bien optimistas respecto a la marcha de la economía? Para los próximos dos años se pone un techo de crecimiento en 2,5%.

- No quiero ser ni optimista ni pesimista y sí realista. Lo que estamos mirando es un crecimiento en torno al 2% en promedio, que es el crecimiento de tendencia.

Entonces, en términos de lo que es el rol de la política monetaria, todo va convergiendo hacia una situación de mayor equilibrio.

- ¿Pero no es contraintuitivo que la economía crezca este año, pero la inversión caiga?

- En la primera parte del año, el consumo sostendrá más la economía; y veremos tasas de crecimiento de la inversión, trimestre a trimestre, recién en la segunda parte del año. Aquí hay dos elementos: por una parte, venimos de un tercer y, particularmente, un cuarto trimestre con una baja relevante de la inversión; y, por otra, una base de comparación más elevada porque las cifras de Cuentas Nacionales revisadas nos muestran un nivel más alto en la primera parte de 2023. 

¿Cómo se resisten las presiones de baja de tasas?

En febrero, Costa cumplió sus primeros dos años –de un total de cinco- como presidenta del Banco Central. Y aunque prefiere los balances al final del período, destaca el aprendizaje y crecimiento en este tiempo, además de advertir la serie de episodios complejos que le ha tocado enfrentar. Estos incluyen la guerra en Ucrania, con toda la volatilidad que implicó para los mercados; una intervención cambiaria; la crisis de los bancos regionales en Estados Unidos –incluido el episodio del Credit Suisse- y los de volatilidad en octubre del año pasado.
- ¿Hay alguno que le haya quitado el sueño?
- Varios, pero siempre con la tranquilidad y el apoyo de la institución.
- Cuando usted llegó a la presidencia la inflación estaba alta. ¿Eso requirió alguna preparación adicional?
- En este período han pasado muchos shocks y situaciones inéditas que requirieron una preparación especial y sumar modelos y antecedentes para ir configurando los panoramas. La pandemia, que es algo que ocurre cada 100 años, no está en los modelos de nadie, nadie sabe cuáles son sus efectos macroeconómicos. Otro shock fue la guerra.
Entonces, trabajamos mucho en microdatos, nos fuimos apoyando en una serie de nuevos elementos y pienso que tenemos un staff de lujo que nos ha ido acompañando en este proceso. Y el banco es toda su gente.
- ¿Cómo se resisten las presiones cuando todo el mundo pide bajar las tasas?
- El objetivo de la política monetaria es que la inflación sea 3% en dos años plazo. En función de eso se toman las decisiones. La comunicación de este objetivo y de cómo se logra es importante. En la mayoría de las presentaciones que he realizado en el Congreso –y en todas partes-, hemos sido enfáticos en señalar que reducir la inflación no es gratis, no es fácil y tiene costos. Por eso es importante señalar cuál era el proceso y las dificultades de cada etapa, junto con el compromiso de nuestra institución con el control de la inflación. Y no solo decirlo, sino mostrarlo con hechos y lograrlo con el menor costo posible para la economía.
- ¿Ha hecho alguna diferencia ser la primer mujer presidenta del banco? Forbes la incluyó entre las 30 más poderosas. ¿Implica una mayor responsabilidad?
- Estar en el Banco Central es una responsabilidad adicional, estar en el Consejo es una responsabilidad adicional, estar en la presidencia es una responsabilidad adicional. Y lo veo desde dos maneras: es una responsabilidad bien grande solo el cargo; y, además, tengo una responsabilidad de representar a las mujeres.
Pero yo trato de pensar que este es el Banco Central y que hay que llevarlo a buen puerto y enfocarme en lo que hay que hacer.
De hecho, relata el impulso al tema género en la institución de la mano de Mario Marcel como presidente, que tuvo un hito con evento en marzo con la participación telemática de Janet Yellen y Ana Botín, que expusieron ante mujeres estudiantes de economía.

 

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