Fiel a su estilo, directo y sin tapujos, el presidente de SalmonChile, César Barros, reconoce la labor desarrollada por el gobierno en su afán por establecer de la forma más adecuada posible la nueva regulación sanitaria que regirá a la industria, pero también no esconde sus temores respecto de la ausencia de una "posición más clara" de la autoridad en definir una "doctrina institucional" que conduzca los pasos futuros de la actividad.
Barros estima que el papel u hoja de ruta que estableció el Ejecutivo y que el Ministerio de Economía dio a conocer algunos días, tras la presentación del Reglamento Sanitario para la Acuicultura (RESA), “son avances muy positivos", aunque insiste en su inquietud acerca de la institucionalidad de la cual depende este sector.
“Nadie espera que se cambie hoy de un día para otro, pero sí tiene que haber una visión de que Sernapesca y Subpesca tengan una doctrina o una filosofía general que nos dé el liderazgo y nos diga para dónde tenemos que caminar. Esto sirve para dilucidar dónde están las áreas grises”, explica el líder gremial, previo a valorizar la tarea del ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, en esta área.
“Se nota que el ministro está haciendo sus mejores esfuerzos para tener una muy buena regulación, al margen de todas las presiones que tienen que haber en este minuto. Estos temas, finalmente, afectan patrimonio", ilustra.
-¿Cuál son las carencias que ven en esta nueva regulación sanitaria?
-Hay algunos temas que para nosotros son doctrinarios. Mover peces de mar a mar para nosotros va más allá de opiniones de expertos. Creemos que la principal fuente de dispersión de enfermedades, no sólo del virus ISA, sino que también de otras o las que pudieran venir en un futuro, es por el traslado de peces muertos o vivos.
Este es un tema doctrinario que hay que zanjarlo y dictar políticas y no mandarlo a La Haya. Lo mismo pensamos con las vacunas, tiene que haber una posición clarísima del uso de vacunas que creemos que son una defensa muy importante.
- En lo institucional, ¿qué debilidades se observan?
- Sernapesca y Subpesca deben tener una mejor estructura, más poderosa y de mayor conocimiento y fuerza, porque la ley los empoderó y, por lo tanto, hay que establecer dentro del regulador doctrinas y políticas que permitan no dejar en manos de subalternos decisiones que son muy importantes. Este proceso recién comienza y puede dar lugar a discriminaciones o subjetividades que es importante que queden afuera y, para eso, tiene que haber doctrina (...) Esto toma tiempo y requiere de un liderazgo muy firme para llevarlo a cabo.
-¿Esto se planteó ya a la autoridad?
-Es una inquietud que tenemos, porque vemos que hay avances en la regulación, en la legislación, pero en la institucionalidad se puede decir que hay avances no todo lo que nosotros quisiéramos. Son temas complejos que no podemos dejar de insistir. Nuevas regulaciones traen ambigüedades, interpretaciones, áreas que no se tocaron y que se quedaron atrás, problemas que no se vieron. Necesariamente habrán más cambios, porque esto es una novedad.
-¿Los cortafuegos que propone el gobierno podrían traer dificultades?
- Nos parecen bien, pero hemos visto la problemática, no así la solución. Creo que las cosas deben ir juntas. Los cortafuegos que el gobierno quiere entre barrios estarían afectando unas 190 concesiones y, probablemente, de buena calidad, lo cual trae aparejado problemas patrimoniales para las empresas que están involucradas. En la medida que tengan pocas concesiones se van haber más afectadas, por lo tanto, tiene que existir una solución de compensación a las firmas antes de lanzar la medida, si no el tema se podría judicializar y sería muy engorroso para todos.
- ¿El control de la producción es aún una preocupación en el gremio?
-El ministro Fontaine me dio su seguridad personal de que, independiente de cualquier interpretación que se le diera a lo que está escrito, no está en su intención ni la del ministerio el imponer ninguna restricción cuantitativa a la producción salmonera, ni tampoco a la entrada de nuevos competidores. Por lo tanto, las inquietudes que muchos asociados tuvieron no son justificadas.
-¿Las presiones por alivianar las medidas sanitarias son ciertas?
-Por su puesto que hay presiones, todas estas medidas son dolorosas en lo económico y en lo humano. Hay muchas empresas que dicen todo lo que afecta a los demás es bueno, pero todo lo que me afecta a mí, no. Consideremos que esta es una industria que perdió mucho capital, que no tiene un buen acceso al financiamiento bancario y, por lo tanto, todo lo que sea decisiones de inversión y que impliquen grandes montos, genera resistencia. Cuando hablábamos, todos estaban de acuerdo en teoría, pero ahora en la práctica, cuando hay que decir aquí hay que poner tantos millones de dólares, las cosas cambian....
-Pero se advierte que se han tomado medidas poco profundas…
-Nunca he sabido cuáles son esas medidas que no se han tomado. Me encantaría verlas, me parece que hay todo un discurso que aquí no se han tomado suficientes medidas, pero me gustaría saber cuáles son.
-¿Cómo quedó la relación al interior del gremio con ello?
-Son momentos complicados, porque todas estás medidas afectan los patrimonios de las empresas y las personas. La directiva recibe presiones para apoyar una u otra fórmula, lo cual hace, obviamente, difícil el tema gremial. Hoy día la normativa afecta intereses generales y también particulares y, obviamente, ahí se producen los problemas de disenso.
-¿Hay división en el gremio?
-Hay un enfoque general, pero que naturalmente llevado al detalle, hay temas en los cuales hay visiones distintas, y como tampoco hay mucha ciencia y no hay una forma científica de zanjarlo, se generan roces.