Una de las escasas ocasiones en que el Presidente de la República concurre hasta la sede del Congreso Nacional, es para dar cuenta ante el Poder Legislativo y la ciudadanía, del curso de la nación, en la tradicional Cuenta Pública. Misma que con los años se ha ido desvirtuando debido a la presión de los propios parlamentarios y la opinión pública que exigen del Ejecutivo anuncios y compromisos para el avance del país en los siguientes 12 meses.
No obstante, el último año de Gobierno abre una compleja disyuntiva para el mandatario, cualquiera sea: ¿hasta qué punto es posible asumir compromisos?, considerando el poco tiempo que resta para el fin de su administración. O, ¿debería inclinarse por entregar una cuenta propiamente tal y hacer un recorrido por los logros de su mandato? Esto, con un proceso electoral de por medio, que no facilita la decisión.
“El Presidente debiese convencer a los chilenos de que el país va a estar mejor en el segundo semestre, en comparación con el primero, y que la continuidad no es un asunto negativo”, plantea Morales.
Huelga decir que este año, las expectativas respecto del mensaje del Presidente Gabriel Boric, tanto desde el oficialismo como de la oposición, por distintas razones, son altas. Los primeros esperarían anuncios sobre compromisos en que no ha habido avances, como el aborto o la negociación ramal; y a los segundos les gustaría que se anunciara algo que activara la economía, como la rebaja del impuesto corporativo, aunque admiten que tienen escasas esperanzas.
Más allá de los intereses de los parlamentarios de uno u otro sector, un grupo de expertos analiza las opciones que tiene el mandatario para enfrentar su última Cuenta Pública ante el Congreso Pleno.
El legado en el horizonte
“Hay dos formas de enfrentar una última cuenta presidencial”, previene el cientista político Mauricio Morales. Por un lado, el balance del Gobierno, en el que Presidente podría nombrar algunos hitos de su administración, entre otros, la reforma previsional, recordándole a los chilenos los logros del Gobierno y “sobre esa base construir lo que tanto importa a este y a todo Gobierno, que es dejar un legado”.
Boric “debería delinear el tan mencionado legado del Gobierno, que se construye sobre sus logros -cuenta de políticas acabadas y avances- y sus énfasis políticos”, dice Duval.
La segunda, explica el experto, es incorporando algún tema o proyecto disruptivo. Con ello, “los presidentes marcan agenda”, para producir un efecto en su coalición; pero también en la opinión pública. De ahí que se opte por esta fórmula, incorporando un tema que no estaba previamente establecido ni acordado con sus equipos internos de La Moneda ni con los partidos de su coalición, cuando los presidentes no tienen mucho que mostrar, en términos de resultados o estos son muy acotados.
Pero, Morales está convencido de que este 1 de junio, Boric se inclinará por una tercera opción que es una mezcla de las dos anteriores. Es decir, mostrar resultados y, adicionalmente, elevar las expectativas de los chilenos de cara a lo que resta de este año y el próximo, porque en período de elecciones presidenciales, el Gobierno de turno debe transformarse en el motor de la campaña. Por tanto, el Presidente debiese convencer a los chilenos de que el país va a estar mejor en el segundo semestre, en comparación con el primero, y que, de manera indirecta, la continuidad no es un asunto negativo, sino todo lo contrario”, argumenta Morales.
Retórica para maquillar la realidad
“Boric ha dejado claro que su principal habilidad radica en el discurso, no en la gestión”, es la categórica frase con que el doctor en Comunicación Política Patricio Dussaillant hace un sobrevuelo por el tema. A partir de esta afirmación, especula que en su última Cuenta Pública, el jefe de Estado “intentará recurrir a la retórica para maquillar una realidad incómoda”, a raíz de los múltiples ámbitos “en que quedará en deuda con quienes votaron por él; incluso su reforma al sistema de pensiones está muy lejos de lo que prometió”, esgrime.
Y previene acerca de que el mandatario “no está en condiciones de construir un legado”, ya que avances parciales no bastan para eso. A su juicio, el mandatario “será recordado por reformas inconclusas o frustradas, incluida la Constitución; problemas de gestión y ejecución y una percepción de falta de profesionalismo o experiencia en áreas clave del Gobierno. También por su desconexión con la agenda ciudadana (...). Y enredado en temas de privilegios, corrupción y platas políticas”, subraya.
No obstante, puede tener efecto en el ánimo y en el desempeño electoral de la izquierda en las próximas elecciones, dice Dussaillant; y “si se enfatizan medidas populares, podría afirmarse la idea de que algo se está haciendo y combatir la percepción de parálisis o ineficacia”, concluye.
Proyección a futuro del propio Boric
“Darle un marco político a la disputa de primarias”, debería estar en la mente del mandatario en su última cuenta, plantea el analista político Tomás Duval; quien coincide con Morales en que Boric “debería delinear el tan mencionado legado del Gobierno, que se construye sobre sus logros -cuenta de políticas acabadas y avances- y sus énfasis políticos, en cuanto a los ejes principales de su Gobierno; conjugado con una visión que de cierta manera se proyecte más allá del actual período presidencial”.
De ser así, sostiene Duval, el jefe de Estado no solo podría darle un necesario marco político a la disputa de primarias del oficialismo y su posible sucesión, sino también una proyección del propio Presidente Gabriel Boric.