Julio trajo sorpresas para los bolsillos de los consumidores chilenos.
Luego del alivio del mes de junio, con una caída mensual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de 0,4%, el mes pasado trajo novedades en el sentido inverso, con un costo de la vida que superó las expectativas y aumentó un 0,9% mensual, llevando el acumulado en el último año de 4,1% a 4,3%.
Según informó a fines de la semana pasada el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), entre las divisiones con aumentos en sus precios destacaron vivienda y servicios básicos (1,5%) con 0,275 puntos porcentuales (pp.) y alimentos y bebidas no alcohólicas (0,9%) con 0,192pp.
En particular, por productos, el suministro de electricidad presentó un aumento mensual de 7,3% y acumuló 19,1% en el año.
Entre otros productos que incidieron en el avance del indicador en julio, el pack de telecomunicaciones subió un 3,9% mensual, mientras que los servicios de alojamiento presentaron un incremento de 7,4% y la gasolina aumentó 1,3%.
En el mes, el aumento del costo de la vida afectó levemente más al segmento de la población más vulnerable del país, acorde a los cálculos elaborados por el Centro de Investigación en Empresa y Sociedad de la Universidad del Desarrollo (CIES UDD).
Así, el IPC para el primer quintil -o sea, donde se ubica al 20% de los chilenos de menores ingresos- anotó una variación mensual de 0,93%, siendo el más alto entre los cinco grupos de ingresos analizados. En todo caso, la variación acumulada en el último año (4,3%) fue idéntica que el IPC general.
En cambio, la inflación para el quinto quintil (20% de más altos ingresos) fue un 0,84% mensual, la más baja entre sus pares. Asimismo, el acumulado interanual fue más bajo (4,2%) que el IPC general y que el de los grupos más vulnerables.
El director del CIES de la UDD, Víctor Martínez, explica que si bien el precio de la electricidad fue el factor preponderante que incidió en el alza de la inflación general, en el caso de los grupos de menores ingresos se agrega el incremento en el precio de los alimentos.
De hecho, detalla que en julio el 80% de los productos tuvo una incidencia positiva o nula en la variación mensual del IPC, pero una sola prestación concentró el 27% de esta variación: el suministro de electricidad, cuyo efecto es similar en la canasta de consumo de todos los quintiles de ingreso, con un pequeño efecto más alto para el quintil de menores ingresos.
"La suma de los alimentos también acumuló una fuerte incidencia en la variación del IPC. De esta manera, la división de alimentos y bebidas no alcohólicas explicó cerca del 20% de la variación mensual. A diferencia de la electricidad, su impacto sí varía entre quintiles con mayor fuerza: en el primero, su peso es el doble que en el quintil de mayores ingresos, lo que genera una diferencia significativa en la variación de cada canasta", suma el especialista.