El abogado chileno detrás del desarrollo de big data para la Corte Suprema de China
Grandes avances en automatización a partir de Inteligencia Artificial y hasta una “Blockchain Court”, son parte de las innovaciones implementadas en el sistema judicial de ese país.
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En la mañana del jueves de la semana pasada, cientos de profesionales aprendían y debatían sobre tecnología e inteligencia artificial en dos foros en Santiago. Uno de esos eventos fue el Legaltech Summit 2018, dirigido a una numerosa concurrencia de abogados para aterrizar diversos conceptos que leemos a diario, pero cuyo impacto en el mundo del Derecho sigue teniendo una cuota de incerteza.
En este ámbito, entre las preguntas que surgen a partir de la irrupción tecnológica figuran: ¿conocemos todos los desarrollos que existen en otras jurisdicciones? ¿no estaremos gastando tiempo y recursos en inventar la rueda?
Un referente importante para avanzar en este desafío es China. Teniendo en cuenta el intenso intercambio comercial bilateral, y sin olvidar las diferencias culturales y políticas, para Chile se vuelve imprescindible mirar la nación asiática convertida en una potencia tecnológica que acaba de declarar un plan para liderar la inteligencia artificial a nivel global en 2030, tras igualar a Estados Unidos diez años antes.
Matías Aránguiz, abogado de la Universidad Católica, tiene qué mucho que decir al respecto. Luego de trabajar en el estudio Philippi (actual PPU) y en el Ministerio de Justicia, partió a China a estudiar un magíster en Finanzas, para luego continuar con un doctorado en la Shanghai Jiao Tong University. Radicado hace 5 años en ese país, su labor le ha permitido investigar sobre Fintech, Blockchain y los nuevos medios de pago
-¿Cómo evalúa el desarrollo de la tecnología blockchain en China?
-En general, uno ve muchas promesas, pero no es tanto como se 'vende'. Si nos vamos a lo concreto, a nivel de gobierno se está trabajando un piloto para que las boletas de un restaurante sean emitidas con blockchain y la autoridad reciba los pagos directamente, que, si resulta, se masificará.
-¿Qué otras iniciativas destaca?
-Desde el año pasado, el Banco Central de China tiene un grupo de 300 graduados en desarrollo de software —la mayoría a nivel de doctorado— trabajando en generar una versión digital de la moneda china: el e-Yuan, proceso que ha llevado más tiempo del esperado.
En paralelo, desde comienzos de octubre se está haciendo otro piloto con un sistema financiero construido sobre blockchain, que integre todos los elementos del ciclo de vida del trade finance (nombre que reemplazó al tradicional "comex" para referirse al proceso de importación y exportación de productos).
Usos en la Justicia
La aproximación de Aránguiz a este tema se funda en su participación en un proyecto de implementación de big data para la Corte Suprema Popular China, financiado por el Asia Development Bank. Y dada su labor de coordinación ministerial respecto del proyecto de Código Procesal Civil, ha seguido con interés las innovaciones en temas judiciales, ya sea implementadas o en estudio. "Se lanzó una 'Blockchain Court', pero todavía no está claro de qué se trata. Otro proyecto que vale la pena observar es que, desde al menos el año 2017, se está usando mucho blockchain en el sistema registral en el suroeste de China —básicamente notarios—, y en materia de certificados de organismos públicos", cuenta como ejemplo de los temas que deberían estar observando las instituciones chilenas.
Asimismo, destaca que el ámbito más relevante es la automatización vía inteligencia artificial. "Hace más de 10 años hay computadores que emiten fallos. Hoy puedes ver desde generación de propuestas de sentencias para los jueces, hasta atención al usuario, todo completamente automatizado", subraya.
-¿Cuán caro es este desarrollo?
-Aquí hay varios elementos a considerar. Uno de ellos es la inmensa cantidad de sentencias. China tiene 121 mil jueces (los redujeron desde 200 mil) y ello lleva a que la cantidad de datos que se generan para enseñar o alimentar sistemas de IA sea fantástica. A la vez, la Corte Suprema ha puesto en línea las sentencias, los videos y textos con reconocimiento de audios por robots. En materia de tribunales, se inició el programa de smart courts, tribunales en internet que ven principalmente asuntos de e-commerce, donde incluso la mediación se hace online, más todo el apoyo en automatización de procesos, que implica ayuda a las partes no abogados y le entrega soporte a los jueces".
Alianzas con privados
El abogado explica que dada la tremenda cantidad de datos, el gobierno chino ha estado enfocado en hacerlos públicos para que terceros puedan usarlos como base para el desarrollo de tecnología: "Como el país es tan grande, muchas empresas están dispuestas a generar alianzas con el Gobierno, incluso gratis, porque apuestan a que en el futuro van a prestar servicios de legaltech a miles de abogados", dice.
Otro de los factores en juego es que estos partnerships con privados tienen como trasfondo el concepto de "economía dirigida". "Si el Gobierno estima que hay un área que requiere un producto nuevo, llama gente de una universidad, la pone a trabajar con una empresa y con funcionarios públicos, todos en un mismo proyecto, con fondos y apoyo estatal, lo que hace que funcione muy rápido. El modelo acá ha sido útil no sólo en justicia, sino en muchos campos", cuenta.
—¿Cuál es la principal diferencia con Chile?
–En China se ve un plan estratégico de inversión en futuro. La educación escolar está muy enfocada en aprender chino, ciencia y matemáticas. A los niños les están enseñando a programar, están aprendiendo machine learning. Muchas universidades están dando cursos de ingeniería en datos y está lleno de programas online —en chino y en inglés— que la gente toma porque sabe que van a tener buenos sueldos.