Empresas y Startups

Chilenieros

Juan Carlos de la LLera Decano Facultad de Ingeniería Universidad Católica

Por: | Publicado: Lunes 8 de julio de 2013 a las 05:00 hrs.
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De no ser por la ingeniería y su mandato social de transformar el conocimiento científico y tecnológico en nuevos productos, procesos, y servicios que mejoren la calidad de vida de las personas, nuestra actual condición de desarrollo sería impensable. Tan importante es la diferenciación por la ingeniería en el posicionamiento estratégico de las naciones, que países como Estados Unidos, que producen del orden de 70 mil ingenieros al año, cambian su estrategia país al percibir que una potencia como China produce más de 550 mil. Empresas mundiales ícono de la ingeniería, como Apple, IDEO y muchas otras que sostienen hoy al mundo productivo y de servicios, tienen como motor al conocimiento. Pero, ¿cómo andamos por casa con nuestros ingenieros?


Los ingenieros chilenos, “chilenieros” en corto, y las escuelas donde los formamos, hemos sido muy autocomplacientes y muy reticentes al cambio, ayudados probablemente por el alto prestigio social de esta carrera. Tal vez una “crisis” nos fuerce a reaccionar, pero esa crisis no es obvia para nadie, incluidas las escuelas chilenas de ingeniería. En Europa y, especialmente, en Estados Unidos, la crisis tiene el nombre de la falta de motivación de la juventud por seguir carreras en ciencia, tecnología, o ingeniería. Mientras que acá en Chile, nos damos el lujo de pensar que una educación de seis o más años, en promedio, es lo que define a un buen ingeniero. 
Por ello Ingeniería UC ha emprendido recientemente un camino distinto. Camino que parte con un ciclo inicial de pregrado de cuatro años y que busca preparar más ingenieros en el diseño, en la ciencia, y en la innovación disruptiva. Ciclo en que aparecen múltiples senderos curriculares disciplinarios e interdisciplinarios que hoy no existen, homologados al resto de las mejores universidades del mundo. Al cabo de cuatro años estos estudiantes serán totalmente equivalentes a sus pares internacionales y tendrán movilidad internacional. Muchos querrán “habilitarse” profesionalmente como ingenieros civiles estudiando uno o dos años más, algunos querrán ser médicos, arquitectos, diseñadores, salir a trabajar, ser emprendedores, o hacer un postgrado. Cualquiera sea su camino, su preparación les permitirá ayudar a dar el salto que Chile necesita para acortar distancia con nuestros referentes internacionales. Hay necesidad de un quiebre fundamental, de un profundo cambio cultural, de una crisis virtual creada por la “economía del conocimiento y la innovación”. Buscamos talentos que no se conformen con entender el conocimiento que otros han creado, sino de descubrir nuevos y mejores mundos que nos atraigan hacia ellos.

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