Por Andrés Pozo B.
“Mi inversión más importante en nuestro país es que soy controlador del 1,5% de LAN”, dice el abogado y empresario Sergio Reiss. Cuenta que está camino a convertirse en accionista de la -a su juicio- primera compañía multinacional de Chile producto de la fusión con TAM. Y aunque sabe que su participación será menor en la futura Latam, no se preocupa. No está en proceso de elevar su participación, pero es un convencido de que los beneficios de la operación serán mayores para el país.
Esta es una de las apuestas de Reiss, quien está actuando en varios frentes: desde los ladrillos del proyecto inmobiliario Chamisero -donde es presidente de la inmobiliaria-, hasta la agricultura donde tiene dos campos, uno para la producción de vino y el otro para exportar uva.
Es Chamisero, de todos modos, el que centra su atención. Las noticias en el último tiempo han sido buenas. El desarrollo inmobiliario -que se ubica en Colina, al norte de Santiago- logró en agosto ventas récord para un mes, al alcanzar los US$ 5 millones. Desde comienzos de año, ya totaliza US$ 24 millones.
“Es un nivel de ventas relativamente bueno. No lo quiero calificar como alto, porque es como bajarle expectativa al proyecto. Pero superó las expectativas que teníamos”, confiesa. El abogado espera cerrar 2011 con cifras en torno a los
US$ 35 millones.
Reiss está focalizado en potenciar el proyecto. A la llegada de nuevos desarrolladores que se ha producido en el último tiempo, esperan sumar más las próximas semanas.
Describe que detrás de esta motivación hay un hecho “fortuito”, que está jugando a favor de Chamisero y es el atraso que tuvo el proyecto hace algunos años. Ahora, explica, se comenzarán a desarrollar los mejores terrenos del paño de 530 hectáreas de suelo urbano. “Nos queda el filete y el lomo”, sintetiza.
Chamisero ha desarrollado hasta la fecha 130 hectáreas, hay 600 familias viviendo y 200 casas en construcción. En diez años esperan tener 40 mil habitantes.
En un par de años más, agrega, esperan comenzar a desarrollar el sector de oficinas, para lo cual hay reservadas 25 hectáreas.
Su conclusión es que hay falta de suelo en Santiago y que, por lo tanto, la demanda en los próximos años estará en esta zona.
Vinos marca Chile
Pero no todo es cemento. Reiss también apuesta por la agricultura. En Chacabuco tiene un terreno de 210 hectáreas donde saca uva de mesa. “Estamos exportando 5 millones de kilos al año”, dice.
Además, dará un nuevo paso en el área vitivinícola. Hace unos 30 años que mantenía un predio en las cercanías de Peumo (VI Región) donde se producían 2 millones de litros al año. Desde enero, eso sí, terminó la sociedad con los dueños de Viña Santa Ema con quienes lo mantenía. Él quedó con el predio y ya tiene planificado lo que hará.
Primero, invirtió US$ 1,5 millones para mejorar las bodegas. Segundo, junto al enólogo Sergio Correa acordaron separar una pequeña parte de la producción -la mejor, dice- para guardarla y exportarla en dos años más. Afuera, dice, más que una marca específica, lo que se vende es la marca Chile.
Una segunda parte irá para exportar a granel y, finalmente, la tercera se enfocará al mercado nacional. Reiss está ahora definiendo si usa un par de marcas que tenía guardadas para vender en el mercado nacional.
La Polar: “No he hecho la pérdida”
Reiss fue uno de los accionistas de La Polar que también se sorprendió con el destape del caso. El abogado no se quedó de brazos cruzados: con la representación de Grabiel Zaliasnik se querelló en contra de quienes resulten responsables. No le puso nombres a la acción, para que sea el juez quien determine las responsabilidades. Dice que la querella ha avanzado bien y que a fines de este mes podrían estar los primeros formalizados.
Respecto a la situación de la compañía, dice que aún “no he hecho la pérdida”. En un par de conversaciones con el presidente de la empresa, César Barros, dice que le ha transmitido tranquilidad respecto a que se aprobará el convenio judicial. Reiss cree que si entra un nuevo socio y se aprueba el aumento de capital, el negocio podría tener visos de mejora en unos cinco años o poco más. “Si no, las acciones quedarán para mis nietos, que podrán recuperar parte de la inversión de su abuelo”, dice. Aún no define si irá al aumento de capital. “Si lo suscribe (Álvaro) Saieh o llega un operador americano o brasilero... habrá que seguir a los que saben”, agrega.