La minera Antofagasta informó este miércoles que su producción de cobre aumentó un 11% a 314.900 toneladas métricas en el primer semestre de 2025, gracias a una mayor producción de sus dos concentradoras.
El brazo minero del grupo Luksic, que cotiza en Londres, mantuvo sin cambios sus previsiones de producción de cobre para todo el año entre 660.000 y 700.000 toneladas. En 2024, produjo 664.000 toneladas de cobre.
Agregó que los costos netos en efectivo se situaron en US$ 1,32 por libra en el primer semestre del año, un 32% menos que en el mismo periodo de 2024, sobre todo por el aumento de la producción.
La empresa mantuvo sin cambios la previsión de gastos de capital para el año en US$ 3.900 millones en 2025, frente a los US$ 2.700 millones de 2024, a medida que las obras en su concentradora Centinela alcanzan su punto máximo.
A través de un comunicado de prensa, el presidente ejecutivo de Antofagasta Minerals, Iván Arriagada, explicó que “este resultado se debe a un aumento en la producción de Los Pelambres y Centinela, nuestras dos principales operaciones. A la vez, el costo neto de caja disminuyó 32% en los primeros seis meses en comparación con los primeros dos trimestres de 2024, debido a una mayor producción de los subproductos oro y molibdeno”.
Antofagasta explota cuatro minas de cobre en Chile e intenta desarrollar la mina de cobre y níquel Twin Metals en Minnesota, EEUU, que quedó paralizada después de que el Gobierno del presidente Joe Biden bloqueara los permisos por problemas medioambientales.
El máximo ejecutivo informó que “los proyectos de desarrollo y crecimiento de Minera Centinela y Minera Los Pelambres continúan avanzando de acuerdo con sus cronogramas y presupuestos”, y agregó que “la evolución de los precios de los subproductos fortalece la decisión de inversión que adoptamos”.
Asimismo, destacó la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental que permite extender las operaciones de Minera Zaldívar hasta el año 2051.
Demanda de cobre
En cuanto al mercado del cobre, se mantiene una proyección positiva para la demanda del metal en el mediano plazo.
“Seguimos convencidos de que el cobre es el metal del futuro. Vemos que la demanda continuará desarrollándose para variados usos incluyendo su utilización en sectores estratégicos, tales como la seguridad energética, las tecnologías modernas requeridas para la descarbonización de la economía, la inteligencia artificial o la construcción de infraestructura. A su vez, se percibe que la oferta de cobre está cada vez más limitada”, aseguró Arriagada.