Economía

La Gran Reconstrucción

Por: Klaus Schwab, CEO del Foro Económico Mundial | Publicado: Miércoles 2 de enero de 2019 a las 04:00 hrs.
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Si pretende superar la "Gran Disrupción" de 2018, el mundo necesitará un nuevo marco para la cooperación global. Después de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional se unió para diseñar un conjunto de estructuras institucionales que facilitaron la colaboración en busca de un futuro compartido. Ahora, debe hacer lo mismo.

Esta vez, sin embargo, el desafío no es sólo geopolítico y económico. Estamos experimentando un cambio fundamental en la manera en que los individuos y las sociedades se relacionan entre sí. Y, al entender este cambio, podemos influir de modo positivo en su resultado.

Lo primero que hay que reconocer es que estamos atravesando la Cuarta Revolución Industrial (4RI) en la que las empresas, las economías, las sociedades y la política se están transformando de manera esencial. Desde la primera vez que conceptualicé la idea para la reunión anual del Foro Económico Mundial en 2016, lo he manifestado claramente: no basta con enmendar nuestros procesos e instituciones existentes. Por el contrario, necesitamos rediseñarlos para que podamos capitalizar la abundancia de nuevas oportunidades que nos esperan, evitando a la vez el tipo de disrupciones que presenciamos hoy en día.

La 4RI ya está transformando nuestros sistemas económicos de varias maneras. Por empezar, el mundo físico está siendo eclipsado por un nuevo mundo digital, interconectado, integrado y virtual con una economía circular y compartida. La industria está siendo revolucionada por la automatización, la localización y la individualización –que, en su conjunto, harán que las cadenas de suministro tradicionales se tornen obsoletas-.

Las empresas digitales líderes de hoy están reformulando las vidas cotidianas de la gente y alterando los patrones sociales tradicionales de maneras que el comercio convencional nunca pudo hacerlo. De ahora en adelante, el dominio de la inteligencia artificial (IA) y de los datos, y la capacidad para operar plataformas voluminosas a través de un liderazgo en materia de sistemas inteligentes, determinarán el poder tanto corporativo como nacional.

Al mismo tiempo, los patrones de empleo e ingresos se verán transformados por la difusión de la automatización impulsada por IA. Los empleos cada vez más se autogenerarán a través de ecosistemas innovadores. La mano de obra tradicional será reemplazada por retornos devengados de tareas creativas, capital de riesgo y la ventaja de llevar la iniciativa.

Todos los flujos económicos están integrados en un sistema único de intercambio de valor tangible e intangible transfronterizo. En lugar de gravar la mano de obra, los gobiernos tendrán que empezar a gravar a los monopolios de plataformas y a los mecanismos de creación de valor que estén arraigados en la nube.

En los años venideros, los presupuestos nacionales cada vez más se destinarán a desembolsos para la infraestructura física y lógica necesaria para ofrecer ecosistemas para la innovación y la recapacitación y mejora de la formación de la mano de obra, así como programas sociales para apoyar a los trabajadores en la transición económica que está en marcha. Una prioridad clave debe ser adaptar la educación a las demandas de la 4RI. Se debe poner énfasis en alimentar la creatividad, el pensamiento crítico, el alfabetismo digital y una capacidad para la empatía, la sensibilidad y la colaboración –que serán necesarias, en todos los casos, para garantizar que la tecnología siga estando subordinada a nuestras necesidades y no al revés-. Es más, los sistemas educativos tendrán que estar más orientados para un aprendizaje de por vida, tanto a través de métodos digitales como del desarrollo y la formación personalizada presencial.

Más allá de la educación, el diseño de políticas en general tendrá que adaptarse a la velocidad del cambio en la 4RI. Será necesario desarrollar nuevos modelos de gobernanza colaborativos y ágiles para evitar un escenario en el cual las políticas gubernamentales continuamente queden rezagadas detrás de la frontera tecnológica.

Si bien muchos países todavía intentan ponerse a tono de las revoluciones industriales previas, deberían reconocer que la 4RI ofrece oportunidades únicas para saltar etapas y acceder a las innovaciones más recientes.

Hoy, el equilibrio de poder global se está redistribuyendo otra vez –y a una velocidad increíble-. Ahora que un solo individuo tiene los medios para causar una enorme destrucción, ya no podemos aceptar un mundo dividido entre los que tienen y los que no. En consecuencia, existe una necesidad urgente de una cooperación global y, a un nivel más fundamental, de un pensamiento fresco sobre cómo serían, en verdad, las relaciones económicas libres, justas e inclusivas en el mundo de hoy.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional sentó las bases para una paz, una seguridad y una prosperidad sostenidas. Pero el mundo ha cambiado radicalmente en los últimos 70 años y es hora de un nuevo enfoque. Sólo aceptando ese desafío, juntos podremos forjar nuestro futuro global para beneficio de todos.

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