La escalada de las tensiones entre Irán, Israel y Estados Unidos tiene al mundo en vilo y con los ojos puestos en un lugar clave: el estrecho de Ormuz.
Localizado entre Irán y Omán, el cuerpo de agua conecta el Golfo Pérsico, el Golfo de Omán y el Mar Arábigo. Sin embargo, su relevancia en medio de esta guerra proviene de que proveé el tránsito petrolero más grande del mundo.
De acuerdo a los datos de la Administración de Información Energética de EEUU (EIA, según su sigla en inglés), en todo 2024 el flujo de petróleo a través del estrecho tuvo un promedio de 20,3 millones de barriles diarios (b/d), lo que representó el 20% del consumo mundial de líquidos de petróleo.
En tanto, durante el primer trimestre de este año se registraron 20,1 millones de b/d.
De esta manera, los flujos a través del estrecho Ormuz en 2024 y los primeros tres meses del año representaron un cuarto del comercio marítimo mundial de petróleo, al igual que una quinta parte de lo que se comercia globalmente de gas natural licuado, siendo que la mayoría proviene de Qatar.
Por país de origen, lidera Arabia Saudita los envíos de crudo y productos petrolíferos con 5,3 millones de b/d en los primeros tres meses de 2025. Le siguen Irak con 3,2 millones de b/d; Emiratos Árabes Unidos con 1,8 millones de b/d; Irán con 1,5 millones; Kuwait con 1,4 millones, y Qatar con 0,6 millones.
Mientras que por destino, la mayor parte del crudo que se transportó por Ormuz fue a mercados asiáticos, encabezados por China con 5,4 millones de b/d durante el primer trimestre de este año. Después India con 2,1 millones, Corea del Sur (1,7 millones), Japón (1,6 millones) y Europa (0,5 millones).
En el caso de EEUU, se contabilizaron 0,4 millones de b/d que fueron enviados por el estrecho. En 2024, estos significaron el 7% de las importaciones totales de petróleo crudo y condensado y el 2% del consumo líquido, según la EIA.
Los escenarios que se abren
Irán tiene la posibilidad de cerrar el estrecho, al atacar y detener embarcaciones, obstaculizar o, incluso, sembrar minas en el mar.
Desde Capital Economics señalan que de darse una interrupción importante tanto en las exportaciones y/o en el transporte marítimo a través de Ormuz, los precios del petróleo (actualmente en el nivel de los US$ 70) podrían llegar a los US$ 130 y US$ 150 por barril.
Esto debido a que los países afectados poseen el 95% de la capacidad disponible de los barriles diarios.
“Por consiguiente, además de interrumpir el flujo de energía al mercado global, un cierre del Estrecho también limitaría gravemente la capacidad de la OPEP+ para utilizar su capacidad disponible para compensar la presión alcista sobre los precios del petróleo”, explica el economista jefe de Clima y Materias Primas de la firma, David Oxley.
En el caso del gas natural licuado, de quedar estancadas las exportaciones cataríes, los precios del gas europeo podría alcanzar entre 80 y 100 euros por megavatio/hora (MWh), lo que sería un aumento del doble de lo que se registra actualmente.
“Dicho esto, mientras el conflicto no se convierta en una guerra prolongada sin salida, y las perturbaciones en el Estrecho se limiten a las acciones de menor alcance observadas hasta ahora, sospechamos que cualquier aumento inicial en los precios globales de la energía se disiparía pronto. Esta es nuestra hipótesis de trabajo actual”, indica el economista.