El Fondo
Monetario Internacional (FMI) aclaró hoy que los países que accedan a la ayuda
de estabilización anunciada por la Unión Europea tendrán que aceptar un
programa de ajuste fiscal supervisado por la entidad.
Para
remediar la falta de disciplina presupuestaria de los miembros de la zona euro,
los líderes europeos han colocado al organismo al timón del nuevo fondo, para
el cual podrían movilizar 750.000 millones de euros (unos US$ 955.000 millones).
"Estamos
preparados para respaldar los programas de ajuste y de recuperación específicos
de nuestros miembros europeos mediante el diseño y la supervisión de las medidas
económicas, además de con asistencia financiera", explicó el director
gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn.
"Nuestra
contribución será país por país", añadió.
El patrón
Cualquier
nación que sea azotada por los mercados y se vea con dificultades para obtener
dinero a unas tasas asequibles tendrá que firmar un acuerdo crediticio con el
FMI, tras lo cual recibirá ayuda de Europa y la entidad.
En ese
pacto se marcarán metas de reducción del déficit y reformas estructurales que
el país deberá cumplir para obtener los préstamos de forma gradual.
En
definitiva, se seguirá el patrón establecido con Grecia, que se ha comprometido
a un paquete de medidas muy duras, que incluye elevar los impuestos y recortar
el gasto público para bajar el déficit del 13,6% del Producto Interno Bruto
(PIB) del 2009 al 2,6% en el 2014.
Atenas ha
prometido además liberalizar su mercado laboral y abrir a la competencia a
sectores protegidos de la economía, medidas que el FMI también ha recomendado a
España, por ejemplo.
El
organismo ya había expresado su disposición a prestar dinero a los Gobiernos
europeos que lo necesiten. Lo que el acuerdo alcanzado en Bruselas en la
madrugada de hoy hace es establecer un mecanismo para la cooperación con Europa
y poner moneda sobre la mesa.