Incluso antes de que trascendiera que Moody’s aplicaría un masivo recorte de calificación a los bancos españoles, el pesimismo se había adueñado de los mercados.
El temor se extendió antes las crecientes expectativas de que las negociaciones de los gobiernos europeos para una salida de la crisis siguen estancadas y que la cumbre del jueves no logrará avances significativos, torpedeada por un nuevo rechazo de Alemania a implementar los denominados “eurobonos”.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, señaló ayer que la introducción de una deuda común en la eurozona sería “equivocada y contraproducente”.
“Lo digo muy abiertamente: cuando pienso en la cumbre del jueves me preocupa que nuevamente la discusión se extienda demasiado en las ideas de obligaciones conjuntas y demasiado poco en una mejor supervisión y medidas estructurales”, dijo la líder de la mayor economía de Europa.
Se espera que en la cumbre se enfrenten los países del norte de Europa, liderados por Alemania, que presionan por el ajuste presupuestario, y el bloque encabezado por Francia, junto a Italia y España, que abogan por asumir compromisos financieros comunes para salvar a la eurozona.
La reunión, la primera del bloque desde la última elección griega, apunta entre otros a mejorar la integración bancaria y presupuestaria. Este último ítem incluye un punto clave, un fondo de deuda común.
Ewald Nowotny, miembro del Consejo de Gobernadores del Banco Central Europeo, señaló en una entrevista a un diario austríaco publicada ayer que espera que la cumbre defina la dirección general de las medidas políticas para combatir la crisis de la eurozona. Esas medidas deben ser trabajadas más en detalle tras la reunión, señaló.
“Debemos tener cuidado en no crear expectativas mayores y poco realistas que signifiquen una conclusión conocida de antemano”, advirtió. “Las propuestas incluyen una unión política, fiscal y bancaria. Las tres propuestas son de muy largo alcance”.
Los analistas coincidieron en que es improbable que haya anuncios concretos que tranquilicen a los mercados en el corto plazo.
“Un acuerdo ‘big bang’ que englobe planes detallados es improbable. Sin embargo, la cumbre debería aportar algo de claridad en torno a la hoja de ruta para Europa”, escribió en una nota Björn Eberhardt, analista de Credit Suisse.
“Probablemente necesitemos una crisis antes que se tomen decisiones reales”, señaló Shahid Ikram, jefe de soberanos en Aviva, a Bloomberg. “Me gustaría ver una recapitalización directa de los bancos, mientras España e Italia necesitan tener acceso a financiamiento más económico”.
“Cumbre compra el tiempo”
Alemania, la principal economía del bloque, se debate entre la presión de sus socios y un aislamiento cada vez mayor a nivel externo, por un lado, y una opinión pública y parlamentaria mayoritaria que rechaza mayor “solidaridad fiscal” con el resto de Europa.
“En mi opinión la cumbre compra tiempo y es sólo un paso intermedio, porque no creo que la presión política sea suficientemente fuerte para que haya un acercamiento básico”, señaló Olaf Boehnke, especialista del European Council on Foreign Relations (ECFR), a DF.
Añadió que es posible que llegue el momento en que Merkel le diga al Parlamento que hay que actuar porque la presión de los mercados se hace insostenible, “pero aún no hemos llegado a ese punto”.
“Merkel sabe que de impulsar (los eurobonos) perdería el apoyo en el Parlamento”, afirmó.
“Sin obligaciones comunes europeas al menos limitadas el euro ya no puede ser defendido de forma creíble”, advirtió el escritor económico Nikolaus Pieper en el diario “Sueddeutsche Zeitung”. “En temas del euro los alemanes tienen la elección entre malo y catastrófico. Deberían elegir una solución mala, y muy rápido”.