Los planes de CeTA para acelerar la innovación en alimentos en Chile
El Consorcio Tecnológico de Corfo instalará cuatro plantas piloto para el testeo de alimentos y embalajes. Este año debutó una Temuco, en 2020 abren la planta matriz en Laguna Carén, y sumarán dos en la zona norte y Talca.
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En 2014, con el fin de dar valor agregado a los productos agroalimentarios y cumplir con la meta de duplicar las exportaciones del sector a 2030, surgió, al alero del Programa Transforma de Corfo, el Centro Tecnológico para la Innovación Alimentaria, CeTA. Un consorcio, integrado por las universidades de Chile, Católica, Talca y de La Frontera, además de Fundación Chile y Fraunhofer Chile, enfocado en desarrollar nuevos ingredientes saludables y testear alimentos procesados y empaques en plantas de pilotaje.
Jean Paul Veas, director ejecutivo de CeTA, comenta que una de las principales barreras para realizar Investigación y Desarrollo (I+D) en alimentos en el país es la falta de infraestructura y equipos para hacer los testeos a escala industrial. Las plantas no pueden parar sus operaciones y los maquiladores, que prestan servicios a terceros, piden un mínimo de 1.500 kilos de materia prima, lo que muchas veces no puede ser costeado por startups o pequeñas empresas.
Para suplir esta falencia, el CeTA está implementando, por fases, cuatro plantas de pilotaje, una matriz en Laguna Carén y tres en conjunto con universidades en Temuco, Talca y en la zona norte. En estos espacios, emprendedores, micro y pequeñas empresas (Mipes) podrán probar sus productos a escala industrial, a bajo costo y con mínimos de 30 kilos de materia prima.
Carén y Temuco, los pioneros
En octubre de 2017 se anunció el primer centro piloto ubicado en el Parque Académico Laguna Carén, en la comuna de Pudahuel, en un terreno cedido por la Universidad de Chile por 50 años. Se trata de la planta de pilotaje, prototipaje y embalaje más moderna de Sudamérica, explica Veas, que estará operativa en 2020.
Este año comenzó a operar la Planta Piloto Nodo Sur, un proyecto conjunto con la Universidad de la Frontera (UFRO) en Temuco. Veas explica que con esta infraestructura buscan responder a la demanda de empresas y comunidades de agricultores, para testear y procesar materias primas de La Araucanía, como cereales, frutas, berries, hortalizas y hierbas típicas.
La planta consideró una inversión total de $ 900 millones. La UFRO puso las instalaciones donde operaba su antigua planta de pilotaje, las que remodeló, y CeTA aportó el equipamiento, que se adquirió tras estudiar la demanda potencial de la región. Entre ellos, un secador en vacío por microondas, que permite secar materias primas como frutas, ocupando un 10% del tiempo de los equipos convencionales, sin alterar las propiedades.
“La planta permitirá que micro y pequeñas empresas puedan testear sus productos a precios competitivos, lo que impactará la productividad de la Región de La Araucanía, pues hasta el año pasado no contaban con la infraestructura para testear prototipos a nivel industrial”, señala Veas.
Entre los proyectos novedosos que se están probando en estas instalaciones, está el extracto de cáscaras de rosa mosqueta, que por sus propiedades se está utilizando en los estudios para combatir el alzheimer.
“La meta es cubrir la demanda de los 150 emprendedores que ya están en la base de datos y generar al menos 50 proyectos que comercialicen sus productos, en las góndolas del supermercado o sirviendo de materia prima para otros usos en los próximos dos años”, adelanta Veas.
El ejecutivo señala que el próximo paso es llegar a Talca, en la Región del Maule, una zona clave en agricultura y productos agroalimentarios, donde levantarán una planta de pilotaje en conjunto con la Universidad de Talca.
“Estamos buscando locación y ya tenemos algunos ofrecimientos. En 2020 deberíamos estar materializando la inversión de este centro, que estimamos en unos $ 500 millones”, dice el director ejecutivo de CeTA.
La idea es que en un plazo de diez años, una vez que se terminen los fondos basales de Corfo en 2025, el CeTA cuente con al menos cuatro plantas y cree una Red Nacional de Pilotaje, que agrupe a los centros que operan en Chile, la mayoría de universidades, de manera de trabajar en red y no duplicar equipamiento y tecnología para pilotaje y prototipado.