La automatización y la robótica llegaron para quedarse, y paulatinamente las legislaciones de diversos países han integrado normas para aprender a convivir con las nuevas tecnologías en la vida cotidiana.

Dicha experiencia fue recogida por la Biblioteca del Congreso Nacional (BCN) en el estudio “Políticas públicas para la robótica y la inteligencia artificial”, documento en el cual se analizó la experiencia en regulación laboral, legal y práctica de Estados Unidos, Japón, Alemania y la Unión Europea sobre el tema.
Un desafío constante
El análisis parte con un diagnóstico claro: las naciones que han destinado grandes recursos a la investigación y desarrollo de la robótica y la inteligencia artificial han experimentado también algunas externalidades negativas producto de ellas, ejemplificando “la cesantía, derivada de su eficacia para desarrollar tareas rutinarias, fácilmente descompuestas en una sucesión de operaciones unitarias y, por otra parte, la introducción de inteligencia artificial que -asumiendo tareas más complejas, como la toma de decisiones en sistemas dinámicos- pueden (aún por accidente) modificar variables importantes para el bienestar humano”, dice el texto.
El análisis concluyó que los países más avanzados en el desarrollo de tecnología robótica, como Alemania y Japón, son pioneros en el desarrollo de políticas públicas dirigidas a proteger el derecho al trabajo, el bienestar y la seguridad de los seres humanos.
En el caso de Alemania, el documento destaca su liderazgo en el tema, señalando que posee la tercera más alta densidad de robots en el mundo, con 292 por cada 10.000 trabajadores.
Con respecto a la regulación que han implementado, el texto ejemplifica que la legislación germana -a nivel federal- incluye normas “éticas” en torno a la inteligencia artificial, las que si bien fomentan la incorporación de nuevas tecnologías, ponen énfasis en que habrá accidentes derivados del mal funcionamiento de robots y que “se necesitan reglas para enfrentar dichas situaciones”, por lo cual la seguridad de los trabajadores es un eje de importancia para dicha nación.
Pese a eso, el documento recalca en que no hay una sola mirada en torno al tema, ya que la visión de la Unión Europea no está alineada con la que ha manifestado Alemania.
“Algunos observadores de la industria han predicho que los robots reemplazarán millones de puestos de trabajo, provocando reacciones tales como la propuesta de impuestos a los robots y un salario básico universal”, dice el texto, agregando que la UE ha optado por proponer la idea de cobrar impuestos a los robots considerándolos “personas electrónicas”.
Con respecto a la experiencia en Estados Unidos, el análisis de la BCN mostró que, dada su conformación multiestatal, es un territorio que aún se encuentra en una fase de organización, definición de responsabilidades y coberturas.
El análisis destacó un discurso en torno al tema del expresidente de EEUU, Barack Obama, quien señaló que “la nueva ola de dislocación de la economía no vendrá del otro lado del mar, vendrá del avance sin tregua de la automatización, que transforma buenos trabajos de la clase en actividades obsolescentes”.
Pese a eso, el texto agrega que en su momento se criticó al ex mandatario por no proponer la creación de alguna entidad para regular la industria, sino que únicamente realizó un llamado para la creación de un nuevo compacto social que garantizara a los jóvenes una educación que les permitiera enfrentar la inminente disrupción.
Si bien Japón se ha preocupado de proteger la seguridad de los trabajadores que se relacionan con máquinas, el texto precisa que las regulaciones han estado más enfocadas en realizar un nuevo sistema legal y caracterización del entorno apropiado.
Lo anterior, con el objetivo de “hacer un uso efectivo de los robots”, ejemplificando su normativa en áreas como las leyes de tráfico terrestres, leyes de mantenimiento de infraestructura, entre otros.