Por C. Bastías y b. gutiérrez
Cada día se complica más la elección del nuevo consejero del Banco Central. Y es que si bien la oposición reconoció este martes, que pediría al gobierno retirar del Congreso el nombre del economista del Fondo Monetario Internacional (FMI), Pablo García, como candidato para suceder a Manuel Marfán (PS), ayer el gobierno reafirmó que no revertirá su decisión.
El origen de la polémica estaría, según han señalado los parlamentarios de la Nueva Mayoría, en que no se buscó un consenso o una negociación previa para elegir al candidato a consejero. Y es que si bien el gobierno a través del ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, habría solicitado una lista de economistas afines al Partido Socialista (PS) representado por el senador Camilo Escalona -dado que el consejero saliente, Manuel Marfán es militante de ese partido- esta finalmente no se consideró y La Moneda optó por Pablo García, sin consultar con el PS ni la Nueva Mayoría, señalando que el economista del FMI pertenece al mundo de la centro-izquierda.
Para quienes han estado involucrados alguna vez en este proceso, la negociación política de los nombres que se han barajado para llegar al Consejo del Banco Central siempre ha estado presente. De hecho, se señala que desde el retorno a la democracia, se instaló que el procedimiento sería consensuar este tipo de nombramiento. Senadores como Andres Zaldivar (DC) y Jovino Novoa (UDI) son mencionados como articuladores de acuerdos tanto en los casos más complejos como en aquellos que se resolvieron más rapidamente.
El caso de Massad
No obstante, en 1996 surgieron algunas acusaciones que se asemejan a lo ocurrido por estos días.
En el marco de la designación por parte del gobierno de Eduardo Frei (DC) de Carlos Massad (también DC) como consejero del Banco, fue el entonces senador Sebastián Piñera quien argumentaba su rechazo a la propuesta oficialista debido a una decisión “sin diálogo”.
“De manera inconsulta y sin respetar el espíritu de pluralismo que había sido consagrado y que consta en los documentos del Senado, se designó a una persona que no cumplía, en nuestro criterio, con los acuerdos establecidos (...) hubo el compromiso de que la designación iba a ser conversada, dialogada, con todos los sectores del Senado y que se iba a buscar una designación consensuada”.
Sin embargo, agregó Piñera -según consta en el acta de la época- que “hubo el compromiso que la designación iba a ser conversada, dialogada, con todos los sectores del Senado y que se iba a buscar una designación consensuada (...) lamentablemente, no hubo diálogo ni hubo designación consensuada”.
En esa oportunidad, se destacaba sobre Massad lo mismo que hoy se argumenta en favor de García: “Sí hay acuerdo respecto de tres criterios fundamentales (del candidato), excelencia de la persona en lo humano, profesional y académico, compromiso con la autonomía y pluralismo”, aseveró Piñera en 1996.
Pablo García en el centro del debate
Pese a la polémica, la Nueva Mayoría ha dejado en claro que no es un problema respecto a la idoneidad del profesional. Manuel Marfán, por ejemplo, señaló al momento de su despedida del Banco Central que “es un tremendo economista y a mí me ha tocado conocerlo mucho. El fue ayudante de curso de cuando yo era profesor en la Católica, yo fui profesor guía de su tesis, yo lo llevé a Cieplan es un tremendo economista. Ahora si lo nombran acá, el único problema que yo veo es que se quedaría 10 años sin posibilidad de eventualmente llegar a ser ministro de Hacienda, porque esa es la estatura profesional que él tiene”.
No obstante, el camino dista mucho de despejarse. La Nueva Mayoría está alineada y anticipa un rechazo al economista durante la votación que requiere mayoría simple para ser ratificado por la Cámara Alta. En tanto, tampoco se conoce de alternativas de nombres que baraje el gobierno y que podría allanar un acuerdo con la oposición.