Se considera un independiente de centro, ya que tras encabezar la Democracia Cristiana (DC) entre 2018 y 2021 terminó renunciando en diciembre de 2022. Poco después, Fuad Chahin se sumó al proyecto de los senadores Ximena Rincón y Matías Walker que también dejaron la colectividad para crear el partido Demócratas, al que también renunció el exdiputado en noviembre de 2024.
Sin embargo, Chahin aún cree en el centro político, lo defiende y culpa a los partidos que han querido representarlo de no haber cumplido su cometido por distintas situaciones.
Respecto a la DC y a menos de una semana de la Junta Nacional en que el partido definirá su postura presidencial, en esta conversación con Diario Financiero, señala que la pérdida de apoyo que ha sufrido el partido tiene dos hitos: haber integrado el gobierno de la Nueva Mayoría, encabezado por la expresidenta Michelle Bachelet; y, en segundo lugar, haber optado por el “Apruebo” en el primer proceso constitucional, lo que, a su juicio, le costó aún más caro que integrar el segundo gobierno de Bachelet. “Eso fue lo que hizo que su electorado lo abandonara completamente. Y creo que ya no le queda línea de crédito a la DC para un tercer hito”.
Además, el abogado analiza la carrera presidencial, con el desafío de los candidatos que la van liderando.
-A propósito de la Junta Nacional del sábado, ¿cuál debería ser la definición de la DC entre el camino propio o Jeannette Jara?
-Cualquier escenario para la Democracia Cristiana es catastrófico. Porque a estas alturas, producto de la inacción y de la improvisación, la Democracia Cristiana está a punto de cosechar lo que ha sembrado.
-¿Cómo así?
-Cuando tú siembras indecisión, cuando no tienes claro cuál es el objetivo y cuál es la estrategia. En definitiva, lo que cosechas es un mal resultado y eso es común a todo el centro político, no sólo a la Democracia Cristiana. No es que desapareció el centro, sino que se autodestruyó, el centro político se suicidó, y el centro político tiene una enorme responsabilidad en el escenario de polarización al que va el país, por su incapacidad de entenderse, ponerse de acuerdo, aglutinarse, de ofrecer algo. Las rencillas personales, las divisiones, las desconfianzas, han hecho que crezcan aquellos proyectos más extremos, los que hoy día generan más adhesión ciudadana. Eso no es una responsabilidad sólo de la DC, sino de todos aquellos que han pretendido representar al centro.
-¿Por qué es tan catastrófico para la DC apoyar a Jara si en la Nueva Mayoría trabajó codo a codo con el Partido Comunista?
-Mire, uno tiene que aprender de los errores y no repetirlos. Y, claramente, un punto de inflexión en el posicionamiento político de la Democracia Cristiana y en la pérdida de apoyo político fue haber integrado el gobierno de la Nueva Mayoría. Eso se vio como un desperfilamiento político y le costó muy caro. Y el segundo punto de inflexión que le costó aún más caro fue haber optado por el “Apruebo” en el primer plebiscito constitucional. Eso fue lo que hizo que su electorado lo abandonara completamente. Y creo que ya no le queda línea de crédito a la DC para un tercer hito.
-Pero la DC viene decayendo desde antes de su participación en la Nueva Mayoría.
-De acuerdo, pero seguía siendo un partido relevante. El año 2009, la Democracia Cristiana eligió 22 diputados de 120. Es distinto tener una disminución electoral producto de un desgaste natural con el tiempo, porque fueron surgiendo nuevos partidos, pero ahora la DC prácticamente está al borde de la desaparición, ya que es muy distinto ser un partido con 22 diputados de 120 a uno de cuatro diputados de 155.
“Es falso que Matthei sea una candidata de centro, ella siempre ha sido una mujer de derecha y su candidatura es de derecha”
-¿Si apoyar a Jara es tan catastrófico para la DC, debería respaldar a Evelyn Matthei?
-No. Porque también es falso que Matthei sea una candidata de centro, ella siempre ha sido una mujer de derecha y su candidatura es de derecha, eso es lo que representa, no la misma derecha de Kast, pero una derecha; y la DC tampoco es un partido de derecha. Por lo tanto, lo que debió haber hecho desde un primer instante fue construir un liderazgo de centro y tratar de converger en una lista parlamentaria con Demócratas, Amarillos y los radicales; o formar una masa crítica de centro, con carácter, con personalidad, reivindicar ese espacio no como satélites de Jara ni de una coalición de derecha; y con un liderazgo presidencial.
-Eso es volver a juntar a la DC, porque Amarillos y Demócratas vienen de ahí.
-No sólo eso, ahí hay otros mundos que han ido convergiendo. Pero, a mi juicio, lo que va a ocurrir es que Demócratas va a ser absorbido por Chile Vamos, como lo fue el PRI, Chile Primero; Amarillos quedó sólo en la lista parlamentaria, por lo cual probablemente desaparezca y la Democracia Cristiana va a terminar siendo absorbida por la izquierda, probablemente por el PPD. Por lo que va a terminar con una irrelevancia total y absoluta del punto de vista político-electoral.
-Entonces, ¿cuál es la alternativa?
-Creo que la única alternativa que tenían estos partidos era tratar de reconstruir un centro político que vaya más allá de las fronteras de lo que fue, en su momento, la Concertación. Hoy día, la única posibilidad de salvar algo de dignidad y representación política es levantar una candidatura política propia, aunque sea para sacar el 10% o 12% de los votos, pero que en definitiva realmente pueda ocupar un espacio de centro y darle cierto paragua político, no sólo electoral, a una lista parlamentaria.
-Esos cálculos hacen los que apoyan la candidatura de Jara en la DC, que con ella pueden salvar la representación en el Congreso, ¿qué le parece?
-A los que creen que simplemente con la ingeniería electoral van a poder salvar la existencia del partido se equivocan, porque los candidatos que vayan en una lista única con el Frente Amplio y el Partido Comunista, van a ser satélites y el FA y el PC van a tener la hegemonía; y eso va a ser un desastre, tanto en la elección parlamentaria como en la identidad política del partido. Esta es una situación muy difícil, que evidentemente pasa por renunciar a ser gobierno ya definitivamente y preocuparse de empezar a reestructurar un espacio político en que la Democracia Cristiana se sienta cómoda. Eso significa apostar a ser una minoría política relevante con candidato presidencial y lista parlamentaria, pero no tienen coraje en la DC para hacerlo.
-¿Cuándo habla de candidato presidencial está pensando sólo en Eduardo Frei o en alguien más?
-Obviamente a esta altura es difícil. Algunos creyeron que era el mejor de los candidatos, pero hoy día tendrán que buscar alguna alternativa. No soy militante de la DC, le tengo mucho respeto a la militancia y la democracia interna, a su historia. Me siento identificado todavía con su pensamiento político, pero no es mi problema buscar una carta presidencial que pueda servirle de paraguas. Ese es un problema de la actual conducción del partido, pero me parece que esa es la única forma de salvar jurídica y políticamente a la Democracia Cristiana y salvar lo que representa su historia.
“Algunos pretenden tratar de representar el centro, aliándose con un proyecto político distinto, vistiéndose con ropa ajena”
-Muchos analistas dicen que el centro político al que usted apela.
-Es que nadie va a votar ni va a sentirse representado por algo que no existe, desde el punto de vista del liderazgo y el espacio; porque nadie lo representa genuinamente.
-¿Cómo definiría usted el centro político?
-Como aquellos que estuvieron en estas tres posiciones: a favor del plebiscito de entrada del proceso constituyente; por el rechazo en el proyecto de la nueva Constitución y en contra del proyecto de los republicanos. Ahí está el sentido común. Un sentido común que no quiere un proyecto refundacional de izquierda, pero que tampoco quiere un retroceso autoritario y conservador de derecha y que, en definitiva, quiere cambios, pero cambios con gobernabilidad, seguridad, progreso, con prosperidad. Pero hoy día nadie representa eso naturalmente, nadie tiene el liderazgo de hacerlo. Algunos pretenden tratar de representar el centro, aliándose con un proyecto político distinto, vistiéndose con ropa ajena, naturalmente que eso no tiene representatividad política, por lo que efectivamente hay una enorme cantidad de personas que se sienten huérfanas.
-Insisto en que algunos expertos ven a Matthei más cerca del centro, ¿qué opina?
-Esa es una candidatura que renunció a representar o a correrse al centro, cuando explícitamente justificó violaciones a los derechos humanos en dictadura. Eso, naturalmente, marcó un antes y un después en la posibilidad de crecer hacia el centro. Entonces, hoy día estamos en una orfandad de representación política, quienes votamos -como digo- a favor de una nueva Constitución, pero en contra del proyecto convencional de la izquierda y del retroceso conservador y autoritario de los republicanos.
-Entonces, ¿llegar a un balotaje con Jara y Kast es el peor de los mundos?
-Esa es una consecuencia del fracaso del centro político, al no ofrecer una alternativa real. No se le puede echar la culpa a la gente de que no vote por el centro. Y es un fracaso porque han primado las rencillas, las animosidades personales, la desconfianza, el chaqueteo. Lamentablemente, los liderazgos que dicen representar el centro hablan mucho el diálogo, pero son incapaces de dialogar y ponerse de acuerdo ellos mismos para presentar un proyecto político consistente en el país, ese es el principal pecado del centro político. Quién va a creer que van a ser capaces de armar acuerdos, diálogo, consenso, los que son incapaces de ponerse de acuerdo para ofrecerle una alternativa seria al país. Por eso es que tienen una gran responsabilidad, no le podemos echar la culpa a sus electores. Jara y Kast están buecando apoyo en un electorado de nicho y lo han hecho bien.
“Me resisto a que, en primera vuelta, haya que votar por el mal menor, me siento igual de solo que en la Convención”
-¿Cuando habla de responsabilidad, me imagino que se refiere también de Demócratas y Amarillos?
-¡Por supuesto, sin ninguna duda! Y qué decir de algunos otros partidos que todo el día reclaman de que se sienten incómodos con el Partido Comunista, con el Frente Amplio, como el PPD, los radicales, pero terminan haciendo exactamente lo que le dictan los comunistas y el Frente Amplio.
-A su juicio, entonces, ¿qué tan malo puede ser un gobierno del Partido Comunista?
-Yo creo que el gran problema de Jeannette Jara, de ganar, es que tiene que ser capaz de darle confianza al país. Esa es la tarea que tiene por delante. En términos personales ella tiene muchas cualidades, el tema es que tiene que ser capaz -más allá de la cuña de que su gobierno no va a ser un continuador de este- de demostrar que va a tener el liderazgo para darle confianza a la ciudadanía y al sector privado, de que se va a tomar en serio el tema de la seguridad y el del crecimiento.
-¿Y en el caso de Kast?
-Tiene la ventaja, creo yo, de que ya tiene varias elecciones presidenciales en el cuerpo, por lo tanto, sabe cuándo quedarse callado, por lo que creo que va a cometer menos errores no forzados. Sin embargo, evidentemente lo que representa José Antonio Kast es una lógica del enemigo interno. Su estrategia es tratar de crecer en base a exacerbar la sensación de temor. Esta lógica permanente del enemigo interno, que es lo que está en su matriz política, nos va a llevar a una situación de confrontación, de tensión y podría generar ingobernabilidad.
-Después de su discurso respecto del centro político, ante la disyuntiva de Jara y Kast, pareciera que Matthei es la llamada al “salvar” al país de los extremos, ¿o no?
-Me resisto a que, en primera vuelta, haya que votar por el mal menor, me siento igual de solo que en la Convención. Así es que me siento completamente huérfano, por lo que espero que en esta primera vuelta aparezca un candidato que realmente me represente, a lo mejor no completamente, pero que me represente y votar por convicción y no por descarte. En la segunda vuelta es otra cosa, ahí uno tiene que tiene que votar con un sentido más práctico. En la segunda vuelta uno muchas veces tiene que comulgar con ruedas de carreta, por un bien superior.
-Si pasaran a segunda vuelta Janet Jara y Evelyn Matthei, ¿por quién votaría?
-Esperemos… eso es política ficción. Hay que ver como evolucionan las cosas. Para la segunda vuelta voy a tomar una posición naturalmente. Pero creo que hoy día no es momento de hacerlo.