Por Constanza Morales H.
A tan sólo cuatro días de que se cumpla el plazo límite para evitar el llamado abismo fiscal —una serie de alzas en los impuestos y recortes en el gasto que entrarán a regir el próximo martes—, la opción de lograr un “gran acuerdo” se ve cada vez más lejana.
La semana pasada las conversaciones entre la Casa Blanca y el Congreso colapsaron, luego de que John Boehner, vocero republicano de la Cámara de Representantes, decidiera presentar un Plan B, que consistía en elevar la carga tributaria a los ciudadanos que ganan más de US$ 1 millón al año. El jueves 20, Boehner decidió retirar la iniciativa, porque no contaba con los votos suficientes de sus partidarios para aprobarlo. Ese mismo día los legisladores iniciaron su receso por las fiestas fin de año.
Ayer, el mandatario volvió desde Hawai —donde pasaba las vacaciones navideñas con su familia— a Washington DC para retomar las negociaciones, pero es poco probable que se logre un avance significativo, ya que el Senado volvió a sesionar ayer en la noche para debatir otros temas que no se relacionan con el presupuesto y los miembros de la Cámara continuarán en receso hasta el domingo, día en que se reunirán para analizar los pasos a seguir, según informó ayer a través de Twitter el líder de la mayoría republicana, Eric Cantor.
Por su parte, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid, admitió ayer que el país “parece” estar dirigiéndose al abismo. “No sé en términos de tiempo cómo podría alcanzarse ahora” un pacto, afirmó.
Reid culpó a Boehner de sacrificar un acuerdo con tal de asegurar su cargo en la Cámara. “John Boehner parece estar más preocupado en mantener su rol como vocero que en mantener a la nación en una posición financiera firme”, aseguró.
Tres salidas
alternativas a la crisis
De todos modos, si no hay un acuerdo antes de la fecha límite del 31 de diciembre, los expertos concuerdan en que las autoridades tienen formas de evitar un colapso y seguir arrastrando la discusión sin alcanzar una salida definitiva.
Existen tres posibles escenarios respecto de cómo podría terminar la discusión sobre el abismo fiscal. El primero es que no se llegue a una solución y el país caiga al precipicio. Pero el desplome podría ser temporal, ya que durante la primera semana de enero el Congreso podría conseguir un rápido acuerdo.
Resolver esto en enero sería más factible que hoy, ya que una vez que suban los impuestos en general, el gobierno podría simplemente recortar los tributos a los contribuyentes de menores ingresos y mantenerlos para los de mayores ingresos.
La segunda alternativa es que en las próximas 96 horas se alcance un acuerdo parcial. El Capitolio podría aprobar un plan que postergaría la mayor parte de las alzas o un proyecto que extienda algunas exenciones fiscales que expiran. Si bien esta opción evitaría que la nación se precipite al abismo, sólo serviría como solución transitoria.
Una tercera vía es que un acuerdo definitivo sobre la reducción del déficit sea postergado hasta febrero, mes en el que el Departamento del Tesoro estima que podría llegar al límite del endeudamiento.
El riesgo es que aplazar una resolución del tema aumente la incertidumbre de los inversionistas y ahogue la moderada recuperación que ha registrado la economía.