Un Tribunal británico falló hoy en favor de un grupo de ciudadanos que denunció el propósito de su Gobierno de activar el artículo 50 del Tratado de Lisboa, para iniciar las negociaciones de salida de la UE, sin respaldo legislativo.
Según los jueces de la High Court (juzgado de primera instancia) que han analizado el caso, la primera ministra Theresa May no puede arrogarse la "prerrogativa real", que deja sin voto al Parlamento, para iniciar el proceso del Brexit (salida de la UE) en marzo de 2017.
Esta sentencia, que puede ser recurrida por el Gobierno, podría tener dos consecuencias en el proceso. La primera, y más dramática, sería que una mayoría de diputados votara en contra de iniciar el Brexit.
Esto parece casi imposible, aunque casi dos tercios de los parlamentarios hicieron campaña en favor de la UE, ya que muchos de ellos quieren "respetar" lo decidido por los británicos en el referéndum del pasado 23 de junio en que un 52% apoyó el Brexit.
La libra repunta
La confirmación del papel clave del Parlamento británico en la aprobación del Brexit otorga un empujón adicional a la libra, tanto frente al euro como frente al dólar.
La cotización de la libra se sitúa ya un 5% por encima de los mínimos de más de tres décadas frente al dólar que registró hace menos de un mes, el pasado 7 de octubre, en pleno minicrash. Desde esa fecha también roza el 5% de remontada en su cruce frente al euro.
La libra pasa a cotizar con subidas del 1% frente al dólar. Con este empujón supera el nivel de los US$ 1,24, un 5% por encima de los mínimos registrados al inicio del pasado mes, cuando se desinfló hasta los 1,18 dólares, sus niveles más bajos en 31 años.
Pero las subidas de la libra no se limitan a su cruce con el dólar. También se revaloriza cerca de un punto porcentual frente al euro. Con este avance, la moneda comunitaria vuelve a situarse por debajo del nivel de los 90 peniques. El pasado 7 de octubre tocó máximos en 93,6 peniques.
Posible retraso
La segunda consecuencia es que el proceso del Brexit se puede retrasar, ya que la votación para activar el artículo 50 deberá ser precedida de un debate sobre sus implicaciones y consencuencias.
En esta discusión, además, los parlamentarios podrían presionar a Downing Street para que negocie un "Brexit blando", que permita a Reino Unido seguir teniendo acceso al mercado único y aceptando la llegada de trabajadores europeos.
Este posible retraso y las menosres opciones de un "Brexit duro" explican la fuerte subida que experimenta la libra frente al euro y el dólar tras conocerse la sentencia.
Si el gobienro opta por apelar, además, el Tribunal Supremo empezaría a analizar el recurso en diciembre y la sentencia podría conocerse bien entrado 2017.
La demanda fue presentada pocos días después del 23 de junio por Gina Miller, una ejecutiva de la City, y otros seis demandantes que cuestionan la autoridad del Gobierno en este caso.
La decisión era un tema clave para la justicia británica y ha sido descrito como uno de los contenciosos constitucionales más relevantes en Reino Unido en las últimas décadas. No solo puede afectar al futuro del Brexit, sino también a la forma en que la justicia funciona en Reino Unido.
Prerrogativa real
El Gobierno invoca en su defensa la llamada "prerrogativa real", de origen medieval y que concede poderes al Ejecutivo bajo el amparo de la Corona.
La existencia de este mecanismo permite que muchos asuntos no pasen por el Parlamento y los lleve en solitario el Ejecutivo.
Gina Miller también asegura que el referéndum no era vinculante, sino solo consultivo, y que esto exige una ratificación por parte del Parlamento.
El Gobierno, por el contrario, considera que el mandato para utilizar la prerrogativa real ya lo dio el referéndum, donde el Brexit ganó con el apoyo del 51,9% de los votos, frente al 48,1% que votó a favor de seguir en Europa.
Mientras este asunto se decide en los tribunales, el Gobierno sigue recibiendo presión por la situación de las finanzas británicas.
La agencia de calificación Moody's dijo ayer que si el Gobierno británico no asegura el acceso al mercado único tras el Brexit se verá obligada a rebajar la calificación que da a Reino Unido y que mide la solvencia de su economía.