El Congreso de Brasil aprobó un decreto que ofrece la renovación anticipada de los contratos de licencia eléctrica a cambio de una reducción de los precios de la energía, en otro intento oficial que apunta a impulsar una economía que está estancada.
El gobierno de Dilma Rousseff ofrecerá hasta 30.000 millones de reales (US$ 14.400 millones) en compensación a las empresas que han acordado renovar los contratos que expiran en 2015-2017 bajo tarifas menores.
El gobierno quiere reducir los costos energéticos en 20% en promedio en 2013, como parte de su plan para reducir los costos de producción de las industrias brasileñas, y con ello aumentar la competitividad del país, y para combatir la inflación. El Índice de Precios al Consumidor IPCA-15 sufrió su mayor alza en 19 meses, informó ayer la agencia nacional de estadísticas (IBGE).
“Esta es una de las medidas más importantes en el gobierno de Dilma, sin duda”, dijo Eduardo Braga, el líder de la coalición de gobierno en el Senado. “Beneficia a todos los consumidores y es parte de una estrategia para estimular la economía brasileña”, señaló.
La acción de Centrais Eletricas Brasileiras (Eletrobras), la mayor firma energética de Brasil y bajo control estatal, ha perdido 48% desde el 10 de septiembre, el día previo a que Rousseff dijera que deseaba reducir los costos energéticos en al menos 28% para ayudar al sector industrial.
La Companhia Energetica de Minas Gerais (Cemig) optó por no renovar las concesiones para operar tres diques hidroeléctricos porque la firma esperaba obtener la garantía de una renovación automática bajo las normas antiguas, afirmó el CEO Djalma Morais a fines de noviembre.
La Companhia Energetica de Sao Paulo (Cesp), el segundo mayor generador eléctrico de Brasil, ha recuperado un 6% este mes tras decir que no renovará contratos por 70% de sus ingresos bajo las nuevas normas propuestas.
Como parte del decreto, el Congreso autorizó a los grandes consumidores, como las empresas industriales, revender energía en caso de tener superávit. También redujo de 0,5% a 0,4% una tarifa a las empresas de servicios públicos por supervisión de servicio y operaciones.
Inflación disparada
La medida de Rousseff también apunta a contener una inflación que se encuentra disparada. Los precios medidos por el índice IPCA-15 subieron 0,69% en el mes hasta mediados de diciembre, frente al período previo. La cifra superó las estimaciones de los analistas consultados pro Bloomberg, que esperaban un alza de 0,64%. Respecto del mismo período del año anterior, la inflación se aceleró a 5,78%, superando el objetivo del banco central.
El alza de los precios es aún más preocupante en un contexto de evidente estancamiento de la economía. Los economistas consultados por el banco central brasileño bajaron su estimación de crecimiento para este año por quinta semana consecutiva a 1%, desde 1,03% la semana pasada.
La administración de Rousseff ha bajado los impuestos, impulsado el gasto y liberalizado el crédito para impulsar a la economía. El banco central, en tanto, se ha comprometido a mantener los costos de los préstamos en un mínimo récord por un período “prolongado”, luego de aplicar los recortes de tasas de interés más agresivos del G20 desde 2011.
Pese a que las estimaciones de precios están subiendo, el presidente del banco, Alexandre Tombini, insiste en que la inflación disminuirá a la meta de 4,5% en una forma “no lineal” el próximo año. La inflación ha estado por encima de la meta desde 2010.
“La así llamada convergencia no-lineal hacia la meta no está ocurriendo, está mostrando una divergencia”, advirtió a Bloomberg el economista jefe de Banco Espirito Santo, Jankiel Santos. “Pese a que el banco central ha dicho que no subirá las tasas el próximo año para garantizar la recuperación de la economía, bajo un régimen inflacionario se verá obligado a responder”, acotó.