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Japón empieza a abrir la puerta a la inmigración

Tiene uno de los menores porcentajes de residentes extranjeros del mundo y carece de una política para inmigrantes. Pero la crisis lo está obligando a cambiar.

Por: | Publicado: Jueves 10 de marzo de 2016 a las 04:00 hrs.
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La inmigración ha sido siempre un tema sensible en Japón debido a la arraigada resistencia de la opinón pública. Pero ahora la urgencia política de replantear el tema se ha vuelto aún más apremiante con las elecciones acercándose. Con la última ronda de comicios en la cámara alta programada para julio, se espera que el primer ministro Shinzo Abe mantenga la línea convencional contraria a la inmigración a gran escala. Sin embargo, las presiones demográficas de una población que envejece y bajas tasas de natalidad son demasiado fuertes como para ignorarlas. Pese a la dura retórica, hay señales de que el gobierno está tomando medidas para aumentar las cuotas de inmigrantes para incrementar la menguada fuerza laboral del país.

Zonas especiales

Japón no cuenta con una política de inmigración, lo que lo ubica como una rara excepción en el mundo desarrollado. Las visas de trabajo para extranjeros no profesionales están limitadas a los “programas de entrenamiento técnico” que permiten a foráneos trabajar hasta tres años como aprendices en áreas de aguda escasez de mano de obra, como la agricultura y la construcción. Se estima que a fines de 2014 ascendían a 170 mil. Otro modelo de inmigración alienta a enfermeras geriatras de Indonesia, Filipinas y Vietnam a firmar contratos por un máximo de cuatro años.

La última respuesta de Japón para la creciente necesidad de trabajadores es la creación de las “Zonas Especiales Estratégicas Nacionales”. Creado en 2013, el modelo designa ciertas municipalidades como refugios empresariales desregulados. La iniciativa es parte de un programa de reformas estructurales más amplio y busca convertir estas zonas en un semillero de dinamismo económico y desregulación. Entre los objetivos del Consejo Nacional de Zonas Especiales Estratégicas está aumentar las cuotas de inmigración y acelerar los procedimientos. El concepto de las zonas especiales no es nuevo, pero el actual experimento va más allá de las versiones anteriores al permitir que la inmigración juegue un papel mayor en la revitalización económica de las regiones. Actualmente existen nueve de estas zonas en el país, incluyendo la capital, Tokio, y Osaka.

El desarrollo más notable a partir de estas regiones es el hecho de que la ley de Zonas Especiales Estratégicas Nacionales está proporcionando un marco para simplificar las reglas para los trabajadores públicos inmigrantes. Una enmienda de julio de 2015 de esta ley introdujo requisitos menos exigentes para las visas de emprendedores para promover acuerdos de inversión, permitió a los gobiernos locales importar trabajadores extranjeros para aumenar la participación de las mujeres en la fuerza laboral y aumentó la contratación de médicos no locales. Nuevas enmiendas agregarán más zonas especiales y abrirán la puerta a más trabajadores foráneos.

Impulso del turismo

El argumento en favor de que Japón se abra a la inmigración es fuerte como un asunto de supervivencia económica. Según el Instituto Nacional de Investigación Poblacional y de Seguridad Social, en el escenario base, la población caerá bajo la marca de los 100 millones para llegar a 99,1 millones en 2048, desde los 128,1 millones de 2010. Las personas de más de 65 años como porcentaje del total crecerá de 23% en 2010 a 33,4% para 2035. La demanda por trabajadores en el área de la atención al adulto mayor aumentará a 2,4 millones en 2025, desde 1,6 millones disponibles actualmente. La nación nipona tiene uno de los menores porcentajes de población extranjera a nivel mundial. Los residentes extranjeros ascendían a 2,1 millones, o cerca de 1,7% del total, a fines de 2014. En Corea del Sur, una sociedad étnicamente homogénea similar a la japonesa, representan 3,1%.

El sentimiento público en contra de la inmigración también está bajo presión debido a la creciente entrada de turistas y su mayor influencia económica. Según la Organización Nacional de Turismo, los ingresos de extranjeros en 2015 aumentaron 47,1% a un récord de 19,7 millones. Esto fue liderado por un salto de 107,5% en los visitantes chinos, a 5 millones. El gasto de los turistas aumentó 71,5% a récord de US$ 304 mil millones, una cifra cercana al valor de las exportaciones totales de repuestos de autos, y de ella, los chinos aportaron 40,8%. Los omnipresentes turistas extranjeros y su voraz poder adquisitivo son un gran estímulo para una economía prácticamente estancada.

Cambio de tendencia

La tendencia se está acelerando. El Quinto Plan de Control de la Inmigración del Ministerio de Justicia anunciado en septiembre, propuso un debate nacional en respuesta a los desafíos que plantean las bajas tasas de natalidad y el envejecimiento de la población, con el objetivo de diversificar el foco de la aceptación de inmigrantes desde profesionales capacitados a trabajadores no capacitados. El gobierno ha comenzado a formular una agenda de crecimiento económico en torno al mandato de detener el declive poblacional. En octubre estableció un compromiso para mantener la población por sobre los 100 millones en 50 años aumentando la tasas de natalidad y se creó un nuevo cargo ministerial encargado de garantizar este objetivo.

Las posibilidades de lograrlo son bajas, porque la meta incluye el supuesto poco realista de una tasa de nacimientos promedio de 1,8 niños por mujer, comparado con 1,4 en 2014. En algún momento, la inmigración tendrá que cubrir la diferencia y el gobierno tendrá que diseñar una estrategia seria para incrementarla a niveles mucho más altos que los previstos para las zonas especiales, tan sólo para mitigar los efectos adversos de la caída en la población. Las condiciones para un cambio político son las más favorables en años. El auge del turismo continuará gracias a las Olimpiadas de Tokio 2020 y el control del Partido Democrático Liberal es hoy el más firme de cualquier gabinete.

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