Si hace cinco años alguien le hubiera preguntado a un brasileño si conocía a André Esteves, es muy probable que la respuesta hubiese sido no. Antes de convertirse en uno de los emprendedores más admirados y conocidos de Brasil, este banquero era un completo desconocido fuera del negocio financiero.
La carrera de Esteves despegó en 2006, cuando decidió abandonar el banco de inversión UBS para montar su propia entidad. Con la agenda de contactos que creó en el mercado financiero, el banco BTG Pactual construyó en poco tiempo una cartera importante de clientes. La entidad financiera ha participado en más de un centenar de las fusiones más importantes del país, un protagonismo que hizo al diario Financial Times referirse al banco como el “Goldman Sachs de los trópicos”.
A principios de 2012, BTG Pactual debutó en bolsa en el mercado de valores de São Paulo, en una de las mayores operaciones del año en Latinoamérica, con la que ingresó US$ 1.960 millones. “Nací para ganar dinero, no para gastarlo”, dice Esteves, quien recientemente adquirió en Chile a la corredora Celfín Capital.
La frase del empresario resume los objetivos de una generación de brasileños que está destacando en el mundo de los negocios. Se trata de emprendedores que aprovechan el crecimiento de la economía para desarrollar sus empresas y, de paso, aumentar sus fortunas personales.
En lo que respecta al patrimonio, nadie está teniendo tanto éxito como Eike Batista. Con una fortuna de
US$ 30.000 millones, es la séptima persona más rica del mundo. Ingeniero de formación, estudió en Alemania antes de regresar a Brasil y poner en marcha su propia empresa de compra y venta de oro en los años ochenta. De forma paralela, empezó a hacer negocios en sectores como minería, petróleo y energía. Actualmente tiene una decena de empresas que pertenecen a su grupo EBX. Una curiosidad: los nombres de todas sus empresas terminan en X para representar “la multiplicación de la riqueza”.
Las subastas del gobierno brasileño en la red de energía eléctrica y el descubrimiento de petróleo en offshore en los últimos años han situado a Batista en el lugar indicado en el momento idóneo. Con unos
US$ 700 millones en ingresos, el grupo EBX tiene un margen de ganancias de 80%.
“Los inversionistas no quieren saber de facturación”, dijo Batista cuando fue cuestionado por la débil evolución de una de sus empresas de petróleo. “Quieren saber de utilidades y yo siempre entrego ganancias”.
Batista también cumple su rol de showman: interactúa en Twitter, donde tiene más de 1 millón de seguidores, ha escrito libros sobre las virtudes del emprendedor y se vende como una persona que ha amasado su fortuna por sus propios méritos, algo difícil en una cultura como la brasileña, para la que emprender es siempre una señal de riesgo y de posible fracaso.
Nuevos consumidores
Una de las pruebas de lo lucrativo que se han convertido los negocios brasileños es el interés de empresas extranjeras en adquirirlos. La operación más reciente se ha dado con la empresa de asistencia médica Amil. Fundada por el médico Edson de Godoy Bueno en los años ‘60, la empresa se convirtió en la más grande del sector en Brasil, con 6 millones de clientes.
A comienzos de octubre, la firma estadounidense United Health Group compró el 90% de Amil por
US$ 4.300 millones. Con el 10% restante en manos de Bueno, el empresario mantiene las riendas de Amil. “La compra nos permitirá mejorar la calidad de los servicios y crecer más”, dijo Bueno. “Queremos aumentar nuestra participación de mercado lo máximo posible”, añadió.
La confianza del empresario está basada en el aumento del poder adquisitivo de los brasileños en los últimos años. Este aumento ha sido uno de los motores de crecimiento de muchas empresas.
El mercado ha disparado el potencial de nuevos consumidores, ya que más de 40 millones de personas abandonaron la pobreza y ahora son parte de la clase media. Además de entrar en el negocio de los planes de salud y cobertura médica, la nueva clase media también busca casa propia.
Para hacerse captar estos clientes, la constructora Rodobens Négocios Imobiliários ha innovado en el modo de edificar y vender casas. Inspirándose en los condominios de los suburbios estadounidenses, la empresa desarrolló un concepto de pequeñas casas construidas a bajo costo, estandarizadas y agrupadas en villas. “Las personas ven que el sueño de tener una casa bonita y cómoda cabe ahora en sus bolsillos”, dice Eduardo Gorayeb, presidente de Rodobens.
El nuevo concepto de inmueble fue una de las principales razones que han permitido al grupo duplicar sus ingresos hasta US$ 600 millones.
Origen humilde
Uno de los puntos que tienen en común muchos de los empresarios que destacan en Brasil son sus orígenes humildes. Los fundadores no han sido herederos de fortunas ni tampoco negocios familiares, como en el caso de Nevaldo Rocha. Él comenzó a ganarse la vida vendiendo tejidos textiles puerta a puerta, hasta que instaló una tienda que se convirtió en la cadena Riachuelo.
La empresa existe desde los años cuarenta, pero fue bajo el control de su hijo Flávio cuando se convirtió en un fenómeno nacional. Actualmente, la empresa cuenta con 145 tiendas y está valorada en US$ 3.400 millones. Su estrategia desde 2004 fue enfocarse en el modelo fast fashion, que asume un control total sobre la cadena de producción, al estilo de la española Zara.
De esta manera, las tiendas disponen siempre de las últimas novedades en el mundo de la moda. “Hicimos que nuestras marcas hablaran con el nuevo consumidor de clase media y se convirtieran en productos deseados”, explica Rocha. Una prueba de que para crecer no basta con que el escenario económico sea favorable. También hay que innovar para aprovecharlo al máximo.