La tecnología debe ser un aliado para optimizar los servicios y entregarlos con confianza. Esto requiere un reenfoque en las prioridades y que cuidadosamente se refleje en los objetivos en agenda y donde prime siempre la ética de los negocios y las personas.
Las situaciones específicas, y por lo tanto los negocios, exigirán un mayor énfasis en algunas áreas más que en otras, pero es de nuevo la transparencia, la ética, la identificación con “lo que está bien”, lo que en la práctica definirá la actuación de los ejecutivos y por lo tanto de las empresas. No olvidemos que detrás de todo hay personas, esto es clave en especial a la hora de usar los medios tecnológicos, pues estos medios nos representan en nuestras comunicaciones y relaciones, pero siempre deben ser coherentes con lo que queremos y debemos tener como conducta personal, evitando que nuestra sociedad se convierta en computadores, tablets y teléfonos sin culpa.
La gestión estratégica de la Tecnología e Información es un elemento clave para abordar el panorama actual y cambiante de los negocios, teniendo siempre presente los grandes desafíos y riesgos que conllevan, y donde la tecnología es no solo un socio del negocio en quien se confía, sino también uno de los grandes riesgos a ser administrado. Esta relación con la tecnología exige un enfoque basado en la ética que guía las decisiones y que definen finalmente el actuar de las empresas.
Hoy la tecnología interconecta todo y esto ocurre generalmente en la “Red”, donde interactuamos enmascarados bajo la tecnología, representando marcas, perfiles, cuentas, usuarios. Pero finalmente y detrás de todo esto lo que verdaderamente importa es: ¿Cuáles son los marcos de actuación y transparencia?, ¿cómo nos comportamos como sociedad y qué debiera ser tolerado y qué no?.