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Stefan Voigt: “No puedes escribir una Constitución que va en contra de lo que se ha hecho en el país en los últimos 100 años”

La Constitución no solo ordena el país políticamente. Las instituciones que en ella se incluyen son determinantes en el crecimiento económico y desarrollo.

Por: Marcela Vélez-Plickert | Publicado: Martes 4 de agosto de 2020 a las 04:00 hrs.
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Una de las premisas más discutidas en el debate constitucional es que la Constitución vigente ha sido clave en el desarrollo económico de Chile. Pero, probar el vínculo entre una reforma constitucional y la tasa de crecimiento y desarrollo de un país no es tarea fácil. En su último libro, Constitutional Economics: A primer, Stefan Voigt, director del Instituto de Derecho y Economía en la U. de Hamburgo, aborda el desafío y resume los avances en esta materia.

-¿De qué manera puede el texto constitucional influir en el desempeño económico de un país?

-“Tenemos evidencia de que diferencias en normas constitucionales pueden causar respuestas económicas distintas. Por ejemplo, temas como gasto público, déficit fiscal. Ese es el aspecto financiero. Pero también encontramos diferencias en la calidad y eficiencia de gobierno, niveles de corrupción; y tasas de crecimiento. Sí, la Constitución es importante no solo para el orden y la legitimidad del sistema político, sino también para la economía”.

En su libro, Voigt divide en cuatro categorías las variables por las cuales se podría comprobar el impacto de la Constitución en la economía. Las variables macroeconómicas incluyen la productividad; entre las fiscales destaca el gasto público y el alcance de los bienes y servicios cubiertos por el Estado; también se identifican factores de gobernanza, como la eficiencia del Gobierno y el nivel de corrupción. Finalmente, Voigt plantea la necesidad de incluir una cuarta categoría que se haga cargo del impacto que puede tener la legitimidad de la Constitución y el Estado, como mayor estabilidad política y una mayor disposición de los ciudadanos a pagar impuestos.

Aunque también hay otras normas o aspecto constitucionales menos obvios, que tienen un impacto directo.

“Si lo que se busca impulsar es el crecimiento, lo primero es asegurar la independencia del Poder Judicial. Observamos, en varios estudios empíricos, que un Poder Judicial independiente puede impulsar el crecimiento económico. El Gobierno puede prometer muchas cosas, pero a veces puede no verse obligado a cumplirlas. Pero si tienes un Poder Judicial independiente, aumentas los controles sobre el gobierno, y éste se torna más creíble. Si un inversionista extranjero sabe que la justicia de un país es realmente independiente, tendrá una mayor inclinación a invertir allí”.

-Imagino que ese efecto también se genera porque un Poder Judicial independiente resulta en menores niveles de corrupción…

-“Sí. Pero para controlar la corrupción apuntaría a un segundo aspecto y es la independencia de los fiscales. La idea es: si tienes un funcionario de gobierno sospechoso de haber cometido un acto de corrupción, y tienes un fiscal que obedece a las órdenes del gobierno, hay una alta posibilidad de que se frene cualquier investigación. Pero si los fiscales son independientes, hay menor posibilidad de que esto pase”.

El sistema es clave

Voigt también apunta al sistema de gobierno y al sistema electoral como factores determinantes del desempeño económico, al menos en lo que respecta tanto sobre el monto del gasto fiscal, como su calidad. Estudios comparados muestran que el gasto fiscal tiende a ser más bajo en sistemas presidenciales, que en los parlamentarios. Pero, también se ha demostrado que la posibilidad de que el Gobierno cumpla con la Constitución es mayor en sistemas parlamentarios”.

-El parlamentarismo necesita de partidos políticos fuertes. ¿Qué influencia tiene el sistema electoral?

-“Mucha. Tienes dos sistemas: proporcional o mayoritario. En el mayoritario tiendes a tener dos partidos. Pero en el proporcional hay más partidos, y una de sus ventajas es que el péndulo tiende a evitar los extremos, porque genera incentivos a formar coaliciones. Al menos uno de los partidos de la coalición del anterior gobierno seguramente deberá participar en la coalición del nuevo gobierno. Y de nuevo, esto aumenta la estabilidad del sistema, y esto aumenta el atractivo para la inversión. Creo que un sistema proporcional, verdaderamente proporcional, es algo positivo”.

-En Latinoamérica, sin embargo, se critica que esto lleva a la atomización de partidos, y que esto dificulta la gobernabilidad entre el Ejecutivo y el Legislativo.

-“Yo veo una solución como en Europa, donde varios países tienen un piso mínimo de 5%, para ingresar al Parlamento. Ahora, no creo recomendable que ese piso sea más alto. Si, por ejemplo, fijas un 8%, tendrás una proporción importante del electorado que se quedará sin representación”.

-¿Podría decirse que más allá de si se establece un modelo capitalista o socialista en la Constitución, lo que importa más para el desempeño económico son otras instituciones?

-“No diría eso. Al final del día, asegurar los derechos de propiedad es clave. Si los derechos a la propiedad no están asegurados de forma estable, la inversión será menor, sería un problema. No sé mucho de Chile, pero sé que la desigualdad fue uno de los factores detrás de las protestas del año pasado. Creo que es importante tratar de crear una especie de red de seguridad, es un componente importante; pero no apuntar a un Estado empresario… Esa es una receta para el fracaso”.

-¿Cuál es su rol de las constituciones en las democracias modernas?

-“Temo que, en lo general, si combino la Constitución con Estado de derecho y democracia, debo reconocer que ha venido en declive en los últimos años. Según el índice de The Economist Intelligence Unit el nivel de democracia nunca ha sido tan débil desde que comenzó la medición. Por otro lado, los estados de emergencia han mostrado respeto a las normas constitucionales, en la mayoría de los casos”.

-Un argumento en contra de una reforma mayor es que los cambios que se necesitan no se resuelven escribiéndolos en la Constitución.

-“Bueno, sí. Si se leen las constituciones como guía de viaje… hay países que aparecen como paraísos. Sabemos, a partir de varios estudios, que si incluyes en la Constitución derechos sociales positivos muy amplios (el derecho a beneficios por desempleo, a salud gratuita, un ingreso mínimo), lo más probable es que poco cambie en realidad. Solo escribirlo en la Constitución no cambiará eso de forma dramática. Hay que entender que redactar una Constitución no es redactar sueños o ideales. Si quieres que tenga un impacto real, debe ser compatible con las costumbres, las normas y las tradiciones que prevalecen en un país. No puedes escribir una Constitución que va completamente en contra de lo que se ha hecho en el país en los últimos 100 años. Con toda seguridad, sería un fracaso”.

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