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Paper de la semana | Bienestar subjetivo mejora gracias a las pensiones no contributivas en la región

Estudio revela que los adultos mayores que trabajan remuneradamente disminuyeron y el consumo aumentó al recibir dichos beneficios en Paraguay, Perú y México.

Por: Montserrat Toledo | Publicado: Lunes 18 de enero de 2021 a las 04:00 hrs.
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Cuando la esperanza de vida va en aumento y se proyecta que para 2050 el número de personas de más de 60 años se duplique, los sistemas previsionales vuelven a estar en el centro. Esto, sobre todo en América Latina, donde en varios países el gasto público en pensiones no contributivas (o sea, en base a transferencias fiscales y no ahorro individual) equivale al menos al 1% del Producto Interno Bruto (PIB), cifra que se espera incremente.

Frente a esto, académicos de la Universidad de California en Berkeley, la Universidad de Maryland y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elaboraron el estudio “Otro ladrillo en la pared: sobre los efectos de las pensiones no contributivas en el bienestar material y subjetivo”, el cual evalúa el impacto de un programa de bienestar social focalizado en adultos mayores de Paraguay.

Analizando el programa Pensiones Alimentarias de dicho país, el cual entrega US$ 92 -un cuarto del sueldo mínimo- a los adultos de 65 años o más en situación de pobreza, el paper identifica varias mejoras.

Las enfermedades reportadas entre los beneficiarios disminuyeron en 6 puntos porcentuales, mientras que el bienestar subjetivo mejoró en 0,48 desviaciones estándar. Además, los hogares aumentaron su nivel de consumo en un 44% y la proporción de adultos mayores que trabajan remuneradamente se redujo en 4 puntos porcentuales.

Los hallazgos en bienestar subjetivo y consumo son consistentes con resultados previos sobre las pensiones no contributivas en Perú y México, dice el documento, que precisa que “el índice de bienestar está compuesto por la escala de depresión (que a su vez disminuyó 7 puntos porcentuales), satisfacción reportada con la calidad de vida, empoderamiento, sentimiento de contribución a los gastos comunes a todos los miembros del hogar y percepción de autoestima”.

Uno de los autores del paper es el académico de la U. de Maryland, Sebastián Galiani, quien explica que “todos los países en la región tienen oportunidad de expansión, pero enfrentan retos presupuestarios importantes, especialmente con la crisis de Covid”.

Ojo con el mediano plazo

Eso sí, el doctor en Economía de la U. de Oxford plantea que aunque en el corto plazo es ideal expandir estos programas, “en el mediano plazo es ideal mudar a sistemas contributivos que reduzcan la vulnerabilidad de los adultos mayores y favorezcan la sostenibilidad fiscal”. A esto agrega que en dicho proceso se recomienda que los programas no contributivos estén bien integrados con los programa contributivos, afirmando que Chile es un buen ejemplo.

Una visión complementaria expone el académico de la FEN de la U. de Chile, José Luis Ruiz, quien dice que “este tipo de políticas son de rápido impacto, pero deben generar los incentivos correctos de manera de mitigar daños colaterales a otras decisiones, junto con la duplicidad de beneficios con otros programas”.

Para el caso de Chile, el también doctor de la U. de Pensilvania indica que avanzar hacia tener sistemas más sólidos, que entreguen coberturas mínimas, es algo hacia lo cual se debe continuar apuntando como país. A su juicio, “se debe avanzar hacia el uso de test de afluencia donde la cobertura es más simple de los que tienen menos y se excluyen rápidamente a los que tienen más, sobre todo que hay mejores registros administrativos de sus ingresos y activos”.

En cuanto al debate previsional en general, lamenta que “la discusión se encuentra muy entrampada a nivel político”, y recalca que “el eje de la discusión debiera ser mejorar las pensiones con una mirada estable de largo plazo, sobre todo si la mayor longevidad de la población es un problema vigente y con mayor fuerza en el futuro”.

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